HISTORIA DE LA TEORÍA ANTROPOLÓGICA
Segundo cuatrimestre de 2006 - UNIDAD 3
Susana Margulies
III
1) La reacción anti-iluminista. El surgimiento de la sociología positivista:
Saint-Simon y A. Comte.
2) La expansión europea en el siglo XIX. Colonialismo y antropología.
3) Raza, política racial y ciencia. Clasificación y tipologías raciales.
4) Antecedentes del desarrollo de la antropología evolucionista.
La “revolución”temporal. La teoría de la evolución biológica y sus proyecciones en la teoría social. Herbert Spencer.
Bibliografía obligatoria
ZEITLIN, I. (1982) "La reacción romántico- conservadora”, "Saint-Simon","Comte". Op. Cit.
MENENDEZ, Eduardo (968) "Colonialismo, neocolonialismo: racismo". Ficha de circulación interna, Cátedra de Introducción a las Ciencias Antropológicas, Universidad de Mar del Plata.
LECLERCQ, G. (1973) “Imperialismo colonial y antropología” y “Referencias cronológicas”. En: Antropología y colonialismo. Alberto Corazón Editor, Madrid. Primera parte, pp. 17-60 y pp. 271-274.
FOUCAULT, Michel (1996). “Undécima lección. 17 de marzo de 1976”. En: Genealogía del Racismo. Caronte Ensayos, La Plata.
STEPAN, Nancy (1986). “Race and Gender. The Role of Analogy in Science”. En: ISIS, 77(2): 261-277, junio. (Traducción de la Cátedra.)
PALERM, Angel (1982) Historia de la Etnología 2. Los evolucionistas. Alhambra, México. (Selecciones de A. Comte y Saint-Simon; Malthus, Darwin y Maine.)
SPENCER, Herbert (1947) Principios de Sociología (1876-1896). Reviste de Occidente Argentina, Colección Abreviaturas, Buenos Aires. (Selección de la Cátedra.)
STOCKING, George W. (Jr.) (1987) “Epilogue: The extinction of Paleolithic man”.
En: Victorian Anthropology. The Free Press, Nueva York. (Traducción de la Cátedra.) (PRACTICOS.)
Bibliografía recomendada
HARRIS, Marvin (1978) "Apogeo y decadencia del determinismo racial" y “Spencerismo”. En: El desarrollo de la teoría antropológica. Siglo XXI Editores, Madrid.
WOLF, Eric R. (1993) Europa y la gente sin historia. Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires.
STEPAN, Nancy (1985) “Biological Degeneration: Races and Proper Places”. En
Chamberlin, J. Edward y Gilman, Sander L. (comp.) Degeneration, The Dark Side of Progress. Columbia University Press, Nueva York. (Traducción de la Cátedra.)
1
Apuntes sobre LA EXPANSIÓN EUROPEA EN EL SIGLO XIX.
Segundo cuatrimestre de 2006 - UNIDAD 3
Susana Margulies
III
1) La reacción anti-iluminista. El surgimiento de la sociología positivista:
Saint-Simon y A. Comte.
2) La expansión europea en el siglo XIX. Colonialismo y antropología.
3) Raza, política racial y ciencia. Clasificación y tipologías raciales.
4) Antecedentes del desarrollo de la antropología evolucionista.
La “revolución”temporal. La teoría de la evolución biológica y sus proyecciones en la teoría social. Herbert Spencer.
Bibliografía obligatoria
ZEITLIN, I. (1982) "La reacción romántico- conservadora”, "Saint-Simon","Comte". Op. Cit.
MENENDEZ, Eduardo (968) "Colonialismo, neocolonialismo: racismo". Ficha de circulación interna, Cátedra de Introducción a las Ciencias Antropológicas, Universidad de Mar del Plata.
LECLERCQ, G. (1973) “Imperialismo colonial y antropología” y “Referencias cronológicas”. En: Antropología y colonialismo. Alberto Corazón Editor, Madrid. Primera parte, pp. 17-60 y pp. 271-274.
FOUCAULT, Michel (1996). “Undécima lección. 17 de marzo de 1976”. En: Genealogía del Racismo. Caronte Ensayos, La Plata.
STEPAN, Nancy (1986). “Race and Gender. The Role of Analogy in Science”. En: ISIS, 77(2): 261-277, junio. (Traducción de la Cátedra.)
PALERM, Angel (1982) Historia de la Etnología 2. Los evolucionistas. Alhambra, México. (Selecciones de A. Comte y Saint-Simon; Malthus, Darwin y Maine.)
SPENCER, Herbert (1947) Principios de Sociología (1876-1896). Reviste de Occidente Argentina, Colección Abreviaturas, Buenos Aires. (Selección de la Cátedra.)
STOCKING, George W. (Jr.) (1987) “Epilogue: The extinction of Paleolithic man”.
En: Victorian Anthropology. The Free Press, Nueva York. (Traducción de la Cátedra.) (PRACTICOS.)
Bibliografía recomendada
HARRIS, Marvin (1978) "Apogeo y decadencia del determinismo racial" y “Spencerismo”. En: El desarrollo de la teoría antropológica. Siglo XXI Editores, Madrid.
WOLF, Eric R. (1993) Europa y la gente sin historia. Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires.
STEPAN, Nancy (1985) “Biological Degeneration: Races and Proper Places”. En
Chamberlin, J. Edward y Gilman, Sander L. (comp.) Degeneration, The Dark Side of Progress. Columbia University Press, Nueva York. (Traducción de la Cátedra.)
1
Apuntes sobre LA EXPANSIÓN EUROPEA EN EL SIGLO XIX.
Siglos XVI-fines XVIII
El colonialismo, sistema que a través de su alta tasa de ganancia contribuye a financiar el despegue económico de Inglaterra y Francia, establece su dominación económica según una serie de rasgos: creación de economías basadas en la monoproducción y en la servidumbre
humana carácter monopolista de las explotaciones y establecimiento de la gran
propiedad estrecha relación entre colonia y metrópolis (Menéndez, 1968).
Fines siglo XVIII-mediados del siglo XIX
Cese del Pacto Colonial, que se anula momentáneamente como resolución estratégica de los intereses metropolitanos británicos a la cabeza del dominio económico marítimo y colonial. Es el momento de la abolición de la servidumbre
el fin de las medidas proteccionistas / libertad del comercio internacional (desarrollo del librecambismo).
Cese de la expansión colonial con dominio territorial. Inglaterra, en virtud de su hegemonía en la producción manufacturera, ya no requiere para su penetración en otros países de aseguramientos políticos y militares ya que es la época del auge de la expansión económica sin competencia.
Siglo XIX
Nueva oleada de expansión europea. “Inglaterra integra un nuevo sistema colonial dinamizado por el capitalismo industrial al que se van agregando Francia, Alemania, EEUU, Rusia y Japón. Es la época del reparto del mundo (África, Asia y Oceanía), de la expansión territorial rusa y de EEUU en América Latina y Oceanía y de la imposición del neocolonialismo sobre América Latina
recién liberada del dominio ibérico” (Véase Palerm).
El reinicio del proceso de expansión geográfica con dominio político se efectuará según modalidades diferentes en función de la situación de las áreas extraeuropeas así como del grado de desarrollo diferencial de los capitalismos nacionales. Gran Bretaña ejercerá un tipo de dominación primariamente económica y con baja proyección política y militar (dominio indirecto). Francia ejercerá junto a la dominación económica un tipo de penetración militar y política activa (dominio directo) (Menéndez: 5). (…) los imperios coloniales europeos se agrandaron mucho más rápidamente en los cien años posteriores a 1815 que en cualquier período histórico precedente. De 1800 a 1878 Europa se aseguró casi 17.000.000 de kilómetros cuadrados y otros 22.500.000 aproximadamente de 1878 a 1914.
En 1800 Europa y sus posesiones (incluidas las antiguas colonias) cubrían casi el 55% de la superficie terrestre; en 1878 el 67% y en 1914 el 84.4%. Y la expansión prosiguió. En 1914, los países importantes que jamás habían estado bajo la dominación europea eran únicamente Turquía, algunas regiones de Arabia, Persia, China, Tibet, Mongolia y Siam. Y junto a las
nuevas colonias aparecieron en escena nuevas potencias coloniales: Italia, Bélgica, Estados Unidos y Rusia.
2
(…)
Es conveniente dividir la historia del nuevo colonialismo en dos períodos, antes y después de 1878, y considerar los primeros 70 años como un período de expansión y los otros como un período de delimitación de las respectivas esferas de influencia y de nuevos repartos.
Antes de 1882, más o menos, se puede ver una razón evidente de la nueva expansión europea: no se debió a (…) la necesidad de adquirir nuevas colonias en interés del territorio metropolitano. (…) se trató, sobre todo, de reacciones a unas determinadas situaciones en las que era cuestión de elegir entre una adquisición o una pérdida: no fueron necesariamente la expresión
de una abstracta aspiración colonialista.
(…)
En este período, (…) la expansión colonial fue casi nunca producto de un plan premeditado de Europa: estuvo motivada por la periferia. Este hecho la distingue muy claramente de la primera expansión de los siglos XV y XVI, y en alguna medida también de los acontecimientos posteriores a 1882.
A comienzos del siglo XIX, Europa se hallaba evidentemente unida por muchos lazos a los países todavía independientes de Afrecha, Asia y el Pacífico. El desarrollo tecnológico e industrial europeo extendió muy pronto el comercio a todas las partes del mundo. (…) El cristianismo trataba de fundar misiones por doquier y los exploradores trataban de realizar mapas de
continentes aún ignorados. (…) Y estos contactos siempre acababan por dar ocasión a una política intervencionista. El armamento y la técnica militar y naval de Europa habían progresado enormemente. Los estados indígenas, en otro tiempo formidables obstáculos, se derrumbaban ahora al primer choque.
Esas fueron las causas de la nueva expansión europea. Por ello, en su gran mayoría, las nuevas anexiones coloniales a partir de 1815 se realizaron no porque hubieran sido planificadas desde la
metrópoli, sino porque determinados intereses periféricos europeos las hicieron inevitables. Muchas fueron consecuencia directa de la existencia de otras posesiones en una zona determinada, como expresión de los intereses locales. (…) Los hechos se desarrollaban en la periferia, pero la acción debía ser finalmente aprobada por el gobierno metropolitano. Con frecuencia … se recurría a formas de intervención menos comprometidas, tales como el “protectorado”, que aseguraba un cierto control político sobre los estados locales, sin una auténtica posesión.
(…)
La expansión fue por tanto producto de dos fuerzas claves: el impacto de la Europa industrial y la potencia de los grupos locales europeos. (Fieldhouse, 1992: 126-129). Las características (que) distinguen a los 30 años que van desde 1883 hasta el estallido de la primera guerra mundial (...) El ritmo de la expansión imperialista aumentó notablemente: se adquirieron más territorios coloniales durante ese período que en los tres cuartos de siglo anteriores. (…) El número de las potencias europeas interesadas en la expansión colonial se multiplicó con el despertar de los intereses coloniales de España y Portugal y con la intervención de estados que jamás habían tenido tradición colonial, tales como Alemania, Italia, los Estados Unidos y la Bélgica del rey Leopoldo II. Estos elementos revistieron la importancia suficiente como para distinguir el período del reparto del de la expansión, pero en realidad no eran en absoluto
3
nuevos. No existió, pues, una solución de continuidad en la expansión europea, ni dejaron de operar las fuerzas que hasta ese momento habían contribuido a la formación de los imperios coloniales.
(…)
Se han propuesto cuatro explicaciones a los acontecimientos que se produjeron a partir de 1883. (…) La primera hace depender el reparto de las necesidades económicas. La industrialización de la Europa continental y el resucitado proteccionismo del última cuarto del siglo XIX hicieron que las colonias tropicales fueron más necesarias que nunca en cuanto mercados para las manufacturas de la metrópoli¡, sectores de inversión para los excedentes de capital y segura fuente de materias primas.
(…)
Otra explicación es la que considera al imperialismo como una expresión del nacionalismo europeo. La unificación de Alemania y de Italia antes de 1870 y el desarrollo del chauvinismo en todos los países generaron una rivalidad internacional de proporciones nunca vistas. (…) Las colonias alimentaban la potencia nacional y eran símbolos de prestigio.
(…)
Un tercer tipo de interpretación (…) El reparto general se hizo necesario porque los viejos imperialismos habían llegado a un punto de colisión en el África occidental, en el Pacífico y en el sudeste asiático y porque había aumentado el número de estados europeos que tenían intereses
comerciales o de otra naturaleza en el mundo colonial.
(…)
La cuarta interpretación (…) serían los nuevos métodos de la diplomacia europea: la génesis de la nueva situación habría de ser buscada en la brusca reivindicación de colonias por parte de Bismarck en 1884-85. Para Bismarck esas colonias eran un medio de trueque diplomático,
igual que tantos otros, de los cuales una gran potencia podía servirse para negociar. Planteando enormes exigencias en África y el Pacífico y llevando las disputas coloniales del África occidental a la mesa de las conferencias internacionales, creó una especie de bolsa de títulos coloniales, que a
partir de ese instante no se pudo ignorar.
(…)
Las primeras reivindicaciones suscitaron relativamente pocas controversias serias, pues quedaban todavía muchas zonas donde escoger. Pero el apetito entra comiendo: en la última década del siglo XIX el hambre de territorios se había hecho más fuerte y había poco con que satisfacerla. La belicosidad internacional siempre en aumento, que caracterizó a los veinte años a caballo entre los dos siglos, fue producto del reparto realizado en los años 1880-1890 (op. cit.: 157-162).
Desde el punto de vista de E. Menéndez (1968), el proceso de expansión con dominio político es reiniciado por los capitalismos de Inglaterra y Francia en virtud de las características de su proceso de industrialización que había llegado a un detenimiento comparativo de las fuerzas productivas. El dilema del beneficio decreciente: la demanda interior se ve frenada por los ingresos de la gran masa mantenidos constantemente bajos, lo que conduce crónicamente a una acumulación excesiva de capital por invertir. Se plantea entonces: la necesidad de abrir nuevos mercados y campos lucrativos de inversión a la propia economía y al propio capital: con el vertiginoso avance del comercio orientado principalmente a las áreas de mayor desarrollo y luego a las áreas coloniales.
4
Destaca asimismo lo que define como “otras necesidades objetivas del sistema”. Por un lado el aseguramiento de fuentes actuales y reservas de materias primas.
Por el otro, la ubicación de los excedentes demográficos metropolitanos y como secuela de esto la posibilidad de evitar crisis y desocupaciones periódicas de las áreas metropolitanas.
Según el autor, el proceso de equipamiento tecnológico y la mayor racionalización administrativa de que se valen los capitalismos recientes (Alemania y EEUU) conducen a beneficios comparativos en el proceso competitivo por los mercados. Esta situación comienza a ser significativa en la década de 1870 (se inicia un largo ciclo de crisis económica en Gran Bretaña) y es a partir de este periodo que los antiguos capitalismos reaccionan orientando su exportación manufacturera y de capitales hacia las áreas coloniales o semiindependientes, respecto de las cuales se vuelve a proyectar una política mercantilista. (Ocupación directa en los casos de Asia y África, como esferas de influencia en América Latina, sectores asiáticos y áreas subdesarrolladas de Europa.)
Conferencia de Berlín 1884-1885: Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, España, Francia, Inglaterra, Italia, Luxemburgo, Noruega, Portugal, Rusia, Turquía, EEUU. se ponen de acuerdo sobre el reparto de África y el establecimiento de zonas de influencia (Hasta aquí Menéndez, 1968: pp.2-7).
5
CIENCIAS NATURALES, RAZA Y POLÍTICA RACIAL. CLASIFICACIÓN Y TIPOLOGÍAS RACIALES.
1) De la filosofía y la historia naturales de los siglos XVII y XVIII a las ciencias naturales e histórico-naturales del siglo XIX
2) Del humanitarismo igualitario del siglo XVIII (la igualdad natural universal), a la consideración de la variación humana en términos de diferencias naturales permanentes y heredadas (racismo) en el siglo XIX (Foucault, Stepan, Menéndez).
1) De la filosofía y la historia naturales de los siglos XVII y XVIII a las ciencias naturales e histórico-naturales del siglo XIX La historia natural (Pratt)
La clasificación e inventario del mundo. Del siglo XVII en adelante, para conocer la variedad del mundo: recolectar, describir, identificar (nombrar), clasificar, utilizar y desplegar: minerales, plantas, animales, enfermedades, monedas, restos arqueológicos (tradición anticuaria, ver Palerm), seres humanos, climas, topografías, etc.
Así se expresa Pratt en su análisis de la obra de Linneo, de mediados del siglo XVIII. “En la botánica el hilo de Ariadna es la clasificación, sin la cual sólo existe el caos” (1750, Linneo y sus sistema de clasificación binomial -clasificación según género y especie, nomenclatura en latín).
Sus discípulos se lanzaron a recorrer el mundo; a partir de la segunda mitad del siglo XVIII todas las expediciones tuvieron algo que ver con la historia natural, que así recolectaba y ordenaba según una trama argumental.
La anatomía, la zoología, la química, la topografía, la etnología, la filología, el trabajo de los anticuarios, etc., contribuyeron a la construcción de estas nuevas formas de inventario de los siglos XVII y XVIII.
Se trata del “proyecto planetario europeo de construcción de un universo significativo”; objetos y cosas son “creados” por el proyecto global de clasificación, observación y catalogación de la naturaleza a través de la remoción de su conexión con los contextos significativos previos. “El acto de nombrar produce la realidad de un nuevo orden”. Remite a Foucault: una ciencia general
del orden y “una descripción de lo visible”. Los objetos se “revelan” al “extraerlos” de su contexto de significación (de su cosmos). Los “objetos naturales” son creados: se convierten en especímenes (¿Damiana, la india guayaquí en la versión de Lehmann-N.?) Ejemplo: el caso de la Venus hotentote Saarjite Baartman traída de Ciudad del Cabo en 1810 por el cirujano de una nave de exploración para estudiar su esteatopigia. Expuesta por 5 años en Francia e Inglaterra para entretenimiento público y para estudio. Luego de su muerte, disección y embalsamamiento de sus genitales –estudiados por Cuvier–, prueba física de los apetitos sexuales de las mujeres primitivas.
Se destaca
6
- la creciente importancia de los museos: de París (Museo de Historia Natural antes Jardín Botánico Real), el Museo Británico de Londres, por ejemplo, como expresión del imperio en su faceta científica, verdadero despliegue a la manera de inventario de posesiones y recursos imperiales.
- el desarrollo de nuevas tecnologías de visualización (telescopios, microscopios, lentes, mapas) para hacer visibles y poner en relación lo invisible (células, astros, etc.) Desarrollo de la óptica, invento holandés de 1600. El desarrollo del microscopio como instrumento de laboratorio fue la base de la revolución bacteriológica y la teoría del germen –Koch y Pasteur en los 1870s. La
fotografía (mediados del XIX).
- el desarrollo de la estadística (determinación de medias y desviaciones standard para establecer las características básicas de los agregados). Invención del concepto estadístico de normalidad para el establecimiento, por ejemplo, del hombre promedio. Un precursor: L.A.J.Quételet (1796-1874), belga. Por primer vez se aplicó el método estadístico al estudio de la estructura física de los hombres de distintos grupos humanos. Se creó así el concepto de la medición antropométrica, aplicado en un principio al cálculo de la estatura media de los individuos, característica variable en los distintos grupos. El fundador de la antropometría fue Francis Galton (1822-1911), inglés. La aplicación de la estadística fue clave en el desarrollo de la antropología, la demografía y la industria aseguradora (concepto de riesgo).
Estos nuevos modos de ver se inscriben en modos de hacer:
- La exploración de los continentes y el proceso del dominio económico y marítimo
- El avance en las fuerzas productivas sociales de la Europa occidental y Estados Unidos. Desarrollo de tecnologías de explotación de la naturaleza (agricultura, ganadería, minería).
Racionalización de la producción agrícola – nuevo lenguaje de stocks, hibridación, crianza (lenguaje que retomarán Darwin y Mendel).
Racionalización de la producción industrial: la mecanización (por máquinas) es precedida por la mecanización del hombre – división del trabajo (A.Smith). La separación de los trabajos entre diferentes trabajadores como anticipo de la línea de producción fordista y la
administración cientíifica de Taylor.
- La estandarización de los procesos administrativos y militares en el nivel de los estados.
- La celebración de la vida terrenal y la acumulación de sus riquezas materiales
- La exploración de los cuerpos, para la medicina de los cuerpos y la higiene pública.
- Un conjunto de cambios institucionales como el desarrollo de las escuelas profesionales en Francia, los hospitales, las universidades de investigación.
La filosofía natural (Zeitlin)
Copérnico (1543) y el modelo de mecánica newtoniana (siglo XVII).
Iluminismo: El mundo está ordenado según regularidades, y tales regularidades pueden ser conocidas (y están fundadas –para algunos- en Dios).
Aplicación a los fenónemos socioculturales. Como el resto del mundonatural, están gobernados por leyes que la ciencia puede descubrir (Montesquieu). Y estas leyes operan uniformemente tanto en el pasado como en el presente (la causalidad idéntica en todos los casos / acción uniforme y universal de leyes naturales) (teóricos de los cuatro estadios según Meek).
7
Período 1780 a 1850:
Descomposición y estudios de elementos simples. Constitución de sistemas y su reducción en términos del flujo de esos elementos simples. Los fenómenos del mundo pueden reducirse a la operatoria de leyes simples.
Ejemplos:
Química (Lavoisier, 1789), descomposición del aire (oxígeno y nitrógeno), cuantificación-reacciones entre los elementos.
Ingeniería, descomposición de máquinas y desarrollo de la máquina de vapor.
Medicina, bacteriología: penetrar en los cuerpos, descripción de tejidos y células. Desarrollo de la fisiopatología.
La biología de Darwin (1858) iba a unir desarrollos geográficos, morfológicos, taxonómicos: las especies se derivan unas de otras durante períodos de tiempo prolongados y distribuidas en el espacio, proveyendo de un mecanismo, la selección natural. En un sentido la teoría darwiniana es el producto de la acumulación de diversas disciplinas que se sintetizan en la biología.
Las ciencias naturales del siglo XIX (biología, bacteriología, física, geología) todas ellas dirigidas a establecer regularidades de tipo causal. También los fenómenos de la conducta y la historia humanas pasarán a entenderse en términos de la operatoria de leyes simples a los que podían reducirse los fenómenos. Desarrollos de la sociología (Herbert Spencer), psicología (Wundt),
antropología (Lubbock, Tylor, Morgan, etc.) (SIGUE ABAJO, en ANTECEDENTES y
DESARROLLO DE LA ANTROPOLOGÍA EVOLUCIONIST)
2) Del humanitarismo igualitario del siglo XVIII (la igualdad natural universal), a la consideración de la variación humana en términos de diferencias naturales permanentes y heredadas (racismo) en el siglo XIX (Foucault, Stepan, Menéndez). De la perfectibilidad humana a la civilización como problema.
Teóricos de los 4 estadios (Iluminismo): La sociedad progresa de manera natural: "los hombres, siguiendo los dictados de su inteligencia, esforzándose en eliminar incomodidades o en conseguir ventajas evidentes e inmediatas, llegan a extremos que ni siquiera su imaginación podía prever, y sigue adelante, como otros animales, obedeciendo a su naturaleza sin percibir su fin. Cada paso y cada movimiento de la multitud, incluso en lo que se ha dado en llamar épocas ilustradas, se hacen con igual ceguera hacia el futuro; y las naciones se tambalean sobre sus propios cimientos, que son el resultado de la acción humana, pero no la ejecución de un proyecto humano" (ley de consecuencias involuntarias, Adam Ferguson, 1767).
Las semejanzas demostraban que existía una secuencia necesaria de acciones uniformes, de procesos continuos y uniformes, que producían consecuencias uniformes. Esto es, "causas iguales" (causas ambientales iguales) producían en todos los casos efectos iguales (efectos sociales iguales). Esta concepción de la historia se funda en una noción de unidad psíquica de la humanidad, el hombre como especie unitaria en la que la variación es el producto de la modificación de una forma arquetípica inducida por influencias geográficas o por modos de vida. El hombre es, además, perfectible, "infinitamente maleable" en el contexto de su medio natural que es la sociedad.
8
En 1750-1751, Adam Smith en Edinburgo y el Barón de Turgot en la Sorbona, luego Adam Ferguson, John Millar, William Robertson, Condorcet (1795): todos ellos compartieron
-la fe en el progreso
-una noción de la naturaleza genérica del hombre
En las primeras décadas del siglo XIX las nociones iluministas de igualdad, progreso y perfectibilidad humana son objeto de crítica en particular a partir de la caída de Napoleón y la restauración de la soberanía como un bien patrimonial de los reyes y la unión del trono y del altar (súbditos-no ciudadanos)
DE MAISTRE - BONALD, representan la reacción conservadora (legitismo, propugnan la restauración del Antiguo Régimen). Proponen un modelo de sociedad orgánica según un orden jerárquico de grupos sociales moralmente integrados por la religión/orden católico feudal. Revalorización de la tradición, sus símbolos y rituales, la autoridad como factor de cohesión social.
COMTE (1798-1857), reformula el progresivismo de Condorcet en una ciencia positiva del hombre social. Propugna reorganizar la sociedad a través de un sistema de ideas y la autoridad moral de los hombres de ciencias (se opone al individualismo, la libertad de conciencia y la soberanía popular). Distingue estática social (el consenso radical propio del organismo social) y dinámica social según la ley del progreso (1822, estados consecutivos de la humanidad: teológicofetichismo, politeísmo, monoteísmo; metafísico; positivo).
La economía política:
BENTHAM (1789) doctrina del utilitarismo (el principio de utilidad, o mayor felicidad, como único standard moral del comportamiento humano).
ADAM SMITH1 Principios de la división del trabajo / el homo oeconomicus y la autorregulación de los mercados/mano invisible.
MALTHUS (1766-1834) Ensayo sobre el principio de población, primera edición, 1798: la ecuación población-recursos, la crítica a la perfectibilidad iluminista, la "ley de necesidad" en la lucha por la existencia, la cuestión moral: costumbres viciosas, pasiones y miseria, la responsabilidad individual y el problema de los pobres. La población como objeto: es la presión de la población la fuerza de la dinámica del progreso. Entre los salvajes y los bárbaros el control
provenía de las hambrunas, la guerra, la enfermedad y el infanticidio. La prudencia y la restricción moral en la Europa moderna, propia de aquellas clases en las que la razón liberaba a los hombre de las fuerzas de los instintos.
CONVERGENCIA DE ECONOMÍA, POLÍTICA, MORALIDAD Y CLASE EN LA
DISCUSIÓN EN TORNO DE LA CIVILIZACIÓN. (Véase Leclercq.)
En particular a partir de 1830, la civilización supondrá la domesticación de las fuerzas y pulsiones del instinto y su disciplinamiento bajo el control de las instituciones burguesas (sistema fabril, libre comercio, instituciones políticas liberales, la familia victoriana, la restricción sexual, la disciplina evangélica). Esta visión de clase del progreso humano va a remodelar la relación salvaje-civilizado (el salvaje como incapaz de triunfar sobre los fuerzas externas de la naturaleza).
Con el progresivo abandono de las nociones iluministas de perfectibilidad humana y de la ideología del progreso, la visión del “noble salvaje” para quien el trabajo era un castigo del hombre caído de un Edén original, ya no encontrará su lugar en el nuevo “Edén” de la civilización definida por la economía política y la moral del trabajo fabril. Para la antropología positivista del siglo XIX, “el progreso no será ya el descubrimiento progresivo de las Luces, de la razón natural, ocultas por la
9
perversión de los sacerdotes y de los hombres políticos, sino la producción de bienes materiales cada vez más ‘perfeccionados’ y de relaciones sociales cada vez más complejas, a través de etapas largas y laboriosas” (Leclercq, 1973: 7).
A partir de entonces, el principio del orden (causalidad) no se expresará a través de “la mediación de la razón universal y natural sino por medio de una teoría de la historia de la cual Occidente sería el resultado único y la toma de conciencia” (Leclercq, 1973: 6).
Entonces, QUIEBRE DEL MODELO DE LA RAZÓN UNIVERSAL Y DEL HUMANITARISMO IGUALITARIO (PROGRESO, PERFECTIBILIDAD HUMANA UNIVERSAL). Ya no se hablará de “naciones incultas” sino de “razas”. El racismo, modos de ver y de hacer que construye las diferencias entre grupos humanos como desigualdades hereditarias y permanentes. Según Stocking, el contacto con las naciones incultas cambió de sentido y dio lugar a interpretaciones
raciales. Dice, al respecto que, “si la civilización en el siglo XIX fue considerada cada vez más en términos raciales, la noción de ‘raza’ debía todavía ser explicada”.
Menéndez dice: “La imagen que de los pueblos no-civilizados tenían los europeos... justificará la intervención de éstos en los territorios de los llamados pueblos primitivos. Dicha imagen correspondía a un efecto de simplificación... que enfrentaba a la civilización occidental a todas las demás... Para los europeos los pueblos no civilizados eran inferiores por definición, eran bárbaros... eran no blancos... y en consecuencia la ocupación de sus territorios era legítima.
(...) Esta percepción discriminatoria y justificadora permanecerá homogénea como ideología en los países hegemónicos hasta la conclusión del período bélico 1914-1918.
(...) El fundamento conceptual debe ser hallado en... su focalización en la relación colonizador-colonizado en la discriminación”, la “negación de lo existente” o su cosificación exótica”, el “etnocentrismo polarizado” que tienen como consecuencia la reificación de la realidad de los colonizados y a la generación permanente de violencias.
Cuáles son los “estereotipos científicos” en que se basa esta imagen. Cuáles son los discursos y las tecnologías que confluyen en la configuración del concepto de raza y de las ideologías racistas durante este período. En otros términos, cómo se transformaron particularidades históricas de pueblos diversos en particularidades biológicas, transformación cuyos efectos pueden medirse en
términos de exterminio, discriminación y dominación. Finalmente, cómo se articulan las cuestiones relativas a la clase, la etnía y el poder en la elaboración del discurso racial, en la ciencia biosocial de las diferencias humanas (que pasó a incluir y a explicar las diferencias entre variedades humanas incluyendo no sólo a los pueblos primitivos y los negros sino también a mujeres, desviados sexuales, criminales, pobres urbanos, insanos, deficientes mentales, etc.)
Las primeras décadas del siglo XIX estuvieron atravesadas por los debates entre monogenistas y poligenistas. Unos establecerán el origen y diferenciación (incluyendo la degeneración) a partir de una raíz genética única (Adán y Eva).
Otros plantearán que las diferencias entre los hombres eran demasiados grandes y el tiempo del hombre sobre la tierra demasiado breve para ser productos de efectos ambientales o para incluirse en una sola especie. Plantearán, por ejemplo la creación divina de distintas especies.
“Hacia mediados del siglo XIX, la biología racial era una ciencia de los límites entre los grupos y de las degeneraciones que los amenazaban cuando
10
tales límites eran transgredidos”. Según Stepan, tales doctrinas “le fue(ron) necesaria(s) a su opuesta, la doctrina del progreso social, en tanto le proveyó de una medida de la distancia que habían alcanzado los individuos y grupos progresivos desde sus comienzos biológicos e históricos”
Stepan analiza cómo la biología racial proveyó de las metáforas para explicar y construir y reconstruir esas distancias y desigualdades. Antecedente de las tipologías raciales: la FISONOMÍA (se puede leer el carácter de las personas a partir de su apariencia externa), que retoma la tradición la fisonomía zoológica griega. Lavater (Ensayos sobre fisonomía, 1775-
1778) formula una teoría estético/moral, que supone la creación progresiva de un lenguaje visual común de correspondencia entre imagen externa y moralidad y carácter. Establecimiento de marcos interpretativos para descifrar la otredad (asociado a urbanización y movilidad geográfica y los cambios en los ambientes sociales y la experiencia del rápido cambio socioeconómico. Asociados también a la ideología del estado nación europeo en particular en el siglo XIX esa fisonomía se correspondía con tipos nacionales a partir de la codificación de los cuerpos de
sus habitantes.
El discurso de la fisonomía impactará en un conjunto de saberes: frenología, antropometría, craneología, la antropología criminológica y eugenesia.
La FRENOLOGÍA - Franz Gall: ubicación de las "localizaciones cerebrales" de las facultades humanas (1825). Visión determinista de la capacidad intelectual y moral. Las facultades humanas se localizan en regiones particulares del cerebro y se reflejan en la forma externa del cráneo.
La mente humana estaba compuesta por un gran número de facultades diferenciales, cada una de las cuales tenía una localización separada en la superficie cerebral. Y la medida de cada porción particular de la superficie del cerebro era una medida directa del grado de desarrollo de cada facultad. Y, en la medida en que el cráneo reflejaba la superficie cerebral, la forma y las irregularidades de cada cráneo individual proveían de un mapa físico de los talentos y los rasgos de personalidad de las personas.
Su teoría postulaba un conjunto de instintos innatos, heredados y trasmitidos en la forma de órganos cerebrales cuya actividad variaba según el tamaño de los respectivos órganos.
Con Johan Caspar Spurzheim (1776-1832) la frenología se transforma de teoría de las localizaciones cerebrales a una teoría del carácter humano que se aplicaron a los movimientos de reforma social y de mejoramiento moral de la raza humana. La frenología se convierte en ciencia popular, se multiplican las sociedades frenológicas, se producen bustos y se imprimen cartillas para los análisis frenológicos (Twine, 2002)
Hacia mediados de siglo, se demostró la no sustentabilidad de la psicología de las facultades. Se procedió a abandonar la frenología (que persistió en la ciencia popular), aunque algunos de sus supuestos fueron recuperados por la CRANEOLOGÍA. El cerebro es el órgano de la mente. El cráneo era un reflejo fiel del cerebro y la medición del cráneo permitía sustuir la medición directa del cerebro. El tamaño del cerebro era indicativo de la capacidad mental. Así los cerebros podían jerarquizarse según una escala única de poder mental o de capacidad racional.
CUVIER (1769-1832), figura intelectual central de la Francia de comienzos de siglo XIX representó un punto de vista biológico esencialmente estático.
Destaca la importancia de los estudios de anatomía comparada para la apreciación de las facultades morales y sociales y las diferencias físicas entre
11
grupos humanos. Y en la comparación de los restos de esqueletos, el cráneo era lo más importante. Instruye acerca de la necesidad de recolectar restos, especialmente cráneos, para la tarea de la clasificación de tipos biológicos (referencia: Stocking, acerca del destino de los restos físicos de los tasmanios).
PAUL BROCA (1824-1880) funda la Societé d’Anthropologie de Paris dedicada a la antropología física y arquetípicamente a la craneología racial, de tono fuertemente poligenista. Sostuvo que las razas presentaban caracteres permanentes que no variaban a través del tiempo y estudió los procesos relativos a la hibridación humana, distinguiendo entre razas eugenésicas y razas
infértiles.
Estados Unidos: la “Escuela norteamericana de Antropología”, poligenistas SAMUEL MORTON, JOSIAH NOTT Y GEORGE GLIDDON. Samuel Morton, un médico de Filadelfia, decidido a proveer fundamento científico al establecimiento de las diferencias entre razas, acumuló en la
Academia de Ciencias Naturales de Filadelfia la más amplia colección de la época de cráneos que representaban a la totalidad de grupos raciales, calificada como uno de las maravillas del mundo científico de la época. Su propósito era medir las diferencias físicas entre las razas. Cuando murió en 1851 su colección superaba los 1000 cráneos. “Más de 600 estaban lo suficientemente completos para permitirle medir la capacidad craneal –la medida física más importante de todas en tanto Morton la consideraba un índice aproximado de la inteligencia” (Gould, 1978: 503).
La fama de Morton se basó en el hecho de proveer un enorme cuerpo de datos objetivos para fundamentar su argumentación antropométrica de la teoría poligenista de las razas humanas: blancos arriba, los negros en la base, los aborígenes en la mitad. Entre los caucasianos, los europeos occidentales en el tope de la jerarquía, los judíos en medio y los “hindúes” en la base.
Inglaterra: La Sociedad Antropológica de Londres (JAMES HUNT, también poligenista) Anders Retzius (1796-1860): cálculo del índice cefálico, razón entre largo y ancho cráneo, para distinguir individuos braquicéfalos y dolicocéfalos. Topinard afirmó, por ejemplo, en 1891, que las mujeres “son las menos dolicocéfalos entre las razas dolicocéfalas, pero también las menos braquicéfalas entre las razas braquicéfalas”.
Reinvención permanente de nuevos índices para demostrar la superioridad de los europeos. Multiplicación de los ángulos e índices craneales (1870 a 1890). Dado que cada medida dependía de los puntos de referencia elegidos y también del instrumento particular utilizado, existía un potencial tremendo de confusión, potencial incrementado el por el hecho de que se disponía de más de 600 instrumentos de medición diferentes (Fee, 1979:24-25).
“Las cinco onzas de diferencia en el peso cerebral promedio de las mujeres son la base anatómica que prueba la marcada inferioridad en el poder intelectual de las mujeres en relación con los varones” (George Romanes, Mental Evolution in Man, 1889).
La craneología, más que una ciencia con una teoría articulada, es un conjunto de técnicas de medición de todos los ángulos y dimensiones del cráneo.
Su propósito fue describir y establecer patrones de diferencias humanas para las comparaciones raciales, sirviendo así a objetivos prácticos y políticos. Por ejemplo demostrar la inferioridad constitucional de los negros.
Búsqueda incesante de índices más “confiables” para demostrar los rasgos esenciales de inferioridad de salvajes, negros, mujeres y monos y probar los estereotipos dominantes de la mujer, el salvaje y el negro. Se afirmaba por
12
ejemplo una variedad de indicadores para poner en evidencia la inferioridad de la mujer: la proyección de las protuberancias parietales, menor elevación del hueso frontal, base craneal más corta y angosta, arco dentario más elíptico, inclinación al prognatismo. Todos signos de desarrollo incompleto. Cada una de estas disciplinas poseía su propia racionalidad y sus propias formas de objetividad y su propio conjunto de herramientas y técnicas. En su conjunto contribuyeron a expresar y legitimar determinadas relaciones sociales (jerarquías de género, de clase, étnicas y nacionales). Sus sistemas interpretativos construyeron diferencias y similitudes y proveyeron las “lentes para ver” las relaciones entre razas, sexos, clases, hombre salvaje-hombre civilizado, rico-pobre, hombre-mujer). Esta función es clave porque su verdad se organiza y legitima y normaliza por la autoridad que le confiere la ciencia positiva.
Hacia 1906 Karl Pearson y sus discípulas del University College de Londres demolían la empresa craneológica de medición de la inteligencia y racionalidad humanas sobre la base de las dimensiones craneanas. La Antropología Criminal de Cesare Lombroso (1835-1909) Los criminales nacen con defectos innatos e inalterables. Influenciado por Haeckel, Ernst (“la ontogenia replica la filogenia”) quien planteó que el
organismo humano atravesaba todas las etapas evolutivas que había dado origen al homo sapiens. Así también los criminales corporifican un pasado atávico. La criminalidad es hereditaria y es un signo de degeneración que amenaza el progreso. Ademas ese desarrollo diferencial es fisonómicamente visible y
revelado por deformidades raciales y otros estigmas corporales. Luego el locus de la criminalidad se trasladó del exterior del cuerpo a la realidad interior de la cabeza y el cerebro: el coeficiente de inteligencia de los
sujetos, tests psicológicos y ESCALAS PSICOMÉTRICAS. Fue clave en este proceso el desarrollo de la eugenesia (Mina Stern, 1999).
La eugenesia es un término acuñado en 1883 por Francis Galton, geógrafo, estadístico y primo de Darwin. Ciencia del mejoramiento humano a través de la cría. Supone la aplicación de los estudios de la herencia al
“perfeccionamiento biológico” humano (explicitado como perfeccionamiento de la raza); tendrá posteriormente un impulso fundamental en relación con preocupaciones políticas e ideológicas vinculadas a la preservación de la “pureza étnica” y la manipulación de las poblaciones para el control no sólo de las
“tendencias criminales” sino también de aspectos tales como las degeneraciones físicas, las enfermedades mentales, la pobreza, etc. Para controlar la amenaza que suponían para la denominada integridad y salud estructural de la raza. Fundada en la trasmisión biológica de comportamientos sociales (pauperismo, debilidad mental, trastornos maníaco depresivos, criminalidad, alcoholismo, epilepsia), la eugenesia domina gran parte del pensamiento de reforma social en las primeras 4 décadas del siglo XX. Los eugenistas argumentaban que muchos problemas sociales podían ser eliminados desalentado o impidiendo la reproducción de los individuos genéticamente inaptos (eugenesia negativa) mientras que los rasgos favorables podían ser incrementados estimulando la reproduccion entre los genéticamente más aptos (eugenesia positiva). La asignación de categorías como ‘criminales habituales’, ‘pervertidos sexuales’, ‘débiles mentales hereditarios‘ y ‘epilépticos’ podía conducir a la esterilización forzada. Hacia 1935 se habían realizado más de 21.000 esterilizaciones y a comienzos de la década de los 60 se había esterilizado a 64.000 personas sólo en Estados Unidos. Suecia llevó a cabo un número similar en el mismo período, un total sorprendente para un país más pequeño. Los nazis, por supuesto, llevaron este proceso a su expresión más amplia; en 1945 habían esterilizado a un total de 400.000 personas. Pero,” como algunos historiadores han señalado, “los alemanes se basaron en la experiencia de los Estados Unidos”, financiada ésta por las principales instituciones filantrópicas de la época: Carnegie, Rockefeller y Kellogg (Allen, 1999: 13). “La mayor parte de los historiadores coinciden también en que el ideal de la eugenesia no pereció, ni aun después de la II Guerra Mundial y de la revelación de las atrocidades nazis. Continuó en distintas versiones, probablemente la más influyente de éstas fue el movimiento de control de la población –de la natalidadque proyectó la preocupación de los eugenistas referida a la alta tasa de reproducción de los pobres de Estados Unidos a la población creciente de las naciones pobres” (op.cit.:16-17). J.A. de Gobineau (1816-1882) Ensayo sobre la desigualdad de las razas humanas: desarrolla la tesis de que las razas están diversamente dotadas de manera innata, y la mezcla racial las corrompe. Su alumno, C. Vacher de Lapouge (1854-1936), elaboró el concepto de homo europeus, dolicocéfalo, blanco, ario, como expresión de una raza superior y privilegiada (1899). Según este autor, la historia podía ser vista como lucha racial que producía la redistribución de elementos raciales entre las naciones de acuerdo con leyes de selección racial. Las razas estaban asociadas a un alma específica o genio, en función de una esencia o identidad racial. Rosenberg, el teórico nazi, abreva en esta fuente, y Hitler tuvo palabras de admiración para esta “poderosa contribución francesa a la cultura europea” (Tullio-Altan, 1973: 44-45).
Así la raza pasa a ser definida científicamente en función de diferencias permanentes heredadas entre grupos y como determinante de las diferencias culturales entre los mismos. La civilización, cada vez más, se verá ya no como logro posible de toda la humanidad sino como característica peculiar de ciertas“razas”.
La combinación de determinismo racial, malthusianismo y el denominado “darwinismo social” y las necesidades objetivas y subjetivas del desarrollo del sistema capitalista (tanto hacia las colonias como al interior de los propias naciones centrales) produce un tipo de argumentación de efectos perdurables por la que no será ya la “fuerza del poderoso sino la debilidad del débil lo que engendra la explotación y la tiranía” (Th. Roosevelt). Legitimando así la intervención, el sometimiento y el exterminio de pobres, deficientes de todo tipo, promiscuos, tanto como de los salvajes, en nombre de su propia y esencial debilidad estructural.
1”La humanidad consiste esencialmente en individuos soberanos que persiguen su propio interés en competencia con el de los demás. Tales actividades, cuando se las deja producirse lo más incontroladamente posible, dan lugar no sólo a un orden social natural, sino también al más rápido aumento posible de la riqueza y felicidad de las naciones. La base de este orden natural es la división social del trabajo. Puede probarse científicamente que la existencia de una clase capitalista dueña de los medios de producción beneficia a todos, incluyendo a los trabajadores que se alquilan a sí mismos. La sociedad económicamente desigual que resulta inevitablemente de las operaciones de la naturaleza humana, no es incompatible con la natural igualdad de todos los hombres ni con la justicia, pues aparte de asegurar incluso a los más pobres una vida mejor de la que de otra manera habrían tenido, está basada en la más equitativa de todas las relaciones, la permuta en el mercado.
Los estadistas y proyectistas suelen considerar al hombre como material para una especie de mecánica política. Los proyectistas alteran la naturaleza a lo largo de sus operaciones en los asuntos humanos; y lo único que se requiere es dejarla sola, darle rienda suelta en la persecución de sus
fines para que establezca sus propios designios. Para llevar un Estado desde la más baja barbarie al grado más alto de opulencia se requiere poco más que paz, impuestos ligeros y una tolerable administración de justicia. Todo lo demás lo produce el curso natural de las cosas. Todos los gobiernos que estorban ese curso natural, quefuerzan las cosas por otro canal o que se esfuerzan por detener el progreso de la sociedad en un
punto concreto, son antinaturales, y para apoyarse a sí mismos están obligados a ser opresivos y tiránicos" (Adam Smith, La riqueza de las naciones, 1776).
En lo que sigue se cita a MONZA, Alfredo (1990), de sus "Principios de teoría económica" (Apunte preparado para actividades docentes del Curso de Planificación Regional Agropecuaria, Facultad de Ciencias Agrarias (Balcarce), Universidad Nacional de Mar del Plata, pp. 26-28). La división social del trabajo - La obra de Adam Smith está asociada a la introducción de dos ideas fundamentales de la teoría: la de los costos reales decrecientes y la de la armonía intrínseca al funcionamiento de una economía de organización capitalista. La primera idea aparece desarrollada en su análisis de la división del trabajo y tiene la naturaleza de una teoría del cambio tecnológico. Smith sostiene que el incremento de la productividad de un trabajador es una consecuencia directa del aumento en el grado de especialización productiva del conjunto del sistema económico. La división de operaciones complejas originalmente llevadas a cabo por un único trabajador en un número mayor de operaciones simples realizadas por un conjunto de trabajadores incrementa la productividad media de los últimos. Este incremento se produce como consecuencia de: i) permitir el desarrollo de una mayor destreza como resultado de una operación sencilla; ii) reducir el tiempo perdido al pasar de una actividad a otra; iii) posibilitar la introducción de maquinarias y herramientas, así como estimular su invención, al tratarsede operaciones de producción más elementales.
Una vez considerados los efectos de un grado creciente de división del trabajo sobre la productividad (y el empleo de maquinarias en la producción), Smith analiza los determinantes del mismo. Su conclusión es que el aumento del grado de especialización productiva es una tendencia inevitable de las sociedades humanas que se deriva de la propensión innata al cambio del hombre. Esta propensión lo llevaría a concentrarse en la producción de alguna o algunas mercancías por encima de sus propias necesidades y a cambiar el excedente por mercancías producidas por otros. La intensidad con la que este elemento psicológico actúa está limitada por el tamaño del mercado, esto es, por la posibilidad de producir en exceso del propio consumo con miras a satisfacer éste vía el cambio. A su vez, el tamaño del mercado estaría regulado por el desarrollo de las comunicacionesy el transporte.
El rasgo distintivo de la discusión smithsiana sobre la división del trabajo reside en su intento de proporcionar una explicación del incremento histórico de la productividad y, en consecuencia, de la reducción de los costos reales de producción. En este proceso se produce simultáneamente un aumento de la dotación de capital fijo por trabajador pero la causa última -en cuanto determinante o condicionante de todo el proceso- se ubica, más allá de la acumulación de capital, en la transformación de una operación productiva compleja en un conjunto de operaciones más simples y repetitivas. En definitiva, es el principio de la división del trabajo el que explica la asociación positiva que se establece entre la dotación de capital fijo de un trabajador y su productividad. La mano invisible - El segundo aporte fundamental de Smith tiene que ver con el denominado principio de la mano invisible, así llamado a partir de un párrafo de La riqueza de la naciones. El mismo puede ser enunciado en los siguientes términos: el libre funcionamiento de un sistema económico de decisiones descentralizadas basadas, por el lado de los productores, en la persecución del lucro material y, por el lado de los consumidores, en el egoísmo personal, conduce en definitiva a una situación socialmente deseable o conveniente. La importancia de este principio no necesita ser exagerada ya que apunta a una evaluación de los méritos relativos de la forma capitalista de organización social desde el punto de vista de su deseabilidad y de su habilidad para cumplir ciertos cometidos por oposición a formas alternativas (reales o ideales) de organización comunitaria.
El carácter paradójico del principio de Smith puede ser interpretado como un intento de
conciliar ciertas normas morales a las que Smith no podía sentirse ajeno con las características del
nuevo sistema económico en formación en su época, que estaban dadas por una tenaz y abierta
competencia en pos de beneficios materiales. Desde este punto de vista, el principio de la mano
invisible constituye evidentemente una racionalización de la ideología del capitalismo en ascenso. La
idea de la existencia de un principio de coordinación y armonía intrínseco al funcionamiento de un
sistema social complejo y aparentemente caótico, constituye la transposición de las ideas filosóficas
del orden natural al campo de la teoría económica.
La fundamentación de este principio está basada en Smith en ciertas consideraciones
generales e intuitivas y reconoce además numerosas reservas. Sin embargo, el mismo constituye
el primer antecedente de una idea recurrente del análisis teórico que habría de reaparecer,
convenientemente reformulada, en el llamado teorema fundamental de la teoría neoclásica del
bienestar.
15
ANTECEDENTES DEL DESARROLLO DE LA ANTROPOLOGÍA
EVOLUCIONISTA: LA REVOLUCIÓN TEMPORAL.
La teoría de la historia que formula la antropología en las tres últimas
décadas del siglo XIX expresa y sintetiza los desarrollos científicos provenientes
de las ciencias naturales de la época y la doctrina de la ley natural. Según Tullio-
Altan (1973) “las corrientes del pensamiento científico” que concurrieron a esta
síntesis fueron cuatro, a saber, “la nueva filosofía positiva, la teoría de la
evolución biológica, las nuevas técnicas y tipologías elaboradas por la
antropología física y la naciente ciencia de la prehistoria” unidas a los desarrollos
de la geología y la paleontología (Tullio-Altan, 1973: 42).
La Geología
Los desarrollos de la geología y la paleontología, iniciados a partir de fines
del siglo XVIII tuvieron un papel muy importante en el cuestionamiento de los
dogmas cristianos, y también en el desarrollo de la historia de la tierra y el
hombre en términos de la doctrina de la ley natural. La aceptación de la idea de
procesos continuos y uniformes echó por tierra la visión de que los cambios
habían sido producto de intervenciones divinas o de otro tipo, siendo, por lo
tanto, intrínsecamente discontinuos. Por otra parte, la antigüedad de la tierra y
del hombre se extendió más allá de las estimaciones teológicas de cuatro a seis
mil años.
Durante el siglo XVIII los geólogos estudiaban los estratos expuestos en
áreas montañosas, disponiéndolos en clases ordenadas según sus características
y edades relativas. Inglaterra se puso a la cabeza de investigaciones geológicas y
paleontológicas combinadas (identificación de estratos vinculados con la
presencia de materiales fósiles/la estratigrafía como instrumento para identificar
la sucesión de formas de vida) merced a su mayor avance en la minería de
carbón y en la construcción de canales.
1815: primer Mapa geológico de Inglaterra y Gales.
En Francia, las sucesiones estratigráficas fueron estudiadas por Cuvier,
fundador de la paleontología y la anatomía comparada, culminando en la doctrina
del CATASTROFISMO (1812). No existe modificación gradual de formas de vida a
través de procesos naturales. En cambio, las sucesiones geológico -
paleontológicas evidenciaban agudas discontinuidades. Las ideas de Cuvier
podían ser reconciliadas con las enseñanzas y la cronología bíblicas: habían
existido según su versión dos grandes épocas diluviales. Una primera gran
inundación de la actual superficie de las tierras por las aguas de los océanos en
la que se habían extinguido los mamuts y otras formas de vida hoy
desaparecidas. El hombre y las especies modernas habían sido creados en un
periodo de seis días en los lechos oceánicos entonces secos. Luego venía (hace 5
ó 6000 años) el gran diluvio descripto por Noé, y el nuevo poblamiento de la
tierra.
Los estudiosos de la Biblia podían aceptar el desarrollo de la tierra a través
de una sucesión de intervenciones y también la secuencia estratigráfica desde los
animales extinguidos como una renovación progresiva de la tierra que se
preparaba para la aparición de un actor principal, el hombre (pero no la
asociación de huesos y artefactos humanos con animales antediluvianos). Lo que
se debatía en ese tiempo era entonces el número de mundos previos y su
16
sucesión catastrófica con el fin de explicar las diferentes clases de animales y
plantas, su desaparición en grandes convulsiones y la posterior nueva creación.
El catastrofismo se vinculaba a una idea de especies con características
fijas. Los animales estaban equipados estructural y orgánicamente para
adaptarse y desarrollarse en un ambiente determinado y existía evidencia de que
no poseían la suficiente versatilidad como para producir las modificaciones
requeridas por un cambio drástico en su medio. Esta concepción era
evidentemente opuesta a una noción de progresión dinámica de las especies.
Podían existir sucesiones orgánicas, pero las operaciones integrales que
vinculaban a cada organismo con su ambiente especial estaban limitadas por los
tiempos, sujetas a su extinción al ocurrir un cambio repentino en el medio.
Con Lyell se imponen el gradualismo y los procesos uniformes en geología.
Charles Lyell (The Principles of Geology, 1830-1833). Afirma que la tierra
no se encuentra nunca en estado de reposo sino que constante e
inexorablemente produce y luego destruye lo que produce: concepción de
procesos graduales y uniformes para entender las sucesiones estratigráficas. Sin
embargo, esto no condujo a demostrar que los cambios en la vida orgánica
exhibidos por las sucesiones geológicas eran progresivos. En 1830 no existía
suficiente evidencia al respecto: hacia 1863, sin embargo, Lyell estaba
convencido de que la teoría darwiniana de la variación y selección naturales era
la explicación más convincente de tales sucesiones estratigráficas.
La ciencia naciente de la prehistoria
J. Boucher de Perthes (1783-1868), director de la aduana de Abbéville en
Francia, descubrió, durante las excavaciones para la realización de obras
hidráulicas en los canales del Mosa, los restos de una antigua civilización que
definió como “antediluviana” de criaturas fósiles antropomorfas asociadas a
fabricación de herramientas (publica entre 1837-1847). Este descubrimiento y
otros (descubrimiento en 1856 del hombre de Neanderthal en Alemania; de
restos semejantes a los de Abbeville en la caverna de Brixham en Kent,
Inglaterra, en 1858; del Pitecántropo en Java en 1891, entre otros) y los
estudios que los siguieron pusieron en evidencia, por un lado, la gran antigüedad
de la historia del hombre, y por el otro la existencia de una sucesión de
civilizaciones caracterizadas por diferencias antropométricas y culturales. A la
vez hicieron posibles las primeras tentativas de comparación entre esas
civilizaciones antiguas que databan de miles de años con las sociedades salvajes
contemporáneas. Remítase en este punto a A. Palerm.
El desarrollo de la geología y la creación de la nueva arqueología prehistórica
establecieron las condiciones para el desarrollo del darwinismo y el
evolucionismo en la medida en que
1- tendieron un puente en la discontinuidad entre el hombre y las formas
animales más tempranas, dando razonabilidad a la evolución lenta y de
largo plazo de la especie humana
2- establecieron un marco temporal expandido que permitió pensar la
evolución gradual de un animal portador de cultura a partir de una
criatura parecida al simio
De este modo, en el nuevo cuadro temporal, la explicación de la diversidad
cultural y física de la especie humana y los datos de los pueblos salvajes
cobraron una nueva significación. A expensas de los movimientos en el espacio y
17
las explicaciones de tipo genético (véase Meek), los análisis de la historia natural
y cultural del hombre pasaron a focalizar en los desarrollos en el tiempo. Y el
cambio temporal pasó a conceptualizarse cada vez más en términos de eventos
repetidos y gobernados por leyes que producían los mismos efectos a partir de
las mismas causas (Stocking, 1987).
ANTECEDENTES DEL DESARROLLO DE LA ANTROPOLOGÍA
EVOLUCIONISTA: LA TEORÍA DE LA EVOLUCIÓN BIOLÓGICA.
Hasta el siglo XVIII, las concepciones dominantes estaban fundadas en
generalizaciones teológicas: principio de continuidad entre las cosas creadas y
Dios, inmutabilidad de las especies, creacionismo (Dios creó a cada organismo,
asignándole un lugar y una jerarquía en la gran cadena del Ser) (véase, por
ejemplo, Linneo en Pratt).
Con las teorías de la evolución biológica se pasa a cuestionar la
inmutabilidad de las especies; si se admitía que los organismos se transformaban
y derivaban unos de otros, se ponía radicalmente en cuestión la concepción del
Creador.
Malthus (1766-1834) Ensayo sobre el principio de población,
primera edición, 1798. Remítase a Palerm (la ecuación población-recursos, la
crítica a la perfectibilidad iluminista, la "ley de necesidad" en la lucha por la
existencia, la cuestión moral: costumbres viciosas, pasiones y miseria, la
responsabilidad individual y el problema de los pobres).
J.B.Lamarck (1744-1829) Historia de los animales invertebrados
(1815-22). Plantea que la vida comienza en formas simples y se va
complejizando a medida que los organismos maduros, al acomodarse a distintos
medios, refuerzan ciertos órganos y partes por el uso habitual, atrofiándose otros
con el tiempo; esas modificaciones adaptativas pasan a los descendientes como
modificaciones estructurales.
Habla así de la tendencia de la vida a extender las proporciones del
organismo, a producir nuevos órganos en función de las nuevas necesidades de
adaptación y supervivencia, a desarrollarse los órganos a través de su uso y a
trasmitirse esas transformaciones hereditarias. (Imposibilidad de verificación
experimental de su teoría.)
Charles Darwin El origen de las especies, 1858.
Nuevo fundamento experimental. Otorgó una “nueva dignidad científica” a
las ciencias naturales de la época y la doctrina de la ley natural (ley de
causalidad universal). Se propone resolver “el misterio de los misterios”: la
formación de nuevas especies.
Nueva noción relativa a la adaptación del organismo al ambiente: el
principio de la lucha por la vida para el mantenimiento y afirmación de las
especies, con la supervivencia del más apto a través del proceso de selección
natural
La diferencia teórica entre Lamarck y Darwin reside en el hecho de que el
primero ponía en primer plano el proceso de adaptación del organismo al
18
ambiente, mientras que Darwin priorizaba conceptualmente el principio de la
LUCHA POR LA VIDA, que los individuos debían sostener constantemente para
mantenerse y afirmarse como especie. Esto conduce a la supervivencia del más
apto a través de un proceso denominado de SELECCIÓN NATURAL.
Las categorías del darwinismo:
- Competencia. Importancia de Malthus, quien “plantea
argumentos cuantitativos que hacen aparecer el proceso de la
lucha como resultado natural del crecimiento geométrico de las
poblaciones”.
- Competencia ecológica. Influencia de Lyell: ya no depredación
(exterminio de seres excesivos) sino la competencia en el logro
del equilibrio y como determinante en la formación de nuevas
especies y variedades.
- Reproducción diferencial, que refiere al éxito en dejar
progenie.
- Adaptación como producto de la selección natural que
favorece a los portadores de las variaciones que en determinado
medio resulten favorables. La base de la evolución está dada por
estas variaciones.
- Principio de divergencia de los caracteres. La selección
favorece la conservación de las modificaciones favorables que
hagan diferir a unas especies de otras en costumbres, estructura
y funcionamiento, de modo que disminuye la intensidad de la
competencia y aumentan sus probabilidades de triunfo en la
lucha por la vida.
- Noción de PROCESOS (no diseño, no designio, no teleología)
como resultado de las relaciones de los organismos entre sí y con
su medio.
El hombre es producto de procesos biológicos que operan en todas las
formas vivas y que van de formas simples a formas más complejas a través de
los procesos de diferenciación y selección natural. El mismo proceso de origen
con modificación explica el desarrollo de todas las especies incluida la de los
seres humanos. Plantea la probabilidad de que todos los seres orgánicos que han
poblado la tierra fueran descendientes de alguna forma primordial en cuyo
interior fue por primera vez insuflada la vida.
El hombre guarda así semejanzas estructurales con otros animales, lleva
en su cuerpo la marca indeleble de su origen inferior. En 1871, en La
descendencia del hombre, afirma "El hombre desciende de un cuadrúpedo
peludo y con cola, de hábitos arbóreos que habitaba el Viejo Mundo". En esta
publicación, Darwin enfatizó la significación del lenguaje y de otras técnicas
culturales y su asociación posible al desarrollo del cerebro. De ahí el interés en la
“conexión entre la evolución biológica del hombre y su desarrollo intelectual”
(Kuper, 1996: 77).
Origen común de todas las formas de vida
Una línea de simios desarrolló atributos protohumanos principalmente un
cerebro mayor y unos andares bípedos. A partir de esta especie ancestral
evolucionaron una serie de tipos de monos homínidos progresivamente más
avanzados. En ultima instancia surgió la capacidad para el lenguaje y a partir de
19
entonces una sucesión de adelantos culturales fue puntuando la historia humana
hasta culminar en un modo de vida muy distinto al de los demás primates.
Efecto de retroalimentación entre cultura y naturaleza, sugiriendo que el
desarrollo del cerebro hizo posible la invención del lenguaje y de las
herramientas, lo que a su vez alentó el desarrollo ulterior del cerebro.
Los mecanismos de la evolución biológica
Darwin explicó los mecanismos de la evolución biológica en el origen de las
especies. Todo organismo presenta rasgos únicos. Estos individuos únicos
compiten por la supervivencia. En conjunto, los que sobreviven lo hacen porque
poseen caracteres que les confieren una leve ventaja sobre sus rivales en un
entorno físico compartido por todos ellos. Las características favorables devienen
gradualmente más y más comunes en una población cuyos miembros sean
fértiles entre sí. Tras un cierto número de generaciones, los cambios pueden
acumularse y dar lugar a una población radicalmente distinta de la población
ancestral original: tan distinta como lo son los seres humanos de los simios
arborícolas, nuestros antecesores.
Estas ideas hicieron que el interés de los naturalistas se desplazara desde
la noción de especie a la de población local compuesta por individuos
interfértiles y biológicamente variables. Las variaciones surgen
continuamente, pero son producto del azar y su suerte es determinada
por circunstancias fortuitas, de las cuales las más significativas son las
presiones inmediatas del entorno local. El cambio es gradual y tiene
lugar mediante una serie de pasos episódicos e impredecibles. Así, cada
historia local es única. En contraste con los movimientos de los planetas
o de las partículas atómicas, los acontecimientos biológicos no siguen
rutas predecibles.
Según Kuper (1996), a quien hemos seguido hasta aquí, a pesar de su
enorme poder e influencia, la teoría de Darwin adoleció de un gran defecto en el
momento en que fue formulada. Las manera exacta en que las modificaciones
surgían y se trasmitían seguía constituyendo un enigma.
Los trabajos de Gregor Mendel 1822-1884 (Actas de la Sociedad
Científica de Brno, Checoslovaquia, 1865) acerca de que la herencia se
trasmite mediante ciertas partículas que pasan inalteradas a la siguiente
generación y la descendencia hereda rasgos de cada uno de los progenitores,
fueron “redescubiertos” sólo a comienzos del siglo XX. El ambiente no influye en
la trasmisión de rasgos a la progenie. Surge la idea de la herencia entendida en
términos genéticos. Las leyes básicas de la herencia: los factores o unidades
hereditarios no se combinan sino que pasan intactros; cada miembro de la
generación de padres trasmite sólo la mitad de sus fectores hereditarios a cada
uno de sus descendientes (existiendo algunos factores que son dominantes con
respecto a otros) y cada uno de los descendientes de estos mismos padres
recibirán conjuntos diferentes de estos factores hereditarios. El trabajo de
Mendel es el fundamento de la genética moderna. La gran síntesis evolutiva se
efectuó a partir de los años 30 y 40; en 1953 fue identificado el ADN y la
genética se transformó en el campo de mayor dinamismo en el seno de la
biología evolutiva.
Con respecto al origen primate de la humanidad: humanos y chimpancés
son idénticos en un 98.4 % de sus secuencias de nucleótidos del ADN y en un
99.6 % de sus secuencias de aminoácidos (Kuper, 1996: 14).
20
Los “usos” de la teoría darwiniana:
Transferencia de su teoría del campo de los fenómenos naturales a los
fenómenos sociales. Se articula a los fundamentos de la moral burguesa, a la
concepción individualista del hombre como productor y el principio de la libre
competencia como panacea para todos los males sociales y la primacía de la
civilización europea.
(…) El origen de las especies (1859) abrió un nuevo capítulo en la historia del
pensamiento sociológico y etnológico en el sentido de que, a través de esta teoría,
transferida del campo de los fenómenos naturales al de los fenómenos sociales, se
otorgaba mayor consistencia a la ideología evolucionista típica de la sociedad
burguesa de su tiempo.
Hacia la mitad del siglo XIX, el desarrollo de la sociedad burguesa occidental
llegaba a su apogeo. Se fundaba, desde un punto de vista ideal, en una concepción
rígidamente individualista del hombre como productor y en el principio económico de
la libre competencia como panacea frente a cualquier mal social. La teoría darwinista
sobre la supervivencia del más apto en la lucha por la vida coincidía a las maravillas
con la moral burguesa del tiempo y por lo tanto se unía al campo de la teorización
etnológica y sociológica como un modelo que podía aplicarse ventajosamente al
estudio de los fenómenos humanos. La teoría se hacía así ideología en la medida en
que se aplicaba fuera de su esfera especifica, se aplicaba a otra esfera en la que la
verificación experimental realizada en la primera no era posible.
Además, el evolucionismo darwiniano venía al encuentro de otra exigencia
social extracientífica: la de la legitimación de la primacía de la civilización europea
sobre otras formas. El concepto de evolución en el campo de la historia y de las
formas sociales no fue introducido por Darwin porque éste preexistía a su teoría sobre
el origen de las especies. Sin embargo, esta teoría pareció dar una nueva dignidad
científica a las concepciones precedentes y el rigor de la “ley” científica a las normas
de la vida en sociedad. Aquello que provenía de la sociedad, y en particular la
estratificación social y la lucha de clases, asumía así un carácter “natural” y por tanto
necesario, del mismo modo en que era natural y necesario el hecho incontestable de
la supremacía de la civilización blanca sobre las demás (Tullio-Altan, 1973: pp. 43-
44).
Según Adam Kuper, el triunfo de Darwin estimuló una antropología “muy
antidarwinista” (véase bibliografía obligatoria de Unidad IV). Cito en extensión a
este autor:
El origen de las especies de Darwin apareció en 1859. Durante los siguientes
dos décadas aparecieron monografías “sociológicas” que trataban acerca de la
sociedad primitiva, incluidos los estudios clásicos de Bachofen, Maine, Fustel de
Coulanges, Lubbock, McLennan, Morgan y Tylor. Todos compartían la preocupación
en torno de la naturaleza de la sociedad y la religión primitivas. Casi todos ellos
asumían una progresión directa de la sociedad primitiva a través de varios estadios
intermedios hasta la sociedad moderna. Sin embargo, aunque estos escritores fueron
agrupados bajo la denominación de evolucionistas por las generaciones posteriores,
no fue Darwin su inspiración común.
He aquí una paradoja, por cuanto el triunfo de Darwin estimuló una
antropología muy antidarwinista. En la medida en que el Darwinismo avanzaba en
Gran Bretaña, se iban haciendo cada vez más comunes distintos tipos de
pensamiento evolucionistas. Colaboradores de Darwin como Huxley, Galton y
Lubbock, establecieron un nuevo espacio para las investigaciones antropológicas
evolucionistas dentro del marco de las ciencias naturales e incluso de las
humanidades. Sin embargo, para quienes no estaban formados en biología era
preferible la visión lamarckiana de la evolución, aunque no todos podían reconocer la
21
diferencia con respecto a la visión de Darwin. Herbert Spencer –un lamarckiano- tuvo
al menos tanto impacto sobre Maine, Tylor e incluso Durkheim como Darwin.
Tal vez la mayor dificultad con la teoría de Darwin era su idea de que la
evolución no implicaba direccionalidad o progreso y que no seguía plan alguno.
Darwin sostenía que la selección natural trabajaba a partir de variaciones individuales
al azar. Y mientras que los cambios ambientales eran de importancia decisiva, eran al
mismo tiempo impredecibles. La selección natural era un proceso ineluctable,
pero las adaptaciones particulares eran el producto del azar. Se seguía de
ello que la historia no era unilineal. Grupos del mismo origen podían desarrollarse
de maneras diversas en condiciones aisladas en ambientes diferentes. Uno podía
rastrear la historia de una especie hacia atrás en el tiempo pero no había modo de
predecir su trayectoria futura. Era muy difícil, si no imposible, evaluar el “progreso”.
Eran éstas ideas nuevas y radicales que no eran compartidas por los
contemporáneos a Darwin que escribían acerca de la sociedad primitiva o la cultura
primitiva. Estos autores tendían más a creer, con Spencer, que la historia humana
era una historia de progreso, y que todas las sociedades vivas podían ser ordenadas
en una escala evolucionista única. También tendían a compartir las ideas
lamarckianas clásicas: el cambio evolutivo asumía la forma de saltos revolucionarios
entre un estadio de desarrollo y el otro; que el impulso para estos cambios era
interno más que externo y que los rasgos adquiridos eran trasmitidos directamente
por la herencia.
ANTECEDENTES DEL DESARROLLO DE LA ANTROPOLOGÍA
EVOLUCIONISTA: LAS PROYECCIONES DE LA TEORÍA DE LA EVOLUCIÓN
BIOLÓGICA EN LA TEORÍA SOCIAL. HERBERT SPENCER (1820-1903).
El modelo naturalista para dar cuenta de los distintos niveles de logros
culturales y del surgimiento de la civilización lo expresa Herbert Spencer y
aparece expresado en el discurso del colonizador al dar cuenta de su misión
tutelar/moral:
"No es natural ni justo que los pueblos civilizados occidentales vivan en espacios
restringidos, donde acumulan las maravillas de la ciencia, el arte, la civilización,
dejando la mitad del mundo a pequeños grupos de hombres incapaces e
ignorantes (...) o bien de poblaciones decrépitas sin energías ni dirección,
incapaces de todo esfuerzo" (cita en Menéndez, op.cit.: 9).
Aquellos a quienes esa creciente dificultad de ganarse la vida que conlleva el
exceso de fertilidad no estimulan mejoras en la producción, esto es, a una mayor
actividad mental, van directamente a su extinción y en último término, serán
suplantados por aquellos otros a los que la misma presión sí estimula y así
verdaderamente, y sin más explicación, se verá que la muerte prematura bajo todas
sus formas y cualquiera que sea su causa, no puede dejar de actuar en la misma
dirección.
No hay que intervenir, el Estado no puede hacer obras de beneficencia, porque
como los que desaparecen prematuramente, en la mayor parte de los casos suelen
ser aquellos en quienes el poder de autoconservación suele ser menor, de aquí se
sigue inevitablemente que quedan en vida y continúan la raza, son los que tienen
más capacidad de autoconservación, son los electos de una generación. El ejercicio
incesante frente a los peligros de la vida, y la muerte de todos los hombres que
sucumbieron, aseguran un constante progreso hacia el grado más alto de humanidad,
inteligencia y autorregulación, hacia una mejor regulación de las acciones, hacia una
vida más completa (H. Spencer en Harris, 1978: 109).
Ejes para la lectura:
22
-Aplicación al análisis de la evolución social de conceptos provenientes de las
ciencias naturales y de las nociones de lucha por la existencia (Malthus),
adaptación y herencia de los caracteres adquiridos (Lamarck) y supervivencia del
más apto.
-La concepción de evolución de la sociedad (lo superorgánico) a partir de
diferenciaciones sucesivas
-Idea de una sociedad original (horda)
-Conceptos de estructura y función a partir de entender a la sociedad como
organismo.
-La contribución de Spencer a la construcción de un prototipo de sociedad
primitiva y de la psicología del hombre primitivo, más cercano al “arquetipo
vertebrado” y a la infancia de la humanidad: "El europeo civilizado está mucho
más lejos del arquetipo vertebrado que el salvaje".
Nacido en 1820, en Derby, en una familia provinciana de clase media baja.
(Véanse datos biográficos en Palerm.)
Sus obras:
Estática social 1850
Principios de psicología 1855 (2 vol.)
Primeros principios 1862
Principios de biología 1864-72
Principios de sociología 1876-1896 (2 vol.)
Principios de ética 1879-1893 (2 vol.)
El propósito de Spencer fue unir en una estructura coherente los últimos
descubrimientos de la física y la biología.
Importancia en la elaboración de su teoría de los estudios sobre
termodinámica (Joule, Kelvin, etc.) (sobre las relaciones entre el calor y la
energía y el principio de la conservación de la energía) que, en convergencia con
la teoría de la selección natural, contribuyeron al enorme prestigio de las ciencias
naturales durante el siglo 19.1
También influye en la elaboración de su concepción acerca de la evolución
la fórmula del desarrollo embriológico de Von Baer (“cada organismo cambio de
la homogeneidad de estructura a la heterogeneidad de estructura en el curso de
su desarrollo”) aplicable a todos los órdenes de organismos
Otras influencias: Lyell y sus Principios de Geología, Malthus, y
especialmente LAMARCK.
Además, el principio de la población aplicado a los debates acerca de la
pobreza, la doctrina de la economía política, y el modelo dominante de clase
(media, antiaristocrática) sobre el progreso basado en sus principales
instituciones: el sistema fabril, la moral protestante del trabajo, el libre comercio,
el gobierno representativo, las instituciones políticas liberales, la ética de la
autodisciplina y la restricción morala teoría económica del liberalismo
1 La conservación de la energía (“persistencia de la fuerza”) era el punto de partida de su sistema
deductivo. En todas partes en el universo se observa la incesante redistribución de materia y
movimiento, distribuida rítmicamente entre evolución y disolución. La evolución es la integración
progresiva de la materia, acompañada por una disipación del movimiento: la disolución
representa la desorganización de la materia acompañada por la absorción de movimiento. El
proceso de la vida es esencialmente evolutivo, encarnando un cambio permanente de la
homogeneidad incoherente a la heterogeneidad coherente, manifiesta en el hombre y en los
animales superiores.
23
Su concepción de la evolución (inorgánica, orgánica y superorgánica) como
pasaje de un estado homogéneo e inestable a un estado diferenciado de
equilibrio. Luego desintegración para producir nuevas diferenciaciones e
integraciones. Competencia por el control de la energía y los recursos
disponibles. Sobreviven lo más aptos que producirán nuevas integraciones de
mayor nivel de complejidad
Lo social es lo superorgánico, es decir, el nivel más complejo y superior de
la realidad y la sociología como la disciplina encargada de su estudio.
La analogía orgánica: La sociedad es un organismo en el que:
- el crecimiento se manifiesta por el aumento del volumen
- el crecimiento se manifiesta por el aumento de la complejidad de la estructura
- interdependencia de las partes del todo social - la división del trabajo como un
equivalente de la especialización fisiológica de funciones que cumplen las instituciones
- la vida de la sociedad es más larga que la vida de las células
Son los productos superorgánicos (las obras técnicas y culturales) los que
distinguen a la sociedad de una unidad biológica. La sociedad evoluciona del
consenso de estructuras y funciones precedentes hacia el consenso de
estructuras y funciones subsiguientes mediante el mecanismo de integración por
diferenciación, pasaje de una homogeneidad incoherente a la heterogeneidad
coherente. Las sociedades crecen en volumen a través de la agregación de
sociedades y a través de la diferenciación, produciéndose nuevas actividades
que conducen a integraciones más complejas.
Todas las sociedades comparten un punto de origen en común. Más aun,
las formas institucionales originales no se pierden sino que se recombinan en
formas superiores y más complejas (herencia de las características adquiridas).
Según Spencer la sociedad original es un organismo unicelular internamente
indiferenciado. De la horda original a la sociedad de mitades (2 clanes). La horda
deja de ser independiente y se convierte en un elemento de un grupo extendido
denominado clan.
Tipos sociales: sociedades simples
sociedades compuestas
sociedades doblemente compuestas
sociedades triplemente compuestas.
Evolución social que conduce del tipo comunal (basado en lazos de sangre) al
tipo militar y luego al tipo industrial.
En Estática social, plantea que, debido a que en el “estado predatorio
original”, la razón autopreservación-simpatía era muy alta y los grupos tendían al
aislamiento. Sólo “la multiplicación de la raza” (no el incremento de la “simpatía”
o de los sentimientos altruistas) había forzado a los humanos “a vivir en contacto
entre unos y otros”, de modo que la sociedad en esa etapa había sido posible
sólo sobre la base de la autoridad coercitiva. De modo que en los comienzos los
gobiernos fueron despóticos. Gradualmente, el desarrollo de la simpatía y el
poder de autocontrol hicieron posible la disminución de la restricción externa
hasta el punto en que en el hombre, correctamente constituido, la “ayuda
externa” ya no sería necesaria. Así, la civilización era la evolución de un ser
capaz de conformarse a ella, esto es, cuando el hombre poseyera un instinto
activo de libertad junto con una simpatía activa.
Spencer plantea que con la civilización y el advenimiento del individuo
civilizado, se hace posible el desarrollo del estado liberal que interviene lo
menos posible y permite alcanzar la mayor felicidad a través del libre juego de la
competencia entre los individuos y el conflicto ilimitado de los intereses indivi24
duales, culminando así la realización de la ley de la evolución de integración por
diferenciación. En esa competencia opera la selección social que produce
hombres biológica, psicológica y socialmente superiores. Según Harris (1978),
ese principio de supervivencia del más apto es la justificación del capitalismo
como sistema económico y del imperialismo como sistema político.
Spencer desarrolla una psicología y una ley del pensamiento aplicando la
noción lamarckiana de uso-adaptación-herencia. Los efectos de modos de
asociación repetidos se trasmitían como modificaciones del sistema nervioso. Y
las diferencias culturales que separaban a salvajes y civilizados –transformadas
en orgánicas a través de la herencia de los caracteres adquiridos- podían ser
dispuestas en términos raciales jerárquicos para un marco de referencia
consolidado para la creencia continuada en el progreso intelectual y moral. Dada
la ausencia de un tratamiento adecuado de la psicología humana en Darwin,
Spencer se convirtió en la principal orientación en esta materia para los teóricos
de la época (Stocking, 1987).
La teoría de la selección social de Spencer está contenida inicialmente en
dos artículos publicados en 1852. En ellos propuso que la presión de la
subsistencia en la población podía ejercer un efecto benefactor sobre la raza
humana. Esta presión había sido la causa inmediata del progreso desde los
primeros tiempos del hombre. Al premiar la habilidad, la inteligencia, el
autocontrol y el poder para adaptarse mediante innovaciones tecnológicas, había
estimulado el avance del hombre y seleccionado a los mejores de cada
generación para sobrevivir. Así acuño la expresión “supervivencia del más apto”.
El evolucionismo de Spencer se formuló en paralelo al de Darwin y en términos
de un proceso causal diferente de la selección natural (op.cit.)
Las consecuencias para las concepciones científicas de las características
mentales de los pueblos no europeos fueron profundas. En el siglo 18 los
salvajes compartían la misma naturaleza psíquica de los europeos. En la primera
mitad del siglo 19, esta unidad esencial resultó erosionada por concepciones
raciales hereditarias. Cuando el estudio sistemático de los pueblos no europeos y
el estudio sistemático del desarrollo de la civilización, en gran parte empresas
separadas durante este período, se integraron en la década de los 60
básicamente a expensas de los planteos de Spencer, aunque concebidas como
productos de influencias ambientales incluidos los factores culturales, las
diferencias psíquicas humanas pasaron a ser pensadas como hereditarias y en el
marco de la evolución biológica.
No efectuó un uso sistemático de los datos sobre salvajes contemporáneos
para reconstruir las fases de la evolución sociocultural. Su método comparativo
se basó más bien en la analogía fundamental entre “tipos inferiores de
organismos y tipos inferiores de sociedad” (que cada uno “consiste de muchas
parte semejantes que realizan funciones similares”) y en la aplicación analógica
de un modelo de desarrollo embriológico a la evolución de las sociedades.
***
Entre 1840 y 1870 se fue consolidando la necesidad de una nueva
disciplina centrada en la historia física y cultural del hombre. Existía ya un
amplio panorama acerca del mundo y sus habitantes; la síntesis comtiana
limitaba la nueva ciencia sociológica al mundo occidental y a su desarrollo
futuro; se acumulaban nuevas evidencias en prehistoria, geología, paleontología,
craneometría, filología que requerían un marco teórico comparativo general; la
teoría de la evolución comenzaba a sugerir una nueva base para pensar los
25
desarrollos humanos, tanto biológicos como culturales, en términos de leyes
naturales.
Por otra parte, la formación de sociedades etnológicas señalaba la
aparición de "expertos", distintos de otros profesionales, interesados en el
establecimiento de las relaciones históricas entre las razas (no entre pueblos ni
entre individuos), en su comparación de acuerdo con pautas culturales y
morales y también biológicas.
La idea de evolución proveyó de una teoría unificadora a la nueva
disciplina antropológica y al desarrollo de su método comparativo.
Hacia 1840 ya ha surgido la sociología a partir del tronco de una ciencia
social generalizada. Hacia 1860 surgiría la antropología (como ciencia de la
historia temprana del hombre, la sociedad y la cultura).
Creación de sociedades antropológicas:
París 1859
Londres 1863
Berlín 1869
Viena 1870
Estocolmo 1873
Washington 1879
Que luego se convertirán en sociedades nacionales (cuando la antropología se
institucionaliza como actividad académica y profesional).
Bibliografía obligatoria
PALERM, Angel. Historia de la Etnología 2. Los evolucionistas. Alhambra, México,
1982. (Selecciones de A. Comte y Saint-Simon; Malthus, Darwin y Maine.)
SPENCER, Herbert. Principios de Sociología (1876-1896). Reviste de Occidente
Argentina, Colección Abreviaturas, Buenos Aires, 1947. (Selección de la
Cátedra.)
MENÉNDEZ, Eduardo. "Colonialismo, neocolonialismo: racismo". Ficha de
circulación interna, Cátedra de Introducción a las Ciencias Antropológicas,
Universidad de Mar del Plata, 1968.
STEPAN, Nancy. “Biological Degeneration: Races and Proper Places”. En
Chamberlin, J. Edward y Gilman, Sander L. (comp.) Degeneration, The Dark Side
of Progress. Columbia University Press, Nueva York, 1985. (Traducción de la
Cátedra.)
STOCKING, George W. (Jr.) “Epilogue: The extinction of Paleolithic man”. En:
Victorian Anthropology. The Free Press, Nueva York, 1987. (Traducción de la
Cátedra.) (PRACTICOS.)
Bibliografía citada
ALLEN, Garland. “Genetics, eugenics and the medicalization of social behavior:
lessons from the past”. En: Endeavour, 23 (1): 10-19, 1999.
ASAD, Talal. “De la historia de la antropología colonial a la antropología de la
hegemonía occidental”. En: Stocking Jr., George W. (comp.) Colonial Situations.
Essays on the Contextualization of Ethographic Knowledge. The University of
Wisconsin Press, Historia de la Antropología, volumen 7, Wisconsin, 1991.
FEE, Elizabeth. “Nineteenth-century craniology. The study of the female Skull”.
En: Bulletin of the History of Medicine. 53:415-433, 1979.
FIELDHOUSE, David K. Los imperios coloniales del el siglo XVIII. Siglo XXI
Editores, Colección Historia Universal, volumen 29, México, 1992.
KUPER, Adam. El primate elegido. Crítica, Grijalbo, Barcelona, 1996.
KUPER, Adam. The Invention of Primitive Society. Transformations of an Illusion.
Routledge, Nueva York/Londres, 1996.
26
LECLERCQ, G. Antropología y colonialismo. Alberto Corazón Editor, Madrid, 1973.
MADRID VERA, Juan; OLEA FRANCO, Adolfo y RUIZ GUTIÉRREZ, Rosaura. “El
darwinismo: una revolución teórica”. Boletín de Antropología Americana, 10,
México, diciembre de 1984.
MINA STERN, Alexandra. “Secrets under the Skin: New Historical Perspectives on
Disease, Deviation and Citizenship. A Review Article”. En: Comparative Study of
Society and History, 10: 589-596, 1999.
PRATT, Mary Louise. Ojos imperiales. Literatura de viajes y transculturización.
Ediciones de la Universidad Nacional de Quilmes, Buenos Aires, 1987.
STOCKING, George W. (Jr.) Victorian Anthropology. The Free Press, Nueva York,
1987. (Traducción de la Cátedra.)
TULLIO-ALTAN, Carlo. Manuale di Antropologia Culturale. Storia e Metodo.
Valentino Bompiani, Milán, 1973.
TWINE, Richard. “Physiognomy, Phrenology and the temporality of the body”.
En: Body & Society, 8(1):67-88, 2002.
27
El colonialismo, sistema que a través de su alta tasa de ganancia contribuye a financiar el despegue económico de Inglaterra y Francia, establece su dominación económica según una serie de rasgos: creación de economías basadas en la monoproducción y en la servidumbre
humana carácter monopolista de las explotaciones y establecimiento de la gran
propiedad estrecha relación entre colonia y metrópolis (Menéndez, 1968).
Fines siglo XVIII-mediados del siglo XIX
Cese del Pacto Colonial, que se anula momentáneamente como resolución estratégica de los intereses metropolitanos británicos a la cabeza del dominio económico marítimo y colonial. Es el momento de la abolición de la servidumbre
el fin de las medidas proteccionistas / libertad del comercio internacional (desarrollo del librecambismo).
Cese de la expansión colonial con dominio territorial. Inglaterra, en virtud de su hegemonía en la producción manufacturera, ya no requiere para su penetración en otros países de aseguramientos políticos y militares ya que es la época del auge de la expansión económica sin competencia.
Siglo XIX
Nueva oleada de expansión europea. “Inglaterra integra un nuevo sistema colonial dinamizado por el capitalismo industrial al que se van agregando Francia, Alemania, EEUU, Rusia y Japón. Es la época del reparto del mundo (África, Asia y Oceanía), de la expansión territorial rusa y de EEUU en América Latina y Oceanía y de la imposición del neocolonialismo sobre América Latina
recién liberada del dominio ibérico” (Véase Palerm).
El reinicio del proceso de expansión geográfica con dominio político se efectuará según modalidades diferentes en función de la situación de las áreas extraeuropeas así como del grado de desarrollo diferencial de los capitalismos nacionales. Gran Bretaña ejercerá un tipo de dominación primariamente económica y con baja proyección política y militar (dominio indirecto). Francia ejercerá junto a la dominación económica un tipo de penetración militar y política activa (dominio directo) (Menéndez: 5). (…) los imperios coloniales europeos se agrandaron mucho más rápidamente en los cien años posteriores a 1815 que en cualquier período histórico precedente. De 1800 a 1878 Europa se aseguró casi 17.000.000 de kilómetros cuadrados y otros 22.500.000 aproximadamente de 1878 a 1914.
En 1800 Europa y sus posesiones (incluidas las antiguas colonias) cubrían casi el 55% de la superficie terrestre; en 1878 el 67% y en 1914 el 84.4%. Y la expansión prosiguió. En 1914, los países importantes que jamás habían estado bajo la dominación europea eran únicamente Turquía, algunas regiones de Arabia, Persia, China, Tibet, Mongolia y Siam. Y junto a las
nuevas colonias aparecieron en escena nuevas potencias coloniales: Italia, Bélgica, Estados Unidos y Rusia.
2
(…)
Es conveniente dividir la historia del nuevo colonialismo en dos períodos, antes y después de 1878, y considerar los primeros 70 años como un período de expansión y los otros como un período de delimitación de las respectivas esferas de influencia y de nuevos repartos.
Antes de 1882, más o menos, se puede ver una razón evidente de la nueva expansión europea: no se debió a (…) la necesidad de adquirir nuevas colonias en interés del territorio metropolitano. (…) se trató, sobre todo, de reacciones a unas determinadas situaciones en las que era cuestión de elegir entre una adquisición o una pérdida: no fueron necesariamente la expresión
de una abstracta aspiración colonialista.
(…)
En este período, (…) la expansión colonial fue casi nunca producto de un plan premeditado de Europa: estuvo motivada por la periferia. Este hecho la distingue muy claramente de la primera expansión de los siglos XV y XVI, y en alguna medida también de los acontecimientos posteriores a 1882.
A comienzos del siglo XIX, Europa se hallaba evidentemente unida por muchos lazos a los países todavía independientes de Afrecha, Asia y el Pacífico. El desarrollo tecnológico e industrial europeo extendió muy pronto el comercio a todas las partes del mundo. (…) El cristianismo trataba de fundar misiones por doquier y los exploradores trataban de realizar mapas de
continentes aún ignorados. (…) Y estos contactos siempre acababan por dar ocasión a una política intervencionista. El armamento y la técnica militar y naval de Europa habían progresado enormemente. Los estados indígenas, en otro tiempo formidables obstáculos, se derrumbaban ahora al primer choque.
Esas fueron las causas de la nueva expansión europea. Por ello, en su gran mayoría, las nuevas anexiones coloniales a partir de 1815 se realizaron no porque hubieran sido planificadas desde la
metrópoli, sino porque determinados intereses periféricos europeos las hicieron inevitables. Muchas fueron consecuencia directa de la existencia de otras posesiones en una zona determinada, como expresión de los intereses locales. (…) Los hechos se desarrollaban en la periferia, pero la acción debía ser finalmente aprobada por el gobierno metropolitano. Con frecuencia … se recurría a formas de intervención menos comprometidas, tales como el “protectorado”, que aseguraba un cierto control político sobre los estados locales, sin una auténtica posesión.
(…)
La expansión fue por tanto producto de dos fuerzas claves: el impacto de la Europa industrial y la potencia de los grupos locales europeos. (Fieldhouse, 1992: 126-129). Las características (que) distinguen a los 30 años que van desde 1883 hasta el estallido de la primera guerra mundial (...) El ritmo de la expansión imperialista aumentó notablemente: se adquirieron más territorios coloniales durante ese período que en los tres cuartos de siglo anteriores. (…) El número de las potencias europeas interesadas en la expansión colonial se multiplicó con el despertar de los intereses coloniales de España y Portugal y con la intervención de estados que jamás habían tenido tradición colonial, tales como Alemania, Italia, los Estados Unidos y la Bélgica del rey Leopoldo II. Estos elementos revistieron la importancia suficiente como para distinguir el período del reparto del de la expansión, pero en realidad no eran en absoluto
3
nuevos. No existió, pues, una solución de continuidad en la expansión europea, ni dejaron de operar las fuerzas que hasta ese momento habían contribuido a la formación de los imperios coloniales.
(…)
Se han propuesto cuatro explicaciones a los acontecimientos que se produjeron a partir de 1883. (…) La primera hace depender el reparto de las necesidades económicas. La industrialización de la Europa continental y el resucitado proteccionismo del última cuarto del siglo XIX hicieron que las colonias tropicales fueron más necesarias que nunca en cuanto mercados para las manufacturas de la metrópoli¡, sectores de inversión para los excedentes de capital y segura fuente de materias primas.
(…)
Otra explicación es la que considera al imperialismo como una expresión del nacionalismo europeo. La unificación de Alemania y de Italia antes de 1870 y el desarrollo del chauvinismo en todos los países generaron una rivalidad internacional de proporciones nunca vistas. (…) Las colonias alimentaban la potencia nacional y eran símbolos de prestigio.
(…)
Un tercer tipo de interpretación (…) El reparto general se hizo necesario porque los viejos imperialismos habían llegado a un punto de colisión en el África occidental, en el Pacífico y en el sudeste asiático y porque había aumentado el número de estados europeos que tenían intereses
comerciales o de otra naturaleza en el mundo colonial.
(…)
La cuarta interpretación (…) serían los nuevos métodos de la diplomacia europea: la génesis de la nueva situación habría de ser buscada en la brusca reivindicación de colonias por parte de Bismarck en 1884-85. Para Bismarck esas colonias eran un medio de trueque diplomático,
igual que tantos otros, de los cuales una gran potencia podía servirse para negociar. Planteando enormes exigencias en África y el Pacífico y llevando las disputas coloniales del África occidental a la mesa de las conferencias internacionales, creó una especie de bolsa de títulos coloniales, que a
partir de ese instante no se pudo ignorar.
(…)
Las primeras reivindicaciones suscitaron relativamente pocas controversias serias, pues quedaban todavía muchas zonas donde escoger. Pero el apetito entra comiendo: en la última década del siglo XIX el hambre de territorios se había hecho más fuerte y había poco con que satisfacerla. La belicosidad internacional siempre en aumento, que caracterizó a los veinte años a caballo entre los dos siglos, fue producto del reparto realizado en los años 1880-1890 (op. cit.: 157-162).
Desde el punto de vista de E. Menéndez (1968), el proceso de expansión con dominio político es reiniciado por los capitalismos de Inglaterra y Francia en virtud de las características de su proceso de industrialización que había llegado a un detenimiento comparativo de las fuerzas productivas. El dilema del beneficio decreciente: la demanda interior se ve frenada por los ingresos de la gran masa mantenidos constantemente bajos, lo que conduce crónicamente a una acumulación excesiva de capital por invertir. Se plantea entonces: la necesidad de abrir nuevos mercados y campos lucrativos de inversión a la propia economía y al propio capital: con el vertiginoso avance del comercio orientado principalmente a las áreas de mayor desarrollo y luego a las áreas coloniales.
4
Destaca asimismo lo que define como “otras necesidades objetivas del sistema”. Por un lado el aseguramiento de fuentes actuales y reservas de materias primas.
Por el otro, la ubicación de los excedentes demográficos metropolitanos y como secuela de esto la posibilidad de evitar crisis y desocupaciones periódicas de las áreas metropolitanas.
Según el autor, el proceso de equipamiento tecnológico y la mayor racionalización administrativa de que se valen los capitalismos recientes (Alemania y EEUU) conducen a beneficios comparativos en el proceso competitivo por los mercados. Esta situación comienza a ser significativa en la década de 1870 (se inicia un largo ciclo de crisis económica en Gran Bretaña) y es a partir de este periodo que los antiguos capitalismos reaccionan orientando su exportación manufacturera y de capitales hacia las áreas coloniales o semiindependientes, respecto de las cuales se vuelve a proyectar una política mercantilista. (Ocupación directa en los casos de Asia y África, como esferas de influencia en América Latina, sectores asiáticos y áreas subdesarrolladas de Europa.)
Conferencia de Berlín 1884-1885: Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, España, Francia, Inglaterra, Italia, Luxemburgo, Noruega, Portugal, Rusia, Turquía, EEUU. se ponen de acuerdo sobre el reparto de África y el establecimiento de zonas de influencia (Hasta aquí Menéndez, 1968: pp.2-7).
5
CIENCIAS NATURALES, RAZA Y POLÍTICA RACIAL. CLASIFICACIÓN Y TIPOLOGÍAS RACIALES.
1) De la filosofía y la historia naturales de los siglos XVII y XVIII a las ciencias naturales e histórico-naturales del siglo XIX
2) Del humanitarismo igualitario del siglo XVIII (la igualdad natural universal), a la consideración de la variación humana en términos de diferencias naturales permanentes y heredadas (racismo) en el siglo XIX (Foucault, Stepan, Menéndez).
1) De la filosofía y la historia naturales de los siglos XVII y XVIII a las ciencias naturales e histórico-naturales del siglo XIX La historia natural (Pratt)
La clasificación e inventario del mundo. Del siglo XVII en adelante, para conocer la variedad del mundo: recolectar, describir, identificar (nombrar), clasificar, utilizar y desplegar: minerales, plantas, animales, enfermedades, monedas, restos arqueológicos (tradición anticuaria, ver Palerm), seres humanos, climas, topografías, etc.
- Para posesión
- Para satisfacción intelectual
- Para el comercio y la industria
Así se expresa Pratt en su análisis de la obra de Linneo, de mediados del siglo XVIII. “En la botánica el hilo de Ariadna es la clasificación, sin la cual sólo existe el caos” (1750, Linneo y sus sistema de clasificación binomial -clasificación según género y especie, nomenclatura en latín).
Sus discípulos se lanzaron a recorrer el mundo; a partir de la segunda mitad del siglo XVIII todas las expediciones tuvieron algo que ver con la historia natural, que así recolectaba y ordenaba según una trama argumental.
La anatomía, la zoología, la química, la topografía, la etnología, la filología, el trabajo de los anticuarios, etc., contribuyeron a la construcción de estas nuevas formas de inventario de los siglos XVII y XVIII.
Se trata del “proyecto planetario europeo de construcción de un universo significativo”; objetos y cosas son “creados” por el proyecto global de clasificación, observación y catalogación de la naturaleza a través de la remoción de su conexión con los contextos significativos previos. “El acto de nombrar produce la realidad de un nuevo orden”. Remite a Foucault: una ciencia general
del orden y “una descripción de lo visible”. Los objetos se “revelan” al “extraerlos” de su contexto de significación (de su cosmos). Los “objetos naturales” son creados: se convierten en especímenes (¿Damiana, la india guayaquí en la versión de Lehmann-N.?) Ejemplo: el caso de la Venus hotentote Saarjite Baartman traída de Ciudad del Cabo en 1810 por el cirujano de una nave de exploración para estudiar su esteatopigia. Expuesta por 5 años en Francia e Inglaterra para entretenimiento público y para estudio. Luego de su muerte, disección y embalsamamiento de sus genitales –estudiados por Cuvier–, prueba física de los apetitos sexuales de las mujeres primitivas.
Se destaca
6
- la creciente importancia de los museos: de París (Museo de Historia Natural antes Jardín Botánico Real), el Museo Británico de Londres, por ejemplo, como expresión del imperio en su faceta científica, verdadero despliegue a la manera de inventario de posesiones y recursos imperiales.
- el desarrollo de nuevas tecnologías de visualización (telescopios, microscopios, lentes, mapas) para hacer visibles y poner en relación lo invisible (células, astros, etc.) Desarrollo de la óptica, invento holandés de 1600. El desarrollo del microscopio como instrumento de laboratorio fue la base de la revolución bacteriológica y la teoría del germen –Koch y Pasteur en los 1870s. La
fotografía (mediados del XIX).
- el desarrollo de la estadística (determinación de medias y desviaciones standard para establecer las características básicas de los agregados). Invención del concepto estadístico de normalidad para el establecimiento, por ejemplo, del hombre promedio. Un precursor: L.A.J.Quételet (1796-1874), belga. Por primer vez se aplicó el método estadístico al estudio de la estructura física de los hombres de distintos grupos humanos. Se creó así el concepto de la medición antropométrica, aplicado en un principio al cálculo de la estatura media de los individuos, característica variable en los distintos grupos. El fundador de la antropometría fue Francis Galton (1822-1911), inglés. La aplicación de la estadística fue clave en el desarrollo de la antropología, la demografía y la industria aseguradora (concepto de riesgo).
Estos nuevos modos de ver se inscriben en modos de hacer:
- La exploración de los continentes y el proceso del dominio económico y marítimo
- El avance en las fuerzas productivas sociales de la Europa occidental y Estados Unidos. Desarrollo de tecnologías de explotación de la naturaleza (agricultura, ganadería, minería).
Racionalización de la producción agrícola – nuevo lenguaje de stocks, hibridación, crianza (lenguaje que retomarán Darwin y Mendel).
Racionalización de la producción industrial: la mecanización (por máquinas) es precedida por la mecanización del hombre – división del trabajo (A.Smith). La separación de los trabajos entre diferentes trabajadores como anticipo de la línea de producción fordista y la
administración cientíifica de Taylor.
- La estandarización de los procesos administrativos y militares en el nivel de los estados.
- La celebración de la vida terrenal y la acumulación de sus riquezas materiales
- La exploración de los cuerpos, para la medicina de los cuerpos y la higiene pública.
- Un conjunto de cambios institucionales como el desarrollo de las escuelas profesionales en Francia, los hospitales, las universidades de investigación.
La filosofía natural (Zeitlin)
Copérnico (1543) y el modelo de mecánica newtoniana (siglo XVII).
Iluminismo: El mundo está ordenado según regularidades, y tales regularidades pueden ser conocidas (y están fundadas –para algunos- en Dios).
Aplicación a los fenónemos socioculturales. Como el resto del mundonatural, están gobernados por leyes que la ciencia puede descubrir (Montesquieu). Y estas leyes operan uniformemente tanto en el pasado como en el presente (la causalidad idéntica en todos los casos / acción uniforme y universal de leyes naturales) (teóricos de los cuatro estadios según Meek).
7
Período 1780 a 1850:
Descomposición y estudios de elementos simples. Constitución de sistemas y su reducción en términos del flujo de esos elementos simples. Los fenómenos del mundo pueden reducirse a la operatoria de leyes simples.
Ejemplos:
Química (Lavoisier, 1789), descomposición del aire (oxígeno y nitrógeno), cuantificación-reacciones entre los elementos.
Ingeniería, descomposición de máquinas y desarrollo de la máquina de vapor.
Medicina, bacteriología: penetrar en los cuerpos, descripción de tejidos y células. Desarrollo de la fisiopatología.
La biología de Darwin (1858) iba a unir desarrollos geográficos, morfológicos, taxonómicos: las especies se derivan unas de otras durante períodos de tiempo prolongados y distribuidas en el espacio, proveyendo de un mecanismo, la selección natural. En un sentido la teoría darwiniana es el producto de la acumulación de diversas disciplinas que se sintetizan en la biología.
Las ciencias naturales del siglo XIX (biología, bacteriología, física, geología) todas ellas dirigidas a establecer regularidades de tipo causal. También los fenómenos de la conducta y la historia humanas pasarán a entenderse en términos de la operatoria de leyes simples a los que podían reducirse los fenómenos. Desarrollos de la sociología (Herbert Spencer), psicología (Wundt),
antropología (Lubbock, Tylor, Morgan, etc.) (SIGUE ABAJO, en ANTECEDENTES y
DESARROLLO DE LA ANTROPOLOGÍA EVOLUCIONIST)
2) Del humanitarismo igualitario del siglo XVIII (la igualdad natural universal), a la consideración de la variación humana en términos de diferencias naturales permanentes y heredadas (racismo) en el siglo XIX (Foucault, Stepan, Menéndez). De la perfectibilidad humana a la civilización como problema.
Teóricos de los 4 estadios (Iluminismo): La sociedad progresa de manera natural: "los hombres, siguiendo los dictados de su inteligencia, esforzándose en eliminar incomodidades o en conseguir ventajas evidentes e inmediatas, llegan a extremos que ni siquiera su imaginación podía prever, y sigue adelante, como otros animales, obedeciendo a su naturaleza sin percibir su fin. Cada paso y cada movimiento de la multitud, incluso en lo que se ha dado en llamar épocas ilustradas, se hacen con igual ceguera hacia el futuro; y las naciones se tambalean sobre sus propios cimientos, que son el resultado de la acción humana, pero no la ejecución de un proyecto humano" (ley de consecuencias involuntarias, Adam Ferguson, 1767).
Las semejanzas demostraban que existía una secuencia necesaria de acciones uniformes, de procesos continuos y uniformes, que producían consecuencias uniformes. Esto es, "causas iguales" (causas ambientales iguales) producían en todos los casos efectos iguales (efectos sociales iguales). Esta concepción de la historia se funda en una noción de unidad psíquica de la humanidad, el hombre como especie unitaria en la que la variación es el producto de la modificación de una forma arquetípica inducida por influencias geográficas o por modos de vida. El hombre es, además, perfectible, "infinitamente maleable" en el contexto de su medio natural que es la sociedad.
8
En 1750-1751, Adam Smith en Edinburgo y el Barón de Turgot en la Sorbona, luego Adam Ferguson, John Millar, William Robertson, Condorcet (1795): todos ellos compartieron
-la fe en el progreso
-una noción de la naturaleza genérica del hombre
En las primeras décadas del siglo XIX las nociones iluministas de igualdad, progreso y perfectibilidad humana son objeto de crítica en particular a partir de la caída de Napoleón y la restauración de la soberanía como un bien patrimonial de los reyes y la unión del trono y del altar (súbditos-no ciudadanos)
DE MAISTRE - BONALD, representan la reacción conservadora (legitismo, propugnan la restauración del Antiguo Régimen). Proponen un modelo de sociedad orgánica según un orden jerárquico de grupos sociales moralmente integrados por la religión/orden católico feudal. Revalorización de la tradición, sus símbolos y rituales, la autoridad como factor de cohesión social.
COMTE (1798-1857), reformula el progresivismo de Condorcet en una ciencia positiva del hombre social. Propugna reorganizar la sociedad a través de un sistema de ideas y la autoridad moral de los hombres de ciencias (se opone al individualismo, la libertad de conciencia y la soberanía popular). Distingue estática social (el consenso radical propio del organismo social) y dinámica social según la ley del progreso (1822, estados consecutivos de la humanidad: teológicofetichismo, politeísmo, monoteísmo; metafísico; positivo).
La economía política:
BENTHAM (1789) doctrina del utilitarismo (el principio de utilidad, o mayor felicidad, como único standard moral del comportamiento humano).
ADAM SMITH1 Principios de la división del trabajo / el homo oeconomicus y la autorregulación de los mercados/mano invisible.
MALTHUS (1766-1834) Ensayo sobre el principio de población, primera edición, 1798: la ecuación población-recursos, la crítica a la perfectibilidad iluminista, la "ley de necesidad" en la lucha por la existencia, la cuestión moral: costumbres viciosas, pasiones y miseria, la responsabilidad individual y el problema de los pobres. La población como objeto: es la presión de la población la fuerza de la dinámica del progreso. Entre los salvajes y los bárbaros el control
provenía de las hambrunas, la guerra, la enfermedad y el infanticidio. La prudencia y la restricción moral en la Europa moderna, propia de aquellas clases en las que la razón liberaba a los hombre de las fuerzas de los instintos.
CONVERGENCIA DE ECONOMÍA, POLÍTICA, MORALIDAD Y CLASE EN LA
DISCUSIÓN EN TORNO DE LA CIVILIZACIÓN. (Véase Leclercq.)
En particular a partir de 1830, la civilización supondrá la domesticación de las fuerzas y pulsiones del instinto y su disciplinamiento bajo el control de las instituciones burguesas (sistema fabril, libre comercio, instituciones políticas liberales, la familia victoriana, la restricción sexual, la disciplina evangélica). Esta visión de clase del progreso humano va a remodelar la relación salvaje-civilizado (el salvaje como incapaz de triunfar sobre los fuerzas externas de la naturaleza).
Con el progresivo abandono de las nociones iluministas de perfectibilidad humana y de la ideología del progreso, la visión del “noble salvaje” para quien el trabajo era un castigo del hombre caído de un Edén original, ya no encontrará su lugar en el nuevo “Edén” de la civilización definida por la economía política y la moral del trabajo fabril. Para la antropología positivista del siglo XIX, “el progreso no será ya el descubrimiento progresivo de las Luces, de la razón natural, ocultas por la
9
perversión de los sacerdotes y de los hombres políticos, sino la producción de bienes materiales cada vez más ‘perfeccionados’ y de relaciones sociales cada vez más complejas, a través de etapas largas y laboriosas” (Leclercq, 1973: 7).
A partir de entonces, el principio del orden (causalidad) no se expresará a través de “la mediación de la razón universal y natural sino por medio de una teoría de la historia de la cual Occidente sería el resultado único y la toma de conciencia” (Leclercq, 1973: 6).
Entonces, QUIEBRE DEL MODELO DE LA RAZÓN UNIVERSAL Y DEL HUMANITARISMO IGUALITARIO (PROGRESO, PERFECTIBILIDAD HUMANA UNIVERSAL). Ya no se hablará de “naciones incultas” sino de “razas”. El racismo, modos de ver y de hacer que construye las diferencias entre grupos humanos como desigualdades hereditarias y permanentes. Según Stocking, el contacto con las naciones incultas cambió de sentido y dio lugar a interpretaciones
raciales. Dice, al respecto que, “si la civilización en el siglo XIX fue considerada cada vez más en términos raciales, la noción de ‘raza’ debía todavía ser explicada”.
Menéndez dice: “La imagen que de los pueblos no-civilizados tenían los europeos... justificará la intervención de éstos en los territorios de los llamados pueblos primitivos. Dicha imagen correspondía a un efecto de simplificación... que enfrentaba a la civilización occidental a todas las demás... Para los europeos los pueblos no civilizados eran inferiores por definición, eran bárbaros... eran no blancos... y en consecuencia la ocupación de sus territorios era legítima.
(...) Esta percepción discriminatoria y justificadora permanecerá homogénea como ideología en los países hegemónicos hasta la conclusión del período bélico 1914-1918.
(...) El fundamento conceptual debe ser hallado en... su focalización en la relación colonizador-colonizado en la discriminación”, la “negación de lo existente” o su cosificación exótica”, el “etnocentrismo polarizado” que tienen como consecuencia la reificación de la realidad de los colonizados y a la generación permanente de violencias.
Cuáles son los “estereotipos científicos” en que se basa esta imagen. Cuáles son los discursos y las tecnologías que confluyen en la configuración del concepto de raza y de las ideologías racistas durante este período. En otros términos, cómo se transformaron particularidades históricas de pueblos diversos en particularidades biológicas, transformación cuyos efectos pueden medirse en
términos de exterminio, discriminación y dominación. Finalmente, cómo se articulan las cuestiones relativas a la clase, la etnía y el poder en la elaboración del discurso racial, en la ciencia biosocial de las diferencias humanas (que pasó a incluir y a explicar las diferencias entre variedades humanas incluyendo no sólo a los pueblos primitivos y los negros sino también a mujeres, desviados sexuales, criminales, pobres urbanos, insanos, deficientes mentales, etc.)
Las primeras décadas del siglo XIX estuvieron atravesadas por los debates entre monogenistas y poligenistas. Unos establecerán el origen y diferenciación (incluyendo la degeneración) a partir de una raíz genética única (Adán y Eva).
Otros plantearán que las diferencias entre los hombres eran demasiados grandes y el tiempo del hombre sobre la tierra demasiado breve para ser productos de efectos ambientales o para incluirse en una sola especie. Plantearán, por ejemplo la creación divina de distintas especies.
“Hacia mediados del siglo XIX, la biología racial era una ciencia de los límites entre los grupos y de las degeneraciones que los amenazaban cuando
10
tales límites eran transgredidos”. Según Stepan, tales doctrinas “le fue(ron) necesaria(s) a su opuesta, la doctrina del progreso social, en tanto le proveyó de una medida de la distancia que habían alcanzado los individuos y grupos progresivos desde sus comienzos biológicos e históricos”
Stepan analiza cómo la biología racial proveyó de las metáforas para explicar y construir y reconstruir esas distancias y desigualdades. Antecedente de las tipologías raciales: la FISONOMÍA (se puede leer el carácter de las personas a partir de su apariencia externa), que retoma la tradición la fisonomía zoológica griega. Lavater (Ensayos sobre fisonomía, 1775-
1778) formula una teoría estético/moral, que supone la creación progresiva de un lenguaje visual común de correspondencia entre imagen externa y moralidad y carácter. Establecimiento de marcos interpretativos para descifrar la otredad (asociado a urbanización y movilidad geográfica y los cambios en los ambientes sociales y la experiencia del rápido cambio socioeconómico. Asociados también a la ideología del estado nación europeo en particular en el siglo XIX esa fisonomía se correspondía con tipos nacionales a partir de la codificación de los cuerpos de
sus habitantes.
El discurso de la fisonomía impactará en un conjunto de saberes: frenología, antropometría, craneología, la antropología criminológica y eugenesia.
La FRENOLOGÍA - Franz Gall: ubicación de las "localizaciones cerebrales" de las facultades humanas (1825). Visión determinista de la capacidad intelectual y moral. Las facultades humanas se localizan en regiones particulares del cerebro y se reflejan en la forma externa del cráneo.
La mente humana estaba compuesta por un gran número de facultades diferenciales, cada una de las cuales tenía una localización separada en la superficie cerebral. Y la medida de cada porción particular de la superficie del cerebro era una medida directa del grado de desarrollo de cada facultad. Y, en la medida en que el cráneo reflejaba la superficie cerebral, la forma y las irregularidades de cada cráneo individual proveían de un mapa físico de los talentos y los rasgos de personalidad de las personas.
Su teoría postulaba un conjunto de instintos innatos, heredados y trasmitidos en la forma de órganos cerebrales cuya actividad variaba según el tamaño de los respectivos órganos.
Con Johan Caspar Spurzheim (1776-1832) la frenología se transforma de teoría de las localizaciones cerebrales a una teoría del carácter humano que se aplicaron a los movimientos de reforma social y de mejoramiento moral de la raza humana. La frenología se convierte en ciencia popular, se multiplican las sociedades frenológicas, se producen bustos y se imprimen cartillas para los análisis frenológicos (Twine, 2002)
Hacia mediados de siglo, se demostró la no sustentabilidad de la psicología de las facultades. Se procedió a abandonar la frenología (que persistió en la ciencia popular), aunque algunos de sus supuestos fueron recuperados por la CRANEOLOGÍA. El cerebro es el órgano de la mente. El cráneo era un reflejo fiel del cerebro y la medición del cráneo permitía sustuir la medición directa del cerebro. El tamaño del cerebro era indicativo de la capacidad mental. Así los cerebros podían jerarquizarse según una escala única de poder mental o de capacidad racional.
CUVIER (1769-1832), figura intelectual central de la Francia de comienzos de siglo XIX representó un punto de vista biológico esencialmente estático.
Destaca la importancia de los estudios de anatomía comparada para la apreciación de las facultades morales y sociales y las diferencias físicas entre
11
grupos humanos. Y en la comparación de los restos de esqueletos, el cráneo era lo más importante. Instruye acerca de la necesidad de recolectar restos, especialmente cráneos, para la tarea de la clasificación de tipos biológicos (referencia: Stocking, acerca del destino de los restos físicos de los tasmanios).
PAUL BROCA (1824-1880) funda la Societé d’Anthropologie de Paris dedicada a la antropología física y arquetípicamente a la craneología racial, de tono fuertemente poligenista. Sostuvo que las razas presentaban caracteres permanentes que no variaban a través del tiempo y estudió los procesos relativos a la hibridación humana, distinguiendo entre razas eugenésicas y razas
infértiles.
Estados Unidos: la “Escuela norteamericana de Antropología”, poligenistas SAMUEL MORTON, JOSIAH NOTT Y GEORGE GLIDDON. Samuel Morton, un médico de Filadelfia, decidido a proveer fundamento científico al establecimiento de las diferencias entre razas, acumuló en la
Academia de Ciencias Naturales de Filadelfia la más amplia colección de la época de cráneos que representaban a la totalidad de grupos raciales, calificada como uno de las maravillas del mundo científico de la época. Su propósito era medir las diferencias físicas entre las razas. Cuando murió en 1851 su colección superaba los 1000 cráneos. “Más de 600 estaban lo suficientemente completos para permitirle medir la capacidad craneal –la medida física más importante de todas en tanto Morton la consideraba un índice aproximado de la inteligencia” (Gould, 1978: 503).
La fama de Morton se basó en el hecho de proveer un enorme cuerpo de datos objetivos para fundamentar su argumentación antropométrica de la teoría poligenista de las razas humanas: blancos arriba, los negros en la base, los aborígenes en la mitad. Entre los caucasianos, los europeos occidentales en el tope de la jerarquía, los judíos en medio y los “hindúes” en la base.
Inglaterra: La Sociedad Antropológica de Londres (JAMES HUNT, también poligenista) Anders Retzius (1796-1860): cálculo del índice cefálico, razón entre largo y ancho cráneo, para distinguir individuos braquicéfalos y dolicocéfalos. Topinard afirmó, por ejemplo, en 1891, que las mujeres “son las menos dolicocéfalos entre las razas dolicocéfalas, pero también las menos braquicéfalas entre las razas braquicéfalas”.
Reinvención permanente de nuevos índices para demostrar la superioridad de los europeos. Multiplicación de los ángulos e índices craneales (1870 a 1890). Dado que cada medida dependía de los puntos de referencia elegidos y también del instrumento particular utilizado, existía un potencial tremendo de confusión, potencial incrementado el por el hecho de que se disponía de más de 600 instrumentos de medición diferentes (Fee, 1979:24-25).
“Las cinco onzas de diferencia en el peso cerebral promedio de las mujeres son la base anatómica que prueba la marcada inferioridad en el poder intelectual de las mujeres en relación con los varones” (George Romanes, Mental Evolution in Man, 1889).
La craneología, más que una ciencia con una teoría articulada, es un conjunto de técnicas de medición de todos los ángulos y dimensiones del cráneo.
Su propósito fue describir y establecer patrones de diferencias humanas para las comparaciones raciales, sirviendo así a objetivos prácticos y políticos. Por ejemplo demostrar la inferioridad constitucional de los negros.
Búsqueda incesante de índices más “confiables” para demostrar los rasgos esenciales de inferioridad de salvajes, negros, mujeres y monos y probar los estereotipos dominantes de la mujer, el salvaje y el negro. Se afirmaba por
12
ejemplo una variedad de indicadores para poner en evidencia la inferioridad de la mujer: la proyección de las protuberancias parietales, menor elevación del hueso frontal, base craneal más corta y angosta, arco dentario más elíptico, inclinación al prognatismo. Todos signos de desarrollo incompleto. Cada una de estas disciplinas poseía su propia racionalidad y sus propias formas de objetividad y su propio conjunto de herramientas y técnicas. En su conjunto contribuyeron a expresar y legitimar determinadas relaciones sociales (jerarquías de género, de clase, étnicas y nacionales). Sus sistemas interpretativos construyeron diferencias y similitudes y proveyeron las “lentes para ver” las relaciones entre razas, sexos, clases, hombre salvaje-hombre civilizado, rico-pobre, hombre-mujer). Esta función es clave porque su verdad se organiza y legitima y normaliza por la autoridad que le confiere la ciencia positiva.
Hacia 1906 Karl Pearson y sus discípulas del University College de Londres demolían la empresa craneológica de medición de la inteligencia y racionalidad humanas sobre la base de las dimensiones craneanas. La Antropología Criminal de Cesare Lombroso (1835-1909) Los criminales nacen con defectos innatos e inalterables. Influenciado por Haeckel, Ernst (“la ontogenia replica la filogenia”) quien planteó que el
organismo humano atravesaba todas las etapas evolutivas que había dado origen al homo sapiens. Así también los criminales corporifican un pasado atávico. La criminalidad es hereditaria y es un signo de degeneración que amenaza el progreso. Ademas ese desarrollo diferencial es fisonómicamente visible y
revelado por deformidades raciales y otros estigmas corporales. Luego el locus de la criminalidad se trasladó del exterior del cuerpo a la realidad interior de la cabeza y el cerebro: el coeficiente de inteligencia de los
sujetos, tests psicológicos y ESCALAS PSICOMÉTRICAS. Fue clave en este proceso el desarrollo de la eugenesia (Mina Stern, 1999).
La eugenesia es un término acuñado en 1883 por Francis Galton, geógrafo, estadístico y primo de Darwin. Ciencia del mejoramiento humano a través de la cría. Supone la aplicación de los estudios de la herencia al
“perfeccionamiento biológico” humano (explicitado como perfeccionamiento de la raza); tendrá posteriormente un impulso fundamental en relación con preocupaciones políticas e ideológicas vinculadas a la preservación de la “pureza étnica” y la manipulación de las poblaciones para el control no sólo de las
“tendencias criminales” sino también de aspectos tales como las degeneraciones físicas, las enfermedades mentales, la pobreza, etc. Para controlar la amenaza que suponían para la denominada integridad y salud estructural de la raza. Fundada en la trasmisión biológica de comportamientos sociales (pauperismo, debilidad mental, trastornos maníaco depresivos, criminalidad, alcoholismo, epilepsia), la eugenesia domina gran parte del pensamiento de reforma social en las primeras 4 décadas del siglo XX. Los eugenistas argumentaban que muchos problemas sociales podían ser eliminados desalentado o impidiendo la reproducción de los individuos genéticamente inaptos (eugenesia negativa) mientras que los rasgos favorables podían ser incrementados estimulando la reproduccion entre los genéticamente más aptos (eugenesia positiva). La asignación de categorías como ‘criminales habituales’, ‘pervertidos sexuales’, ‘débiles mentales hereditarios‘ y ‘epilépticos’ podía conducir a la esterilización forzada. Hacia 1935 se habían realizado más de 21.000 esterilizaciones y a comienzos de la década de los 60 se había esterilizado a 64.000 personas sólo en Estados Unidos. Suecia llevó a cabo un número similar en el mismo período, un total sorprendente para un país más pequeño. Los nazis, por supuesto, llevaron este proceso a su expresión más amplia; en 1945 habían esterilizado a un total de 400.000 personas. Pero,” como algunos historiadores han señalado, “los alemanes se basaron en la experiencia de los Estados Unidos”, financiada ésta por las principales instituciones filantrópicas de la época: Carnegie, Rockefeller y Kellogg (Allen, 1999: 13). “La mayor parte de los historiadores coinciden también en que el ideal de la eugenesia no pereció, ni aun después de la II Guerra Mundial y de la revelación de las atrocidades nazis. Continuó en distintas versiones, probablemente la más influyente de éstas fue el movimiento de control de la población –de la natalidadque proyectó la preocupación de los eugenistas referida a la alta tasa de reproducción de los pobres de Estados Unidos a la población creciente de las naciones pobres” (op.cit.:16-17). J.A. de Gobineau (1816-1882) Ensayo sobre la desigualdad de las razas humanas: desarrolla la tesis de que las razas están diversamente dotadas de manera innata, y la mezcla racial las corrompe. Su alumno, C. Vacher de Lapouge (1854-1936), elaboró el concepto de homo europeus, dolicocéfalo, blanco, ario, como expresión de una raza superior y privilegiada (1899). Según este autor, la historia podía ser vista como lucha racial que producía la redistribución de elementos raciales entre las naciones de acuerdo con leyes de selección racial. Las razas estaban asociadas a un alma específica o genio, en función de una esencia o identidad racial. Rosenberg, el teórico nazi, abreva en esta fuente, y Hitler tuvo palabras de admiración para esta “poderosa contribución francesa a la cultura europea” (Tullio-Altan, 1973: 44-45).
Así la raza pasa a ser definida científicamente en función de diferencias permanentes heredadas entre grupos y como determinante de las diferencias culturales entre los mismos. La civilización, cada vez más, se verá ya no como logro posible de toda la humanidad sino como característica peculiar de ciertas“razas”.
La combinación de determinismo racial, malthusianismo y el denominado “darwinismo social” y las necesidades objetivas y subjetivas del desarrollo del sistema capitalista (tanto hacia las colonias como al interior de los propias naciones centrales) produce un tipo de argumentación de efectos perdurables por la que no será ya la “fuerza del poderoso sino la debilidad del débil lo que engendra la explotación y la tiranía” (Th. Roosevelt). Legitimando así la intervención, el sometimiento y el exterminio de pobres, deficientes de todo tipo, promiscuos, tanto como de los salvajes, en nombre de su propia y esencial debilidad estructural.
1”La humanidad consiste esencialmente en individuos soberanos que persiguen su propio interés en competencia con el de los demás. Tales actividades, cuando se las deja producirse lo más incontroladamente posible, dan lugar no sólo a un orden social natural, sino también al más rápido aumento posible de la riqueza y felicidad de las naciones. La base de este orden natural es la división social del trabajo. Puede probarse científicamente que la existencia de una clase capitalista dueña de los medios de producción beneficia a todos, incluyendo a los trabajadores que se alquilan a sí mismos. La sociedad económicamente desigual que resulta inevitablemente de las operaciones de la naturaleza humana, no es incompatible con la natural igualdad de todos los hombres ni con la justicia, pues aparte de asegurar incluso a los más pobres una vida mejor de la que de otra manera habrían tenido, está basada en la más equitativa de todas las relaciones, la permuta en el mercado.
Los estadistas y proyectistas suelen considerar al hombre como material para una especie de mecánica política. Los proyectistas alteran la naturaleza a lo largo de sus operaciones en los asuntos humanos; y lo único que se requiere es dejarla sola, darle rienda suelta en la persecución de sus
fines para que establezca sus propios designios. Para llevar un Estado desde la más baja barbarie al grado más alto de opulencia se requiere poco más que paz, impuestos ligeros y una tolerable administración de justicia. Todo lo demás lo produce el curso natural de las cosas. Todos los gobiernos que estorban ese curso natural, quefuerzan las cosas por otro canal o que se esfuerzan por detener el progreso de la sociedad en un
punto concreto, son antinaturales, y para apoyarse a sí mismos están obligados a ser opresivos y tiránicos" (Adam Smith, La riqueza de las naciones, 1776).
En lo que sigue se cita a MONZA, Alfredo (1990), de sus "Principios de teoría económica" (Apunte preparado para actividades docentes del Curso de Planificación Regional Agropecuaria, Facultad de Ciencias Agrarias (Balcarce), Universidad Nacional de Mar del Plata, pp. 26-28). La división social del trabajo - La obra de Adam Smith está asociada a la introducción de dos ideas fundamentales de la teoría: la de los costos reales decrecientes y la de la armonía intrínseca al funcionamiento de una economía de organización capitalista. La primera idea aparece desarrollada en su análisis de la división del trabajo y tiene la naturaleza de una teoría del cambio tecnológico. Smith sostiene que el incremento de la productividad de un trabajador es una consecuencia directa del aumento en el grado de especialización productiva del conjunto del sistema económico. La división de operaciones complejas originalmente llevadas a cabo por un único trabajador en un número mayor de operaciones simples realizadas por un conjunto de trabajadores incrementa la productividad media de los últimos. Este incremento se produce como consecuencia de: i) permitir el desarrollo de una mayor destreza como resultado de una operación sencilla; ii) reducir el tiempo perdido al pasar de una actividad a otra; iii) posibilitar la introducción de maquinarias y herramientas, así como estimular su invención, al tratarsede operaciones de producción más elementales.
Una vez considerados los efectos de un grado creciente de división del trabajo sobre la productividad (y el empleo de maquinarias en la producción), Smith analiza los determinantes del mismo. Su conclusión es que el aumento del grado de especialización productiva es una tendencia inevitable de las sociedades humanas que se deriva de la propensión innata al cambio del hombre. Esta propensión lo llevaría a concentrarse en la producción de alguna o algunas mercancías por encima de sus propias necesidades y a cambiar el excedente por mercancías producidas por otros. La intensidad con la que este elemento psicológico actúa está limitada por el tamaño del mercado, esto es, por la posibilidad de producir en exceso del propio consumo con miras a satisfacer éste vía el cambio. A su vez, el tamaño del mercado estaría regulado por el desarrollo de las comunicacionesy el transporte.
El rasgo distintivo de la discusión smithsiana sobre la división del trabajo reside en su intento de proporcionar una explicación del incremento histórico de la productividad y, en consecuencia, de la reducción de los costos reales de producción. En este proceso se produce simultáneamente un aumento de la dotación de capital fijo por trabajador pero la causa última -en cuanto determinante o condicionante de todo el proceso- se ubica, más allá de la acumulación de capital, en la transformación de una operación productiva compleja en un conjunto de operaciones más simples y repetitivas. En definitiva, es el principio de la división del trabajo el que explica la asociación positiva que se establece entre la dotación de capital fijo de un trabajador y su productividad. La mano invisible - El segundo aporte fundamental de Smith tiene que ver con el denominado principio de la mano invisible, así llamado a partir de un párrafo de La riqueza de la naciones. El mismo puede ser enunciado en los siguientes términos: el libre funcionamiento de un sistema económico de decisiones descentralizadas basadas, por el lado de los productores, en la persecución del lucro material y, por el lado de los consumidores, en el egoísmo personal, conduce en definitiva a una situación socialmente deseable o conveniente. La importancia de este principio no necesita ser exagerada ya que apunta a una evaluación de los méritos relativos de la forma capitalista de organización social desde el punto de vista de su deseabilidad y de su habilidad para cumplir ciertos cometidos por oposición a formas alternativas (reales o ideales) de organización comunitaria.
El carácter paradójico del principio de Smith puede ser interpretado como un intento de
conciliar ciertas normas morales a las que Smith no podía sentirse ajeno con las características del
nuevo sistema económico en formación en su época, que estaban dadas por una tenaz y abierta
competencia en pos de beneficios materiales. Desde este punto de vista, el principio de la mano
invisible constituye evidentemente una racionalización de la ideología del capitalismo en ascenso. La
idea de la existencia de un principio de coordinación y armonía intrínseco al funcionamiento de un
sistema social complejo y aparentemente caótico, constituye la transposición de las ideas filosóficas
del orden natural al campo de la teoría económica.
La fundamentación de este principio está basada en Smith en ciertas consideraciones
generales e intuitivas y reconoce además numerosas reservas. Sin embargo, el mismo constituye
el primer antecedente de una idea recurrente del análisis teórico que habría de reaparecer,
convenientemente reformulada, en el llamado teorema fundamental de la teoría neoclásica del
bienestar.
15
ANTECEDENTES DEL DESARROLLO DE LA ANTROPOLOGÍA
EVOLUCIONISTA: LA REVOLUCIÓN TEMPORAL.
La teoría de la historia que formula la antropología en las tres últimas
décadas del siglo XIX expresa y sintetiza los desarrollos científicos provenientes
de las ciencias naturales de la época y la doctrina de la ley natural. Según Tullio-
Altan (1973) “las corrientes del pensamiento científico” que concurrieron a esta
síntesis fueron cuatro, a saber, “la nueva filosofía positiva, la teoría de la
evolución biológica, las nuevas técnicas y tipologías elaboradas por la
antropología física y la naciente ciencia de la prehistoria” unidas a los desarrollos
de la geología y la paleontología (Tullio-Altan, 1973: 42).
La Geología
Los desarrollos de la geología y la paleontología, iniciados a partir de fines
del siglo XVIII tuvieron un papel muy importante en el cuestionamiento de los
dogmas cristianos, y también en el desarrollo de la historia de la tierra y el
hombre en términos de la doctrina de la ley natural. La aceptación de la idea de
procesos continuos y uniformes echó por tierra la visión de que los cambios
habían sido producto de intervenciones divinas o de otro tipo, siendo, por lo
tanto, intrínsecamente discontinuos. Por otra parte, la antigüedad de la tierra y
del hombre se extendió más allá de las estimaciones teológicas de cuatro a seis
mil años.
Durante el siglo XVIII los geólogos estudiaban los estratos expuestos en
áreas montañosas, disponiéndolos en clases ordenadas según sus características
y edades relativas. Inglaterra se puso a la cabeza de investigaciones geológicas y
paleontológicas combinadas (identificación de estratos vinculados con la
presencia de materiales fósiles/la estratigrafía como instrumento para identificar
la sucesión de formas de vida) merced a su mayor avance en la minería de
carbón y en la construcción de canales.
1815: primer Mapa geológico de Inglaterra y Gales.
En Francia, las sucesiones estratigráficas fueron estudiadas por Cuvier,
fundador de la paleontología y la anatomía comparada, culminando en la doctrina
del CATASTROFISMO (1812). No existe modificación gradual de formas de vida a
través de procesos naturales. En cambio, las sucesiones geológico -
paleontológicas evidenciaban agudas discontinuidades. Las ideas de Cuvier
podían ser reconciliadas con las enseñanzas y la cronología bíblicas: habían
existido según su versión dos grandes épocas diluviales. Una primera gran
inundación de la actual superficie de las tierras por las aguas de los océanos en
la que se habían extinguido los mamuts y otras formas de vida hoy
desaparecidas. El hombre y las especies modernas habían sido creados en un
periodo de seis días en los lechos oceánicos entonces secos. Luego venía (hace 5
ó 6000 años) el gran diluvio descripto por Noé, y el nuevo poblamiento de la
tierra.
Los estudiosos de la Biblia podían aceptar el desarrollo de la tierra a través
de una sucesión de intervenciones y también la secuencia estratigráfica desde los
animales extinguidos como una renovación progresiva de la tierra que se
preparaba para la aparición de un actor principal, el hombre (pero no la
asociación de huesos y artefactos humanos con animales antediluvianos). Lo que
se debatía en ese tiempo era entonces el número de mundos previos y su
16
sucesión catastrófica con el fin de explicar las diferentes clases de animales y
plantas, su desaparición en grandes convulsiones y la posterior nueva creación.
El catastrofismo se vinculaba a una idea de especies con características
fijas. Los animales estaban equipados estructural y orgánicamente para
adaptarse y desarrollarse en un ambiente determinado y existía evidencia de que
no poseían la suficiente versatilidad como para producir las modificaciones
requeridas por un cambio drástico en su medio. Esta concepción era
evidentemente opuesta a una noción de progresión dinámica de las especies.
Podían existir sucesiones orgánicas, pero las operaciones integrales que
vinculaban a cada organismo con su ambiente especial estaban limitadas por los
tiempos, sujetas a su extinción al ocurrir un cambio repentino en el medio.
Con Lyell se imponen el gradualismo y los procesos uniformes en geología.
Charles Lyell (The Principles of Geology, 1830-1833). Afirma que la tierra
no se encuentra nunca en estado de reposo sino que constante e
inexorablemente produce y luego destruye lo que produce: concepción de
procesos graduales y uniformes para entender las sucesiones estratigráficas. Sin
embargo, esto no condujo a demostrar que los cambios en la vida orgánica
exhibidos por las sucesiones geológicas eran progresivos. En 1830 no existía
suficiente evidencia al respecto: hacia 1863, sin embargo, Lyell estaba
convencido de que la teoría darwiniana de la variación y selección naturales era
la explicación más convincente de tales sucesiones estratigráficas.
La ciencia naciente de la prehistoria
J. Boucher de Perthes (1783-1868), director de la aduana de Abbéville en
Francia, descubrió, durante las excavaciones para la realización de obras
hidráulicas en los canales del Mosa, los restos de una antigua civilización que
definió como “antediluviana” de criaturas fósiles antropomorfas asociadas a
fabricación de herramientas (publica entre 1837-1847). Este descubrimiento y
otros (descubrimiento en 1856 del hombre de Neanderthal en Alemania; de
restos semejantes a los de Abbeville en la caverna de Brixham en Kent,
Inglaterra, en 1858; del Pitecántropo en Java en 1891, entre otros) y los
estudios que los siguieron pusieron en evidencia, por un lado, la gran antigüedad
de la historia del hombre, y por el otro la existencia de una sucesión de
civilizaciones caracterizadas por diferencias antropométricas y culturales. A la
vez hicieron posibles las primeras tentativas de comparación entre esas
civilizaciones antiguas que databan de miles de años con las sociedades salvajes
contemporáneas. Remítase en este punto a A. Palerm.
El desarrollo de la geología y la creación de la nueva arqueología prehistórica
establecieron las condiciones para el desarrollo del darwinismo y el
evolucionismo en la medida en que
1- tendieron un puente en la discontinuidad entre el hombre y las formas
animales más tempranas, dando razonabilidad a la evolución lenta y de
largo plazo de la especie humana
2- establecieron un marco temporal expandido que permitió pensar la
evolución gradual de un animal portador de cultura a partir de una
criatura parecida al simio
De este modo, en el nuevo cuadro temporal, la explicación de la diversidad
cultural y física de la especie humana y los datos de los pueblos salvajes
cobraron una nueva significación. A expensas de los movimientos en el espacio y
17
las explicaciones de tipo genético (véase Meek), los análisis de la historia natural
y cultural del hombre pasaron a focalizar en los desarrollos en el tiempo. Y el
cambio temporal pasó a conceptualizarse cada vez más en términos de eventos
repetidos y gobernados por leyes que producían los mismos efectos a partir de
las mismas causas (Stocking, 1987).
ANTECEDENTES DEL DESARROLLO DE LA ANTROPOLOGÍA
EVOLUCIONISTA: LA TEORÍA DE LA EVOLUCIÓN BIOLÓGICA.
Hasta el siglo XVIII, las concepciones dominantes estaban fundadas en
generalizaciones teológicas: principio de continuidad entre las cosas creadas y
Dios, inmutabilidad de las especies, creacionismo (Dios creó a cada organismo,
asignándole un lugar y una jerarquía en la gran cadena del Ser) (véase, por
ejemplo, Linneo en Pratt).
Con las teorías de la evolución biológica se pasa a cuestionar la
inmutabilidad de las especies; si se admitía que los organismos se transformaban
y derivaban unos de otros, se ponía radicalmente en cuestión la concepción del
Creador.
Malthus (1766-1834) Ensayo sobre el principio de población,
primera edición, 1798. Remítase a Palerm (la ecuación población-recursos, la
crítica a la perfectibilidad iluminista, la "ley de necesidad" en la lucha por la
existencia, la cuestión moral: costumbres viciosas, pasiones y miseria, la
responsabilidad individual y el problema de los pobres).
J.B.Lamarck (1744-1829) Historia de los animales invertebrados
(1815-22). Plantea que la vida comienza en formas simples y se va
complejizando a medida que los organismos maduros, al acomodarse a distintos
medios, refuerzan ciertos órganos y partes por el uso habitual, atrofiándose otros
con el tiempo; esas modificaciones adaptativas pasan a los descendientes como
modificaciones estructurales.
Habla así de la tendencia de la vida a extender las proporciones del
organismo, a producir nuevos órganos en función de las nuevas necesidades de
adaptación y supervivencia, a desarrollarse los órganos a través de su uso y a
trasmitirse esas transformaciones hereditarias. (Imposibilidad de verificación
experimental de su teoría.)
Charles Darwin El origen de las especies, 1858.
Nuevo fundamento experimental. Otorgó una “nueva dignidad científica” a
las ciencias naturales de la época y la doctrina de la ley natural (ley de
causalidad universal). Se propone resolver “el misterio de los misterios”: la
formación de nuevas especies.
Nueva noción relativa a la adaptación del organismo al ambiente: el
principio de la lucha por la vida para el mantenimiento y afirmación de las
especies, con la supervivencia del más apto a través del proceso de selección
natural
La diferencia teórica entre Lamarck y Darwin reside en el hecho de que el
primero ponía en primer plano el proceso de adaptación del organismo al
18
ambiente, mientras que Darwin priorizaba conceptualmente el principio de la
LUCHA POR LA VIDA, que los individuos debían sostener constantemente para
mantenerse y afirmarse como especie. Esto conduce a la supervivencia del más
apto a través de un proceso denominado de SELECCIÓN NATURAL.
Las categorías del darwinismo:
- Competencia. Importancia de Malthus, quien “plantea
argumentos cuantitativos que hacen aparecer el proceso de la
lucha como resultado natural del crecimiento geométrico de las
poblaciones”.
- Competencia ecológica. Influencia de Lyell: ya no depredación
(exterminio de seres excesivos) sino la competencia en el logro
del equilibrio y como determinante en la formación de nuevas
especies y variedades.
- Reproducción diferencial, que refiere al éxito en dejar
progenie.
- Adaptación como producto de la selección natural que
favorece a los portadores de las variaciones que en determinado
medio resulten favorables. La base de la evolución está dada por
estas variaciones.
- Principio de divergencia de los caracteres. La selección
favorece la conservación de las modificaciones favorables que
hagan diferir a unas especies de otras en costumbres, estructura
y funcionamiento, de modo que disminuye la intensidad de la
competencia y aumentan sus probabilidades de triunfo en la
lucha por la vida.
- Noción de PROCESOS (no diseño, no designio, no teleología)
como resultado de las relaciones de los organismos entre sí y con
su medio.
El hombre es producto de procesos biológicos que operan en todas las
formas vivas y que van de formas simples a formas más complejas a través de
los procesos de diferenciación y selección natural. El mismo proceso de origen
con modificación explica el desarrollo de todas las especies incluida la de los
seres humanos. Plantea la probabilidad de que todos los seres orgánicos que han
poblado la tierra fueran descendientes de alguna forma primordial en cuyo
interior fue por primera vez insuflada la vida.
El hombre guarda así semejanzas estructurales con otros animales, lleva
en su cuerpo la marca indeleble de su origen inferior. En 1871, en La
descendencia del hombre, afirma "El hombre desciende de un cuadrúpedo
peludo y con cola, de hábitos arbóreos que habitaba el Viejo Mundo". En esta
publicación, Darwin enfatizó la significación del lenguaje y de otras técnicas
culturales y su asociación posible al desarrollo del cerebro. De ahí el interés en la
“conexión entre la evolución biológica del hombre y su desarrollo intelectual”
(Kuper, 1996: 77).
Origen común de todas las formas de vida
Una línea de simios desarrolló atributos protohumanos principalmente un
cerebro mayor y unos andares bípedos. A partir de esta especie ancestral
evolucionaron una serie de tipos de monos homínidos progresivamente más
avanzados. En ultima instancia surgió la capacidad para el lenguaje y a partir de
19
entonces una sucesión de adelantos culturales fue puntuando la historia humana
hasta culminar en un modo de vida muy distinto al de los demás primates.
Efecto de retroalimentación entre cultura y naturaleza, sugiriendo que el
desarrollo del cerebro hizo posible la invención del lenguaje y de las
herramientas, lo que a su vez alentó el desarrollo ulterior del cerebro.
Los mecanismos de la evolución biológica
Darwin explicó los mecanismos de la evolución biológica en el origen de las
especies. Todo organismo presenta rasgos únicos. Estos individuos únicos
compiten por la supervivencia. En conjunto, los que sobreviven lo hacen porque
poseen caracteres que les confieren una leve ventaja sobre sus rivales en un
entorno físico compartido por todos ellos. Las características favorables devienen
gradualmente más y más comunes en una población cuyos miembros sean
fértiles entre sí. Tras un cierto número de generaciones, los cambios pueden
acumularse y dar lugar a una población radicalmente distinta de la población
ancestral original: tan distinta como lo son los seres humanos de los simios
arborícolas, nuestros antecesores.
Estas ideas hicieron que el interés de los naturalistas se desplazara desde
la noción de especie a la de población local compuesta por individuos
interfértiles y biológicamente variables. Las variaciones surgen
continuamente, pero son producto del azar y su suerte es determinada
por circunstancias fortuitas, de las cuales las más significativas son las
presiones inmediatas del entorno local. El cambio es gradual y tiene
lugar mediante una serie de pasos episódicos e impredecibles. Así, cada
historia local es única. En contraste con los movimientos de los planetas
o de las partículas atómicas, los acontecimientos biológicos no siguen
rutas predecibles.
Según Kuper (1996), a quien hemos seguido hasta aquí, a pesar de su
enorme poder e influencia, la teoría de Darwin adoleció de un gran defecto en el
momento en que fue formulada. Las manera exacta en que las modificaciones
surgían y se trasmitían seguía constituyendo un enigma.
Los trabajos de Gregor Mendel 1822-1884 (Actas de la Sociedad
Científica de Brno, Checoslovaquia, 1865) acerca de que la herencia se
trasmite mediante ciertas partículas que pasan inalteradas a la siguiente
generación y la descendencia hereda rasgos de cada uno de los progenitores,
fueron “redescubiertos” sólo a comienzos del siglo XX. El ambiente no influye en
la trasmisión de rasgos a la progenie. Surge la idea de la herencia entendida en
términos genéticos. Las leyes básicas de la herencia: los factores o unidades
hereditarios no se combinan sino que pasan intactros; cada miembro de la
generación de padres trasmite sólo la mitad de sus fectores hereditarios a cada
uno de sus descendientes (existiendo algunos factores que son dominantes con
respecto a otros) y cada uno de los descendientes de estos mismos padres
recibirán conjuntos diferentes de estos factores hereditarios. El trabajo de
Mendel es el fundamento de la genética moderna. La gran síntesis evolutiva se
efectuó a partir de los años 30 y 40; en 1953 fue identificado el ADN y la
genética se transformó en el campo de mayor dinamismo en el seno de la
biología evolutiva.
Con respecto al origen primate de la humanidad: humanos y chimpancés
son idénticos en un 98.4 % de sus secuencias de nucleótidos del ADN y en un
99.6 % de sus secuencias de aminoácidos (Kuper, 1996: 14).
20
Los “usos” de la teoría darwiniana:
Transferencia de su teoría del campo de los fenómenos naturales a los
fenómenos sociales. Se articula a los fundamentos de la moral burguesa, a la
concepción individualista del hombre como productor y el principio de la libre
competencia como panacea para todos los males sociales y la primacía de la
civilización europea.
(…) El origen de las especies (1859) abrió un nuevo capítulo en la historia del
pensamiento sociológico y etnológico en el sentido de que, a través de esta teoría,
transferida del campo de los fenómenos naturales al de los fenómenos sociales, se
otorgaba mayor consistencia a la ideología evolucionista típica de la sociedad
burguesa de su tiempo.
Hacia la mitad del siglo XIX, el desarrollo de la sociedad burguesa occidental
llegaba a su apogeo. Se fundaba, desde un punto de vista ideal, en una concepción
rígidamente individualista del hombre como productor y en el principio económico de
la libre competencia como panacea frente a cualquier mal social. La teoría darwinista
sobre la supervivencia del más apto en la lucha por la vida coincidía a las maravillas
con la moral burguesa del tiempo y por lo tanto se unía al campo de la teorización
etnológica y sociológica como un modelo que podía aplicarse ventajosamente al
estudio de los fenómenos humanos. La teoría se hacía así ideología en la medida en
que se aplicaba fuera de su esfera especifica, se aplicaba a otra esfera en la que la
verificación experimental realizada en la primera no era posible.
Además, el evolucionismo darwiniano venía al encuentro de otra exigencia
social extracientífica: la de la legitimación de la primacía de la civilización europea
sobre otras formas. El concepto de evolución en el campo de la historia y de las
formas sociales no fue introducido por Darwin porque éste preexistía a su teoría sobre
el origen de las especies. Sin embargo, esta teoría pareció dar una nueva dignidad
científica a las concepciones precedentes y el rigor de la “ley” científica a las normas
de la vida en sociedad. Aquello que provenía de la sociedad, y en particular la
estratificación social y la lucha de clases, asumía así un carácter “natural” y por tanto
necesario, del mismo modo en que era natural y necesario el hecho incontestable de
la supremacía de la civilización blanca sobre las demás (Tullio-Altan, 1973: pp. 43-
44).
Según Adam Kuper, el triunfo de Darwin estimuló una antropología “muy
antidarwinista” (véase bibliografía obligatoria de Unidad IV). Cito en extensión a
este autor:
El origen de las especies de Darwin apareció en 1859. Durante los siguientes
dos décadas aparecieron monografías “sociológicas” que trataban acerca de la
sociedad primitiva, incluidos los estudios clásicos de Bachofen, Maine, Fustel de
Coulanges, Lubbock, McLennan, Morgan y Tylor. Todos compartían la preocupación
en torno de la naturaleza de la sociedad y la religión primitivas. Casi todos ellos
asumían una progresión directa de la sociedad primitiva a través de varios estadios
intermedios hasta la sociedad moderna. Sin embargo, aunque estos escritores fueron
agrupados bajo la denominación de evolucionistas por las generaciones posteriores,
no fue Darwin su inspiración común.
He aquí una paradoja, por cuanto el triunfo de Darwin estimuló una
antropología muy antidarwinista. En la medida en que el Darwinismo avanzaba en
Gran Bretaña, se iban haciendo cada vez más comunes distintos tipos de
pensamiento evolucionistas. Colaboradores de Darwin como Huxley, Galton y
Lubbock, establecieron un nuevo espacio para las investigaciones antropológicas
evolucionistas dentro del marco de las ciencias naturales e incluso de las
humanidades. Sin embargo, para quienes no estaban formados en biología era
preferible la visión lamarckiana de la evolución, aunque no todos podían reconocer la
21
diferencia con respecto a la visión de Darwin. Herbert Spencer –un lamarckiano- tuvo
al menos tanto impacto sobre Maine, Tylor e incluso Durkheim como Darwin.
Tal vez la mayor dificultad con la teoría de Darwin era su idea de que la
evolución no implicaba direccionalidad o progreso y que no seguía plan alguno.
Darwin sostenía que la selección natural trabajaba a partir de variaciones individuales
al azar. Y mientras que los cambios ambientales eran de importancia decisiva, eran al
mismo tiempo impredecibles. La selección natural era un proceso ineluctable,
pero las adaptaciones particulares eran el producto del azar. Se seguía de
ello que la historia no era unilineal. Grupos del mismo origen podían desarrollarse
de maneras diversas en condiciones aisladas en ambientes diferentes. Uno podía
rastrear la historia de una especie hacia atrás en el tiempo pero no había modo de
predecir su trayectoria futura. Era muy difícil, si no imposible, evaluar el “progreso”.
Eran éstas ideas nuevas y radicales que no eran compartidas por los
contemporáneos a Darwin que escribían acerca de la sociedad primitiva o la cultura
primitiva. Estos autores tendían más a creer, con Spencer, que la historia humana
era una historia de progreso, y que todas las sociedades vivas podían ser ordenadas
en una escala evolucionista única. También tendían a compartir las ideas
lamarckianas clásicas: el cambio evolutivo asumía la forma de saltos revolucionarios
entre un estadio de desarrollo y el otro; que el impulso para estos cambios era
interno más que externo y que los rasgos adquiridos eran trasmitidos directamente
por la herencia.
ANTECEDENTES DEL DESARROLLO DE LA ANTROPOLOGÍA
EVOLUCIONISTA: LAS PROYECCIONES DE LA TEORÍA DE LA EVOLUCIÓN
BIOLÓGICA EN LA TEORÍA SOCIAL. HERBERT SPENCER (1820-1903).
El modelo naturalista para dar cuenta de los distintos niveles de logros
culturales y del surgimiento de la civilización lo expresa Herbert Spencer y
aparece expresado en el discurso del colonizador al dar cuenta de su misión
tutelar/moral:
"No es natural ni justo que los pueblos civilizados occidentales vivan en espacios
restringidos, donde acumulan las maravillas de la ciencia, el arte, la civilización,
dejando la mitad del mundo a pequeños grupos de hombres incapaces e
ignorantes (...) o bien de poblaciones decrépitas sin energías ni dirección,
incapaces de todo esfuerzo" (cita en Menéndez, op.cit.: 9).
Aquellos a quienes esa creciente dificultad de ganarse la vida que conlleva el
exceso de fertilidad no estimulan mejoras en la producción, esto es, a una mayor
actividad mental, van directamente a su extinción y en último término, serán
suplantados por aquellos otros a los que la misma presión sí estimula y así
verdaderamente, y sin más explicación, se verá que la muerte prematura bajo todas
sus formas y cualquiera que sea su causa, no puede dejar de actuar en la misma
dirección.
No hay que intervenir, el Estado no puede hacer obras de beneficencia, porque
como los que desaparecen prematuramente, en la mayor parte de los casos suelen
ser aquellos en quienes el poder de autoconservación suele ser menor, de aquí se
sigue inevitablemente que quedan en vida y continúan la raza, son los que tienen
más capacidad de autoconservación, son los electos de una generación. El ejercicio
incesante frente a los peligros de la vida, y la muerte de todos los hombres que
sucumbieron, aseguran un constante progreso hacia el grado más alto de humanidad,
inteligencia y autorregulación, hacia una mejor regulación de las acciones, hacia una
vida más completa (H. Spencer en Harris, 1978: 109).
Ejes para la lectura:
22
-Aplicación al análisis de la evolución social de conceptos provenientes de las
ciencias naturales y de las nociones de lucha por la existencia (Malthus),
adaptación y herencia de los caracteres adquiridos (Lamarck) y supervivencia del
más apto.
-La concepción de evolución de la sociedad (lo superorgánico) a partir de
diferenciaciones sucesivas
-Idea de una sociedad original (horda)
-Conceptos de estructura y función a partir de entender a la sociedad como
organismo.
-La contribución de Spencer a la construcción de un prototipo de sociedad
primitiva y de la psicología del hombre primitivo, más cercano al “arquetipo
vertebrado” y a la infancia de la humanidad: "El europeo civilizado está mucho
más lejos del arquetipo vertebrado que el salvaje".
Nacido en 1820, en Derby, en una familia provinciana de clase media baja.
(Véanse datos biográficos en Palerm.)
Sus obras:
Estática social 1850
Principios de psicología 1855 (2 vol.)
Primeros principios 1862
Principios de biología 1864-72
Principios de sociología 1876-1896 (2 vol.)
Principios de ética 1879-1893 (2 vol.)
El propósito de Spencer fue unir en una estructura coherente los últimos
descubrimientos de la física y la biología.
Importancia en la elaboración de su teoría de los estudios sobre
termodinámica (Joule, Kelvin, etc.) (sobre las relaciones entre el calor y la
energía y el principio de la conservación de la energía) que, en convergencia con
la teoría de la selección natural, contribuyeron al enorme prestigio de las ciencias
naturales durante el siglo 19.1
También influye en la elaboración de su concepción acerca de la evolución
la fórmula del desarrollo embriológico de Von Baer (“cada organismo cambio de
la homogeneidad de estructura a la heterogeneidad de estructura en el curso de
su desarrollo”) aplicable a todos los órdenes de organismos
Otras influencias: Lyell y sus Principios de Geología, Malthus, y
especialmente LAMARCK.
Además, el principio de la población aplicado a los debates acerca de la
pobreza, la doctrina de la economía política, y el modelo dominante de clase
(media, antiaristocrática) sobre el progreso basado en sus principales
instituciones: el sistema fabril, la moral protestante del trabajo, el libre comercio,
el gobierno representativo, las instituciones políticas liberales, la ética de la
autodisciplina y la restricción morala teoría económica del liberalismo
1 La conservación de la energía (“persistencia de la fuerza”) era el punto de partida de su sistema
deductivo. En todas partes en el universo se observa la incesante redistribución de materia y
movimiento, distribuida rítmicamente entre evolución y disolución. La evolución es la integración
progresiva de la materia, acompañada por una disipación del movimiento: la disolución
representa la desorganización de la materia acompañada por la absorción de movimiento. El
proceso de la vida es esencialmente evolutivo, encarnando un cambio permanente de la
homogeneidad incoherente a la heterogeneidad coherente, manifiesta en el hombre y en los
animales superiores.
23
Su concepción de la evolución (inorgánica, orgánica y superorgánica) como
pasaje de un estado homogéneo e inestable a un estado diferenciado de
equilibrio. Luego desintegración para producir nuevas diferenciaciones e
integraciones. Competencia por el control de la energía y los recursos
disponibles. Sobreviven lo más aptos que producirán nuevas integraciones de
mayor nivel de complejidad
Lo social es lo superorgánico, es decir, el nivel más complejo y superior de
la realidad y la sociología como la disciplina encargada de su estudio.
La analogía orgánica: La sociedad es un organismo en el que:
- el crecimiento se manifiesta por el aumento del volumen
- el crecimiento se manifiesta por el aumento de la complejidad de la estructura
- interdependencia de las partes del todo social - la división del trabajo como un
equivalente de la especialización fisiológica de funciones que cumplen las instituciones
- la vida de la sociedad es más larga que la vida de las células
Son los productos superorgánicos (las obras técnicas y culturales) los que
distinguen a la sociedad de una unidad biológica. La sociedad evoluciona del
consenso de estructuras y funciones precedentes hacia el consenso de
estructuras y funciones subsiguientes mediante el mecanismo de integración por
diferenciación, pasaje de una homogeneidad incoherente a la heterogeneidad
coherente. Las sociedades crecen en volumen a través de la agregación de
sociedades y a través de la diferenciación, produciéndose nuevas actividades
que conducen a integraciones más complejas.
Todas las sociedades comparten un punto de origen en común. Más aun,
las formas institucionales originales no se pierden sino que se recombinan en
formas superiores y más complejas (herencia de las características adquiridas).
Según Spencer la sociedad original es un organismo unicelular internamente
indiferenciado. De la horda original a la sociedad de mitades (2 clanes). La horda
deja de ser independiente y se convierte en un elemento de un grupo extendido
denominado clan.
Tipos sociales: sociedades simples
sociedades compuestas
sociedades doblemente compuestas
sociedades triplemente compuestas.
Evolución social que conduce del tipo comunal (basado en lazos de sangre) al
tipo militar y luego al tipo industrial.
En Estática social, plantea que, debido a que en el “estado predatorio
original”, la razón autopreservación-simpatía era muy alta y los grupos tendían al
aislamiento. Sólo “la multiplicación de la raza” (no el incremento de la “simpatía”
o de los sentimientos altruistas) había forzado a los humanos “a vivir en contacto
entre unos y otros”, de modo que la sociedad en esa etapa había sido posible
sólo sobre la base de la autoridad coercitiva. De modo que en los comienzos los
gobiernos fueron despóticos. Gradualmente, el desarrollo de la simpatía y el
poder de autocontrol hicieron posible la disminución de la restricción externa
hasta el punto en que en el hombre, correctamente constituido, la “ayuda
externa” ya no sería necesaria. Así, la civilización era la evolución de un ser
capaz de conformarse a ella, esto es, cuando el hombre poseyera un instinto
activo de libertad junto con una simpatía activa.
Spencer plantea que con la civilización y el advenimiento del individuo
civilizado, se hace posible el desarrollo del estado liberal que interviene lo
menos posible y permite alcanzar la mayor felicidad a través del libre juego de la
competencia entre los individuos y el conflicto ilimitado de los intereses indivi24
duales, culminando así la realización de la ley de la evolución de integración por
diferenciación. En esa competencia opera la selección social que produce
hombres biológica, psicológica y socialmente superiores. Según Harris (1978),
ese principio de supervivencia del más apto es la justificación del capitalismo
como sistema económico y del imperialismo como sistema político.
Spencer desarrolla una psicología y una ley del pensamiento aplicando la
noción lamarckiana de uso-adaptación-herencia. Los efectos de modos de
asociación repetidos se trasmitían como modificaciones del sistema nervioso. Y
las diferencias culturales que separaban a salvajes y civilizados –transformadas
en orgánicas a través de la herencia de los caracteres adquiridos- podían ser
dispuestas en términos raciales jerárquicos para un marco de referencia
consolidado para la creencia continuada en el progreso intelectual y moral. Dada
la ausencia de un tratamiento adecuado de la psicología humana en Darwin,
Spencer se convirtió en la principal orientación en esta materia para los teóricos
de la época (Stocking, 1987).
La teoría de la selección social de Spencer está contenida inicialmente en
dos artículos publicados en 1852. En ellos propuso que la presión de la
subsistencia en la población podía ejercer un efecto benefactor sobre la raza
humana. Esta presión había sido la causa inmediata del progreso desde los
primeros tiempos del hombre. Al premiar la habilidad, la inteligencia, el
autocontrol y el poder para adaptarse mediante innovaciones tecnológicas, había
estimulado el avance del hombre y seleccionado a los mejores de cada
generación para sobrevivir. Así acuño la expresión “supervivencia del más apto”.
El evolucionismo de Spencer se formuló en paralelo al de Darwin y en términos
de un proceso causal diferente de la selección natural (op.cit.)
Las consecuencias para las concepciones científicas de las características
mentales de los pueblos no europeos fueron profundas. En el siglo 18 los
salvajes compartían la misma naturaleza psíquica de los europeos. En la primera
mitad del siglo 19, esta unidad esencial resultó erosionada por concepciones
raciales hereditarias. Cuando el estudio sistemático de los pueblos no europeos y
el estudio sistemático del desarrollo de la civilización, en gran parte empresas
separadas durante este período, se integraron en la década de los 60
básicamente a expensas de los planteos de Spencer, aunque concebidas como
productos de influencias ambientales incluidos los factores culturales, las
diferencias psíquicas humanas pasaron a ser pensadas como hereditarias y en el
marco de la evolución biológica.
No efectuó un uso sistemático de los datos sobre salvajes contemporáneos
para reconstruir las fases de la evolución sociocultural. Su método comparativo
se basó más bien en la analogía fundamental entre “tipos inferiores de
organismos y tipos inferiores de sociedad” (que cada uno “consiste de muchas
parte semejantes que realizan funciones similares”) y en la aplicación analógica
de un modelo de desarrollo embriológico a la evolución de las sociedades.
***
Entre 1840 y 1870 se fue consolidando la necesidad de una nueva
disciplina centrada en la historia física y cultural del hombre. Existía ya un
amplio panorama acerca del mundo y sus habitantes; la síntesis comtiana
limitaba la nueva ciencia sociológica al mundo occidental y a su desarrollo
futuro; se acumulaban nuevas evidencias en prehistoria, geología, paleontología,
craneometría, filología que requerían un marco teórico comparativo general; la
teoría de la evolución comenzaba a sugerir una nueva base para pensar los
25
desarrollos humanos, tanto biológicos como culturales, en términos de leyes
naturales.
Por otra parte, la formación de sociedades etnológicas señalaba la
aparición de "expertos", distintos de otros profesionales, interesados en el
establecimiento de las relaciones históricas entre las razas (no entre pueblos ni
entre individuos), en su comparación de acuerdo con pautas culturales y
morales y también biológicas.
La idea de evolución proveyó de una teoría unificadora a la nueva
disciplina antropológica y al desarrollo de su método comparativo.
Hacia 1840 ya ha surgido la sociología a partir del tronco de una ciencia
social generalizada. Hacia 1860 surgiría la antropología (como ciencia de la
historia temprana del hombre, la sociedad y la cultura).
Creación de sociedades antropológicas:
París 1859
Londres 1863
Berlín 1869
Viena 1870
Estocolmo 1873
Washington 1879
Que luego se convertirán en sociedades nacionales (cuando la antropología se
institucionaliza como actividad académica y profesional).
Bibliografía obligatoria
PALERM, Angel. Historia de la Etnología 2. Los evolucionistas. Alhambra, México,
1982. (Selecciones de A. Comte y Saint-Simon; Malthus, Darwin y Maine.)
SPENCER, Herbert. Principios de Sociología (1876-1896). Reviste de Occidente
Argentina, Colección Abreviaturas, Buenos Aires, 1947. (Selección de la
Cátedra.)
MENÉNDEZ, Eduardo. "Colonialismo, neocolonialismo: racismo". Ficha de
circulación interna, Cátedra de Introducción a las Ciencias Antropológicas,
Universidad de Mar del Plata, 1968.
STEPAN, Nancy. “Biological Degeneration: Races and Proper Places”. En
Chamberlin, J. Edward y Gilman, Sander L. (comp.) Degeneration, The Dark Side
of Progress. Columbia University Press, Nueva York, 1985. (Traducción de la
Cátedra.)
STOCKING, George W. (Jr.) “Epilogue: The extinction of Paleolithic man”. En:
Victorian Anthropology. The Free Press, Nueva York, 1987. (Traducción de la
Cátedra.) (PRACTICOS.)
Bibliografía citada
ALLEN, Garland. “Genetics, eugenics and the medicalization of social behavior:
lessons from the past”. En: Endeavour, 23 (1): 10-19, 1999.
ASAD, Talal. “De la historia de la antropología colonial a la antropología de la
hegemonía occidental”. En: Stocking Jr., George W. (comp.) Colonial Situations.
Essays on the Contextualization of Ethographic Knowledge. The University of
Wisconsin Press, Historia de la Antropología, volumen 7, Wisconsin, 1991.
FEE, Elizabeth. “Nineteenth-century craniology. The study of the female Skull”.
En: Bulletin of the History of Medicine. 53:415-433, 1979.
FIELDHOUSE, David K. Los imperios coloniales del el siglo XVIII. Siglo XXI
Editores, Colección Historia Universal, volumen 29, México, 1992.
KUPER, Adam. El primate elegido. Crítica, Grijalbo, Barcelona, 1996.
KUPER, Adam. The Invention of Primitive Society. Transformations of an Illusion.
Routledge, Nueva York/Londres, 1996.
26
LECLERCQ, G. Antropología y colonialismo. Alberto Corazón Editor, Madrid, 1973.
MADRID VERA, Juan; OLEA FRANCO, Adolfo y RUIZ GUTIÉRREZ, Rosaura. “El
darwinismo: una revolución teórica”. Boletín de Antropología Americana, 10,
México, diciembre de 1984.
MINA STERN, Alexandra. “Secrets under the Skin: New Historical Perspectives on
Disease, Deviation and Citizenship. A Review Article”. En: Comparative Study of
Society and History, 10: 589-596, 1999.
PRATT, Mary Louise. Ojos imperiales. Literatura de viajes y transculturización.
Ediciones de la Universidad Nacional de Quilmes, Buenos Aires, 1987.
STOCKING, George W. (Jr.) Victorian Anthropology. The Free Press, Nueva York,
1987. (Traducción de la Cátedra.)
TULLIO-ALTAN, Carlo. Manuale di Antropologia Culturale. Storia e Metodo.
Valentino Bompiani, Milán, 1973.
TWINE, Richard. “Physiognomy, Phrenology and the temporality of the body”.
En: Body & Society, 8(1):67-88, 2002.
27
 
 
Si costa de llegir al blog, potser es recomanable copiar i enganxar el text al Word/OpenOffice.
ResponderEliminarEnric como publiques els textos que et surten les linies tan desperdigades? xD no m'ho explico, tens a la comissió de blog contenta jaja
ResponderEliminarFarah
M'he proposat fer-los la vida impossible... no, és broma, el que passa es que els pdf queden "descuajaringaos" quan els passes al blog. Potser la propera vegada em limitaré a posar el link.
ResponderEliminarA la comissió Blog: no m'odieu! deixe-ho així i qui s'ho vulgui llegir que traslladi al word.