Una vez más recopilo las metáforas de Enric, para de ellas extraer el jugo, e ir mas allá de la simple lectura para quien lo lea, entienda su significado en toda la expansión de su propiedad.
Siempre he pensado que la mente de un loco es la mente de un cuerdo, debido que solo un loco puede tener la suficiente irracionalidad para narrar un monologo ante el mundo sin importarle el que dirán, sin importarle a donde irán sus palabras, a donde dormirán sus esperanzas, desdicha la suya que no tiene con quien compartir, si no es con alguien de su misma índole. Pero los que nos consideramos cuerdos, cabe la posibilidad de que realmente seamos los que estemos fuera de ese objetivo, e inclusive seamos burla del loco dentro de su contexto lisérgico. Es posible que si nos detenemos a escucharles, esbozan risueñas sonrisas, cargadas de ironía pero sin desprecio, tan solo de burla, porque tal vez, ellos en su mundo, existe una realidad abrumarte, llena de colores vivos, de caballos con alas, de flores que hablan. ¿Y no es justo esto lo que escribimos en los libros infantiles?
Animales que ríen, hablan y vuelan, unicornios, dragones, príncipes azules, brujas, calabazas que se convierten en un carrusel por el toque de una varita mágica de las hadas que siempre están ahí si eres una bella princesa, podríamos extraer infinidad de personajes que forman parte de nuestras vidas. Ahora no leemos a nuestra edad libros fantásticos, libros irreales, ficticios, pero, por qué? Si era el mejor momento del día, después de cómo buenos niños, de haber ido al colegio, haber cumplido con las extraescolares, haber pasado la tarde-noche viendo el televisor, estas esperando que mama, o papa, lleguen a tu cama a arroparte y te den amor, y te cuenten una vez más tu libro preferido, y antes de cerrar el ojo derecho, le preguntas a mama:
-mama, cuando yo sea mayor ¿seré una princesa?
-papa, cuando yo sea mayor ¿tendré un dragón?
Y ellos, llenitos de ternura y por no dañar la percepción inocente e ilusoria del hijo le responden:
-claro que si hija, la princesa, más bonita del mundo.
-claro que si hijo, tendrás el dragón mas grande, fuerte y feo que existirá en la faz de la tierra.
Y pasan los años, y llega el día en que descubres que todo es mentira, que nada es como en los cuentos, que no hay princesas, no hay dragones, si no mujeres de diversas maneras, pero los dragones como máximo los de acomodo, porque tampoco existen, por lo tanto, empieza tu desconfianza, hacia un mundo exterior, hacia una sociedad con poca magia.
Tu cuerpo se divide, en lo que eres a lo que sueñas. Se divide y casi nunca vuelve a ser unísono, pero el que lo consigue, el que es capaz de andar encima de un dragón, y la que anda con chanclas y se cree una princesa, son para mí, mis ídolos, mi máxima inspiración, pero para la sociedad serán ilusos locos tripados de cuentos.
¿Porque engañamos a nuestros prójimos con bellos cuentos de amor, y fantasía? si cuando te emancipas del regazo de tus padres, dejas la colección de fabulas en la estantería, para que cuando tengas hijos que le avives antes de dormir su ingenuidad innata, que la vida no está hecha para princesas ni las calles para dragones. Que frustrante ¿no?
Estoy segura que todos aquellos que viven en el viaje de la metanoia, no les hará falta ningún componente químico para expirarse de lo rutinario, cotidiano, para así librarse de las constantes ordenes del día, evadirse de los elementos comunes que la sociedad nos crea.
No apartemos a estos fenómenos de nuestras vidas, no les dejemos cogiendo polvo en las sillas del psiquiátricos, si no sentémonos con ellos y escuchemos su alma, rica en fabulas y capaces de recrear mundos, submundos.
Nos hemos comido a nosotros mismos, nos hemos desintegrado y abandonado lo que realmente nos motiva, para dejar que las afluencias ajenas nos decapiten nuestras ilusiones, esperanzas, eso solo lo hace una sociedad hambruna de cuerpos automatizados por la misma máquina, el poder de la opresión, ha destruido a nuestras princesas, a nuestros dragones de leyendas, a nuestra ranita que será un día un bello príncipe azul.
Después de escribir , pienso y me siento triste, tribulada, deprimida, desolada, cuando esta noche le lea a mis hijas los libros de cenicienta, porque ellas sueñan, con esbozos de sonrisas en la cara, que un día vestirán de rosa, y que si mama no está, estarán tranquilas porque llamaran a la hada madrina para que les ayude con cualquier contratiempo, estarán SALVADAS, señor que de mentiras les voy a leer!
Jessica lopez
Siempre he pensado que la mente de un loco es la mente de un cuerdo, debido que solo un loco puede tener la suficiente irracionalidad para narrar un monologo ante el mundo sin importarle el que dirán, sin importarle a donde irán sus palabras, a donde dormirán sus esperanzas, desdicha la suya que no tiene con quien compartir, si no es con alguien de su misma índole. Pero los que nos consideramos cuerdos, cabe la posibilidad de que realmente seamos los que estemos fuera de ese objetivo, e inclusive seamos burla del loco dentro de su contexto lisérgico. Es posible que si nos detenemos a escucharles, esbozan risueñas sonrisas, cargadas de ironía pero sin desprecio, tan solo de burla, porque tal vez, ellos en su mundo, existe una realidad abrumarte, llena de colores vivos, de caballos con alas, de flores que hablan. ¿Y no es justo esto lo que escribimos en los libros infantiles?
Animales que ríen, hablan y vuelan, unicornios, dragones, príncipes azules, brujas, calabazas que se convierten en un carrusel por el toque de una varita mágica de las hadas que siempre están ahí si eres una bella princesa, podríamos extraer infinidad de personajes que forman parte de nuestras vidas. Ahora no leemos a nuestra edad libros fantásticos, libros irreales, ficticios, pero, por qué? Si era el mejor momento del día, después de cómo buenos niños, de haber ido al colegio, haber cumplido con las extraescolares, haber pasado la tarde-noche viendo el televisor, estas esperando que mama, o papa, lleguen a tu cama a arroparte y te den amor, y te cuenten una vez más tu libro preferido, y antes de cerrar el ojo derecho, le preguntas a mama:
-mama, cuando yo sea mayor ¿seré una princesa?
-papa, cuando yo sea mayor ¿tendré un dragón?
Y ellos, llenitos de ternura y por no dañar la percepción inocente e ilusoria del hijo le responden:
-claro que si hija, la princesa, más bonita del mundo.
-claro que si hijo, tendrás el dragón mas grande, fuerte y feo que existirá en la faz de la tierra.
Y pasan los años, y llega el día en que descubres que todo es mentira, que nada es como en los cuentos, que no hay princesas, no hay dragones, si no mujeres de diversas maneras, pero los dragones como máximo los de acomodo, porque tampoco existen, por lo tanto, empieza tu desconfianza, hacia un mundo exterior, hacia una sociedad con poca magia.
Tu cuerpo se divide, en lo que eres a lo que sueñas. Se divide y casi nunca vuelve a ser unísono, pero el que lo consigue, el que es capaz de andar encima de un dragón, y la que anda con chanclas y se cree una princesa, son para mí, mis ídolos, mi máxima inspiración, pero para la sociedad serán ilusos locos tripados de cuentos.
¿Porque engañamos a nuestros prójimos con bellos cuentos de amor, y fantasía? si cuando te emancipas del regazo de tus padres, dejas la colección de fabulas en la estantería, para que cuando tengas hijos que le avives antes de dormir su ingenuidad innata, que la vida no está hecha para princesas ni las calles para dragones. Que frustrante ¿no?
Estoy segura que todos aquellos que viven en el viaje de la metanoia, no les hará falta ningún componente químico para expirarse de lo rutinario, cotidiano, para así librarse de las constantes ordenes del día, evadirse de los elementos comunes que la sociedad nos crea.
No apartemos a estos fenómenos de nuestras vidas, no les dejemos cogiendo polvo en las sillas del psiquiátricos, si no sentémonos con ellos y escuchemos su alma, rica en fabulas y capaces de recrear mundos, submundos.
Nos hemos comido a nosotros mismos, nos hemos desintegrado y abandonado lo que realmente nos motiva, para dejar que las afluencias ajenas nos decapiten nuestras ilusiones, esperanzas, eso solo lo hace una sociedad hambruna de cuerpos automatizados por la misma máquina, el poder de la opresión, ha destruido a nuestras princesas, a nuestros dragones de leyendas, a nuestra ranita que será un día un bello príncipe azul.
Después de escribir , pienso y me siento triste, tribulada, deprimida, desolada, cuando esta noche le lea a mis hijas los libros de cenicienta, porque ellas sueñan, con esbozos de sonrisas en la cara, que un día vestirán de rosa, y que si mama no está, estarán tranquilas porque llamaran a la hada madrina para que les ayude con cualquier contratiempo, estarán SALVADAS, señor que de mentiras les voy a leer!
Jessica lopez
Que excelente apologia de la locura, la libre de estigmas, la que realmente vive en cada uno de nosotros pero por miedo a ser señalados, por temor a ser quemados en la hoguera no desarrollamos libremente.
ResponderEliminarFarah
He leído tu ensayo, y no estoy de acuerdo en
ResponderEliminar-la mente de un loco es la mente de un cuerdo….. me perdonarais pero la mente de un loco es la mente de un loco y si tener imaginación, fantasía es estar loco yo quiero estar loca siempre, porque el problema no es la imaginación ni la fantasía sino, no diferenciar o perder el punto de conexión con la realidad, una realidad amplia en forma y contenido, tantas como personas somos en el mundo. Por ello no dejemos de perder todo el placer que es imaginar ó contar cuentos a todos aquellos que quieran escuchar.
Nuria Rodero
en el momento en que crees que hay una unica realidad(que en verdad es una realidad creada por ti misma que kizas yo tenga otra manera de verla)ya te estas privando de poder imajinar...
ResponderEliminarvanessa
Imaginemos que todo vale, todo es bueno, todo es realidad, no hay restricciones, ni medias, ni censura, nada nos puede frenar. No hay normas, ni leyes, ni criticas xq, nada se puede cuestionar. No hay criterio, ni valores, ni costos, ni víctimas, ni culpables, xq todo se puede realizar.
ResponderEliminarCreo hay una línea muy fina entre realidad y ficción, q hay q ser realmente muy hábil y tener mucha capacidad para ir y venir de un lado a otro, sin perder algo en el camino. Pienso q yo particularmente no tendría capacidad para valorar nada, ya q todo seria bueno o malo o no se quizás me daría igual, ¿algo tendría valor?
Sagrario