miércoles, 23 de septiembre de 2009

Diversidad funcional, nuevo término para la lucha por

Javier Romañach, Manuel Lobato

Foro de Vida Independiente – Mayo 2005

Introducción

Las mujeres y hombres con diversidad funcional1 constituyen un colectivo que
ha sido tradicionalmente discriminado de una manera diferente al resto de
colectivos que también han sufrido o sufren discriminación (mujeres, personas
de raza negra, indígenas, inmigrantes, etc.)
Esta discriminación se ha dado incluso dentro de esos otros colectivos
discriminados, que también han olvidado incluir en su lucha a sus propios
miembros con diversidad funcional.
Los términos limitantes o despectivos utilizados para denominar al colectivo de
mujeres y hombres con diversidad funcional juegan un papel fundamental en el
refuerzo de las minusvaloración y, por lo tanto, en el mantenimiento de dicha
discriminación.
Este artículo pretende proponer un nuevo término para denominar al grupo de
mujeres y hombres, “mujeres y hombres con diversidad funcional”, que
representan el 10% de la humanidad más olvidado y discriminado a lo largo de
la historia en la casi totalidad de las sociedades humanas.

¿Por qué un nuevo término?

Sabemos que las palabras o términos llevan asociados ideas y conceptos, y
que esta correspondencia no es azarosa sino que representan valores
culturalmente aceptados del objeto o ser nombrado. Estos valores se
transmiten en el tiempo utilizando las palabras como vehículo. Con el tiempo, si
queremos cambiar ideas o valores no tendremos más remedio que cambiar las
palabras que los soportan y le dan vida.
Existen muchas palabras ampliamente utilizadas en diferentes ámbitos para
denominar al colectivo de mujeres y hombres con diversidad funcional. Si nos
basamos en nuestra propia experiencia personal, la más utilizada en España
es “Minusválido”: plazas de aparcamiento reservados para minusválidos,
lavabo para minusválidos, pensiones para minusválidos, etc. Tanto en nuestra
televisión como en la radio, como en las calles, nosotros formamos parte de un
colectivo “menos válido”, o que “valemos menos” que para el caso es lo mismo.
Por otro lado, en los textos jurídicos de nuestro país, persiste esta terminología
y se usan términos como incapacitación, incapacidad, discapacidad, invalidez
(parcial, total, absoluta, gran), minusvalía y dependencia.
1 El objeto de este artículo es la justificación de la introducción del término “diversidad
funcional” en sustitución de otros con semántica peyorativa como “discapacidad”, “minusvalía”,
etc. Se utiliza desde el principio porque los autores están convencidos de su validez.
2
Incluso en la recientísima Ley 51/2003, de 2 de diciembre, de igualdad de
oportunidades, no discriminación y accesibilidad universal de las mujeres y
hombres con discapacidad, en su artículo 1 “Objeto de la ley”, en su apartado
2, se mantiene la terminología y no se hace ningún esfuerzo por modificarla:2
2. A los efectos de esta ley, tendrán la consideración de mujeres y
hombres con “discapacidad” aquellas a quienes se les haya reconocido
un grado de “minusvalía” igual o superior al 33 por ciento. En todo caso,
se considerarán afectados por una “minusvalía” en grado igual o superior
al 33 por ciento los pensionistas de la Seguridad Social que tengan
reconocida una pensión de “incapacidad” permanente en el grado de
total, absoluta o gran “invalidez”, y a los pensionistas de clases pasivas
que tengan reconocida una pensión de jubilación o de retiro por
“incapacidad” permanente para el servicio o inutilidad
Conscientes de que el lenguaje produce, modifica y orienta el pensamiento,
ciertos organismos relacionados con el mundo de la diversidad funcional han
intentado acuñar nuevos términos, en busca de una nueva visión social de este
colectivo.
En su último intento, la Organización Mundial de la Salud (OMS), promocionó la
denominada Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad
y de la Salud (CIF), adoptada durante la 54ª Asamblea Mundial de la Salud,
que tuvo lugar en Ginebra (Suiza) entre el 14 y el 22 de mayo de 2001 (OMS,
2001), que propone el siguiente esquema conceptual para interpretar las
consecuencias de las alteraciones de la salud:
· Déficit en el funcionamiento (sustituye al término “deficiencia”, tal y
como se venía utilizando por la anterior Clasificación Internacional de
Deficiencias, Discapacidades y Minusvalías, CIDDM, de 1980): es la
pérdida o anormalidad de una parte del cuerpo o de una función
fisiológica o mental. En este contexto el término “anormalidad” se usa
para referirse a una desviación significativa de la norma estadística (por
ejemplo, la mediana de la distribución estandarizada de una población).
· Limitación en la actividad (sustituye el término “discapacidad”, tal y
como se venía utilizado en la CIDDM): son las dificultades que un
individuo puede tener en la ejecución de las actividades. Las limitaciones
en la actividad pueden calificarse en distintos grados, según supongan
una desviación más o menos importante, en términos de cantidad o
calidad, en la manera, extensión o intensidad en que se esperaría la
ejecución de la actividad en una persona sin alteración de salud.
· Restricción en la participación: (sustituye el término “minusvalía”, tal y
como se venía utilizado en la CIDDM): son problemas que un individuo
puede experimentar en su implicación en situaciones vitales. La
presencia de restricciones en la participación es determinada por la
comparación de la participación de un determinado individuo con la
participación esperada de un individuo sin discapacidad en una
determinada cultura o sociedad.
2 Las comillas, cursivas y subrayados son de los autores.
3
· Barrera: son todos aquellos factores ambientales en el entorno de una
persona que condicionan el funcionamiento y crean discapacidad.
Pueden incluir aspectos como por ejemplo un ambiente físico
inaccesible, la falta de tecnología asistencial apropiada, las actitudes
negativas de las mujeres y hombres hacia la discapacidad, y también la
inexistencia de servicios, sistemas y políticas que favorezcan la
participación.
· Discapacidad: en la CIF, es un término "paraguas" que se utiliza para
referirse a los déficits, las limitaciones en la actividad y las restricciones
en la participación. Denota los aspectos negativos de la interacción entre
el individuo con una alteración de la salud y su entorno (factores
contextuales y ambientales).
Tenemos que reconocer que esta búsqueda de nuevos conceptos es un loable
intento por desplazar el “problema” de la diversidad funcional del individuo al
entorno. No obstante, si analizamos los términos utilizados, vemos que
contienen las palabras déficit, limitación, restricción, barrera y discapacidad.
En opinión de los autores, ninguno de estos términos es positivo, ni neutro, por
lo que resultan un vano intento de cambiar una realidad en la que los propios
autores no acaban de ver el lado cuanto menos neutro o positivo de la
diversidad funcional.
Hacia un nuevo modelo más allá del modelo médico y
el modelo social
Desde el Foro de Vida Independiente entendemos que la diversidad funcional
no tiene nada que ver con la enfermedad, la deficiencia, la parálisis, el retraso,
etc. Toda esta terminología viene derivada de la tradicional visión del modelo
médico de la diversidad funcional, en la que se presenta a la persona diferente
como una persona biológicamente imperfecta que hay que rehabilitar y
“arreglar” para restaurar unos teóricos patrones de “normalidad” que nunca han
existido, que no existen y que en el futuro es poco probable que existan
precisamente debido a los avances médicos.
Entendemos que las mujeres y hombres con diversidad funcional tienen que
ver con sociedades que, siendo intrínsecamente imperfectas, han establecido
un modelo de perfección al que ningún miembro concreto de ellas tiene acceso,
y que definen la manera de ser física, sensorial o psicológicamente, y las reglas
de funcionamiento social. Y que este modelo está relacionado con las ideas de
perfección y “normalidad” establecidas por un amplio sector que tiene poder y
por el concepto de mayorías meramente cuantitativas.
Estas mayorías se han mantenido a lo largo de siglos y es por ello que los
intentos de cambio terminológico han tenido poco resultado, ya que en su
mayor parte han sido propuestos desde la niebla mental producida por miles de
años de opresión, discriminación y segregación.
Los intentos de trasladar todo o parte del problema a la sociedad, proponiendo
términos como “restricciones de participación” no han tenido ningún éxito
porque, en el fondo, la sociedad sigue pensando y creyendo que gran parte del
problema está en el sujeto con diversidad funcional. De hecho, y en general,
las propias mujeres y hombres con diversidad funcional prefieren los términos
4
que designan directamente su deficiencia tales como sordo, ciego, tetrapléjico,
etc., porque constatan una realidad de su propia vida y muchos de ellos ya no
le ven el valor negativo.
Por lo tanto, los intentos de desplazar el “problema” completamente al individuo
o completamente a la sociedad, no han tenido demasiado éxito.
En esta propuesta, buscamos un lugar intermedio que no obvie la realidad. Las
mujeres y hombres con diversidad funcional somos diferentes, desde el punto
de vista médico o físico, de la mayor parte de la población. Al tener
características diferentes, y dadas las condiciones de entorno generadas por la
sociedad, nos vemos obligados a realizar las mismas tareas o funciones de una
manera diferente, algunas veces a través de terceras personas.
Así, una persona sorda se comunica a través de los ojos y los gestos, mientras
que el resto de la población lo hace fundamentalmente a través de las palabras
y el oído. Sin embargo, la función que realizan es la misma: la comunicación.
Para desplazarse, una persona con una lesión medular habitualmente utiliza
una silla de ruedas, mientras que el resto de la población lo hace utilizando las
piernas: misma función, manera diversa.
Por eso el término “diversidad funcional” se ajusta a una realidad en la que una
persona funciona de manera diferente o diversa de la mayoría de la sociedad.
Este término considera la diferencia del individuo y la falta de respeto de las
mayorías, que en sus procesos constructivos sociales y de entorno, no tiene en
cuenta esa diversidad funcional.
Cuestión de mayorías que discriminan
Conviene tener en cuenta que una persona “entra” en el colectivo de las
mujeres y hombres con diversidad funcional cuando no puede realizar las
mismas funciones de igual manera que la mayoría. Si la mayoría de los seres
humanos, por ejemplo, no viéramos, seríamos diferentes a lo que somos y,
probablemente, tendríamos el olfato y el tacto mucho más desarrollados.
Además, el entorno construido sería muy diferente: los ordenadores no
tendrían pantalla, habría sólo radio y no televisión, no existiría la escritura con
tinta y se habría desarrollado posiblemente la escritura en relieve, y los medios
de grabación y reproducción de elementos sonoros estarían mucho más
desarrollados.
Por lo tanto, la manera en que construimos nuestro entorno depende de lo que
nos han enseñado que es “normal” en sentido estadístico, y esta “normalidad”
va cambiando con los tiempos. No debemos olvidar que lo “normal” es una
ficción estadística de carácter meramente instrumental.
En ese sentido hemos creado una sociedad en la que no ha se contemplado la
posibilidad de integrar plenamente la diversidad en todos sus ámbitos
(educación, trabajo, edificación, transporte, comunicación, información, ocio,
etc.).
Por el contrario, en la construcción de nuestro entorno social, físico y mental,
ha primado la discriminación de todo aquel que es diferente, adoptando
actitudes de explotación, arrinconamiento, negación de sus derechos,
asignación de papeles pasivos, de esclavitud y generación de conflictos.
Pensemos en las discriminaciones y abusos que han sufrido y sufren los
5
indígenas americanos, las mujeres y hombres de raza negra, las mujeres y
hombres sin recursos económicos, las mujeres, los niños, etc.
En esas capas de discriminación que existen todavía hoy y que estratifican
verticalmente a la sociedad, la última en ser destapada ha sido la de las
mujeres y hombres con diversidad funcional, allá por los finales de los años 60
del siglo pasado, cuando surgió en la Universidad de Berkeley el Movimiento
de Vida Independiente, el primero en la lucha por los derechos humanos,
sociales y económicos de las mujeres y hombres con diversidad funcional.
Esa discriminación es la que obliga a un colectivo diferente, como es el de las
mujeres y hombres con diversidad funcional, a agruparse e identificarse como
un grupo humano que debe luchar para conseguir una ciudadanía plena y una
igualdad de derechos y oportunidades efectiva en la sociedad, para conseguir
ser un conjunto de individuos cuya diversidad se aprecie como un valor, y
encontrar sus sitio en este mundo.
Análisis del término
El término mujeres y hombres con diversidad funcional es novedoso y se
propuso y empezó a utilizar en el Foro de Vida Independiente3 en enero de
20054. Entendemos que es la primera vez en la historia y en el mundo que se
propone un cambio hacia una terminología no negativa sobre la diversidad
funcional, y que esa propuesta parte exclusivamente de las mujeres y hombres
con diversidad funcional.
El término consta de cuatro palabras, y eso lo hace a priori más complejo de
utilizar que el término que pretende sustituir: personas con discapacidad. No
obstante, la experiencia ha demostrado que en muy poco tiempo, las mujeres y
hombres que aceptan el término lo utilizan tanto en forma escrita como hablada
con fluidez y naturalidad, habiéndose incluso acuñado el acrónimo PDF,
extraído de las iniciales de cada palabra (Persona con Diversidad Funcional).
El uso de la palabras “mujeres y hombres con” mantiene la tradición anterior de
reforzar el concepto de que somos mujeres y hombres y, por lo tanto, tenemos
y queremos reforzar la dignidad inherente a nuestra esencia como seres
humanos que nacemos y queremos vivir con los mismos derechos y dignidad
que todos los demás, tal como lo establece la ONU5:
“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos
y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse
fraternalmente los unos con los otros.”
3 El “Foro de Vida Independiente” es una comunidad virtual –que nace a mediados de 2001- y
que se constituye como un espacio reivindicativo y de debate a favor de los derechos humanos
de las mujeres y hombres con todo tipo de discapacidad de España. Se encuentra en
http://es.groups.yahoo.com/group/vidaindependiente/. Esta filosofía se basa en la del
Movimiento de Vida Independiente que empezó en los EEUU a finales de los años sesenta.
4 Mensaje 9622 de la comunidad virtual del Foro de Vida Independiente.
http://es.groups.yahoo.com/group/vidaindependiente/messages/9622
5 Declaración Universal de los Derechos humanos. Adoptada y proclamada por la Resolución
de la Asamblea General 217 A (III) del 10 de diciembre de 1948. Artículo 1.
6
La palabra “diversidad” viene definida en Diccionario de la Real Academia6 de
la lengua como:
diversidad. (Del lat. diverstas, -tis).
1. f. Variedad, desemejanza, diferencia.
Con esa palabra queremos reflejar exactamente eso, la diferencia, la
desemejanza con lo que es habitual en la mayoría estadística de la especie
humana.
La palabra “funcional” viene definida como:
funcional.
1. adj. Perteneciente o relativo a las funciones
En esta palabra utilizamos la primera acepción de la palabra función:
función. (Del lat. functo, -nis).
1. f. Capacidad de actuar propia de los seres vivos y de sus órganos, y de las
máquinas o instrumentos.
Y nos referimos en concreto a los dos primeros conceptos: a las funciones de
los órganos o partes de nuestro cuerpo (P. Ej. ojos, oídos, piernas, cerebro,
etc.) y también a las funciones que realizamos habitualmente los seres
humanos como seres vivos (por ejemplo, desplazarse, ver, comunicarse, etc.)
Como podemos observar, el término es semánticamente correcto en la lengua
castellana y recoge todos los conceptos que queremos expresar, a excepción
de la discriminación. No obstante, la tradicional vinculación entre la diversidad
humana y la discriminación social, hace que no resulte necesaria la inclusión
de este aspecto en la definición del término, ya que luchamos por que llegue un
tiempo en el que la discriminación desaparezca y la diversidad funcional sea
aceptada como una riqueza más dentro de la diversidad de la especie humana.
Se podría argumentar, como hace Carlos Egea7, al respecto del orden en que
deberían aparecer los términos diversidad y funcional.
“En lo que ya no estoy tan de acuerdo es en el orden en que se utilizan
los dos siguientes términos: "diversidad" y "funcional". Está claro que los
promotores del uso de esta terminología querían resaltar el hecho de
que existen mujeres y hombres que "funcionan" (actúan, realizan
actividades, interactúan, se relacionan, etc.) de manera "diversa"
(distinta, diferente, de otra manera, etc.). En el fondo de la idea estoy
absolutamente de acuerdo: hay un grupo de mujeres y hombres en esta
sociedad que tienen un funcionamiento distinto. O, hilando más fino,
todos, absolutamente todos, funcionamos de forma distinta.
El problema es que nos hemos olvidado de la lección de gramática sobre
los nombres (o sujetos) y los adjetivos (o calificadores). En el término
que se intenta implantar "diversidad" es el nombre que expresa, como
6 Diccionario de La Lengua Española. Vigésima segunda edición. www.rae.es
7Mensaje nº 12.400 dell Foro de Vida Independiente.
http://es.groups.yahoo.com/group/vidaindependiente/message/12400
7
nos recuerda el Diccionario de la Real Academia, la variedad,
desemejanza o diferencia. Y la palabra "funcional" es el adjetivo que,
para lo que nos interesa, expresa (también según el DRAE) la
pertenencia o relación con las funciones biológicas o psíquicas.
Es decir, en la aplicación de "persona con diversidad funcional" estamos
expresando que lo sustantivo se encuentra en la distinción que se aplica
a las funciones biológicas o físicas. Casi parece que estemos tirando
piedras a nuestro propio tejado.
Pero si le damos la vuelta (yo ya he utilizado en algún mensaje esa
vuelta) a los términos estaremos atinando más en la intención del
cambio propuesto. Si hablamos de "mujeres y hombres con
funcionalidad diversa" (parece lo mismo pero cambia lo sustantivo y lo
adjetivo) estamos poniendo el acento en que lo sustantivo es el
funcionamiento (funcionalidad sería el nombre que expresa la cualidad
de lo relativo a las funciones biológicas o psíquicas) y lo adjetivo es lo
diverso (expresando la distinta naturaleza o forma de la funcionalidad
que adjetiva).”
No obstante, nosotros, aceptando como plenamente válidas sus razones,
disentimos de este reconocido experto por tres motivos fundamentales:
· Sí queremos resaltar nuestra diferencia, porque es una realidad
inherente en nuestras vidas, estamos orgullosos de ella y encontramos
la plena dignidad en esa diferencia, que no negamos.
· A la hora de acuñar un nuevo término, su facilidad de pronunciación y la
velocidad de asimilación son muy relevantes. A nuestro entender,
“mujeres y hombres con funcionalidad diversa”, es mucho más complejo
de pronunciar que “mujeres y hombres con diversidad funcional” y, por lo
tanto, será más difícil y lento de asimilar.
· Además, hay que considerar la posibilidad de intercambiarlo con el
término anterior: “discapacidad”. Por ejemplo, el intercambio con
“diversidad funcional” es directo: “Mujeres y hombres con discapacidad”
-> Mujeres y hombres con diversidad funcional”, “Políticas sobre
discapacidad” -> “Políticas sobre diversidad funcional”, “Mujeres y
hombres con discapacidad intelectual” -> “Mujeres y hombres con
diversidad funcional intelectual”, etc.
Sin embargo la sustitución por “funcionalidad diversa” parece menos
intuitiva: “Mujeres y hombres con discapacidad” -> Mujeres y hombres
con funcionalidad diversa”, “Políticas sobre discapacidad” -> “Políticas
sobre funcionalidad diversa”, “Persona con discapacidad intelectual” ->
“Mujeres y hombres con funcionalidad diversa intelectual”
La diversidad en la diversidad
Tal como se ha escrito en varias ocasiones en este texto, a la hora de
contemplar la diversidad de género dentro del colectivo, debemos escribir
mujeres y hombres con diversidad funcional o bien hombres y mujeres con
diversidad funcional.
8
Desde el Foro de Vida Independiente entendemos que lo que une al colectivo
no es su diversidad interna, sino la discriminación social que sufren todos los
días los hombres y mujeres con diversidad funcional.
No obstante, entendemos que las soluciones para erradicar esa discriminación
tienen que atender a la diversidad específica de grupos de individuos que
podemos agrupar y denominar como personas con: diversidad funcional física,
diversidad funcional visual, diversidad funcional auditiva, diversidad funcional
mental, diversidad funcional intelectual, diversidad funcional orgánica, etc.
A la hora de atender a la diversidad lingüística de nuestro estado podríamos
acuñar términos como “diversitat funcional" en catalán, “diversidade funcional”
en gallego y “funtzionaltasun aniztasuna” en vasco.
Atravesando nuestras fronteras y aprovechando los conocimientos de idiomas
de los autores con ánimo de proponer y no de imponer, tal como hemos hecho
a lo largo de todo el documento, nos atrevemos a presentar “functional
diversity” en inglés, “diversité fonctionnelle” en francés y “diversità funzionale”
en italiano.
Conclusión
A lo largo de este artículo hemos identificado tres elementos que definen como
diferentes a los miembros de un colectivo que lucha por sus derechos:
· Cuerpos que tienen órganos, partes del cuerpo o su totalidad que
funcionan de otra manera porque son internamente diferentes.
· Mujeres y hombres que por motivos de la diferencia de funcionamiento
de su cuerpo realizan las tareas habituales, (desplazarse, leer, agarrar,
vestirse, ir al baño, comunicarse, etc.) de manera diferente. (Podríamos
decir, mujeres y hombres que funcionan de otra manera)
· Colectivo discriminado por cualquiera de las dos razones arriba
expuestas
La manera en la que desde el Foro de Vida Independiente proponemos
denominar a ese colectivo, al que pertenecemos, es mujeres y hombres con
diversidad funcional, ya que entendemos que es la primera denominación de
la historia en la que no se da un carácter negativo ni médico a la visión de una
realidad humana, y se pone énfasis en su diferencia o diversidad, valores que

enriquecen al mundo en que vivimos.


17 comentarios:

  1. Creiem que el fet de utilitzar un nou terme com és el de "mujeres y hombres con diversidad funcional", és molt positiu, perquè no utilitza cap discriminció a aquest col·lectiu.

    Leticia i Jesica.

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  2. Pensem que el concepte en que es denomini una persona es important. Sempre s'han utilitzat paraules despectives per referirnos als homes i dones amb diversitat funcional, es la societat separatista la que ha provocat aquest fet.

    Amanda i Enric R.

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  3. Hoy en día mujeres y hombres sufren algún tipo de discapacidad o bien sea física o psíquica y que las personas hoy en dia tenemos que intentar facilitar un mundo más fácil para que ellos puedan sentirse más agusto y no puedan volver a encontrarse en el camino algún tipo de barrera que les pueda imposibilitar su bienestar social.

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  4. Estamos de acuerdo con el foro de vida independiente y con este artículo "Diversidad funcional,nuevo término para la lucha por la dignidad en la diversidad del ser humano".Ya que este colectivo siempre ha sido denominado de una manera despectiva, y con esta nueva terminologia "mujeres y hombres con diversidad funcional" se les tratara con mas respeto a la hora de referirse a ellos.

    Ester y miriam

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  5. L'Anna i La Maria pensem que és veritat que sempre s'han utilitzat mots que descriminen a les persones amb problemes físics o psíquics. És per això, que és important que es canvïn aquest terme per un altre que s'ajusti més a la seva realitat.

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  6. Com podríem resoldre el problema d'ús que comporta el terme? Durant el debat vam veure que si empravem el terme en substitució de "discapacitats" acabàvem restringint el seu ús a un col·lectiu la diversitat funcional del qual és idèntica a la continguda pel terme "discapacitat". El text, però, intentava fer ènfasi en la idea que totes i tots som diversos funcionalment, per tant restringir-ne l'ús a una determinada població no seria una mica contradictori? De fet, dir "deversitat funcional intel·lectual", què vol dir? No en som tots de diversos funcionalment en l'apecte intel·lectual/cognoscitiu? Em sembla estar davant d'un perill conegut per la història: la genealigia de l'eufemisme, o sigui, com determinats termes que pretenen defugir de connotacions discriminadores acaben adoptant idèntic sentit pejoratiu amb el temps. D'idiota a subnormals, de subnormal a mongòlic, de mongòlic a retardat, de retardat a discapacitat intel·lectual, de discapacitat intel·lectual a diversitat funcional intel·lectual... no serà que el problema és, d'una banda, la mentalitat, i, de l'altra, la tendència a buscar termes específics per aquelles diferències que la normalitat jutja com a perturbadores?
    Ho deixo aquí, espero contribuir a la controvèrsia, però sobretot a trobar una manera de parlar que sigui veritablement inclusiva.

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  7. Aquest nou terme crec que és força convincent i que amb aquest joc de paraules engloba millor qualsevol dels col·lectius

    Joan Nicolàs

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  8. Entiendo la demanda de la nueva terminología ya que la actual semánticamente de por si es discriminatoria. Pero al igual que en clase opiné que la introducción del nuevo termino será más realizable o asumible en los medios de comunicacion y administrativos que en la población, cuando este logre "normalizarse" adoptará las mismas connotaciones negativas que antiguo termino.
    Por ejemplo, la palabra "negro" semanticamente, en cambio, no es ofensiva únicamente determina un color pero no uno cualquiera sino el de aquellos que son diferentes a la mayoria de la población o más concretamente a aquellos que sustentan el poder. Así que con el fin de no "ofenderles" les denominamos "de color". Evitamos la palabra que les describe como distintos como una muestra de un falso respeto pero lo que en realidad escondemos es la lastima que nos dan.
    Por lo tanto, el uso de las palabras no es inocente todas ellas tienen una importante carga subjetiva y un significado implicito compartido por la sociedad. Así que en parte veo "inutil" la lucha del Foro de vida independiente respecto a este tema. Como denominaremos a los hombres y mujeres con diversidad funcional cuando dicha palabra deje de ser neutra?

    Farah

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  9. Uf! Primero decir que la palabra al no ser excluyente, hace todo lo contrario incluirnos a TODOS en el mismo saco: PERSONAS, no da referencias de nada, ni buenas ni malas. Para mi, va mucho mas allá a la pura semántica, creo que intentan dar una vuelta de tuerca mas, no solo para cambiar un nombre (independientemente que pueda evolucionar o no en el futuro), sino para cambiar toda una mentalidad y los prejuicios que les acompañan. Este objetivo se be muy claro en la anécdota que nos explico Nuria de su hijo recordáis: "¿mama que es un niño especial? por qué para el, era uno mas de clase y no tenia nada raro, no tiene unos estándares interiorizados, no tiene ningún prejuicio).
    Como ya dije en clase para mi el objetivo no es "ayudarles" por su condición (por que como tambien muy acertadamente apuntaron que a lo mejor, no necesitan mas ayuda que cualquiera de nosotros), sino intentar que la integración sea plena y real, con convicción. Que su dignidad como personas no se vea afectada en ningún aspecto de su vida.

    Creo que una buena analogía seria: ¿José o Pepe? no es lo mismo...

    Sagrario

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  10. He hablado con una directora del centro de educacion especial de Horta, y le he planteado que pensaba ella de llamar, a sus niños, como asi les llama ella, cuando la edad media de los usuarios, comprendre entre los 30-60 años,PARA ELLA SON NIÑOS, debido que su diversidad funcional les impide a la mayoria una autonomia fisica. Le pregunte, Ana, que piensas sobre el concepto diversidad funcional?Se quedo, treinta segundos pensativa,(pense, estara interiorizando), pero me respondio, es un concepto que engobla a todos, pero no dice nada, debido que omite una vez mas una realidad aplastante, y no es la de menospreciar o catalogar a las personas,es un lavado de cara, que hace creer aparentemente un cambio, PUEDE SER UN INICIO,dije., El inicio no se cambia por el nombre, se cambia desde el corazon, desde el sentimient real y puro sentimiento de la ayuda, pero todo es
    empezar...

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  11. Amén de considerar que el lenguaje empleado por el autor del artículo es sumamente farragoso, suscribo íntegramente el mensaje que quiere transmitir este artículo. Que a un grupo de personas se les llame discapacitados o, simplemente, que tienen una diversidad funcional no deja de ser un trato discriminatorio para ellas si el rasero que se utiliza para aceptar a una persona como normal de otra considerada “anormal” (por ser contraria a la norma establecida) es el punto de vista médico. Discapacitado, en términos estrictos, significa no estar capacitado. Pero, ¿quién decide quién está capacitado o no?. Si la respuesta la tenemos que dar dese el punto estrictamente físico, discapacitados serán todos aquellos que tengan algún defecto físico o psíquico, congénito o no. Ahora bien, si el resultado lo buscamos desde el punto de vista social, familiar, laboral, etc., el término discapacitado adquiere otro sentido o matiz pues la pregunta que deberíamos formularnos entonces no es la de quién decide quién está capacitado sino la de ¿estamos capacitados realmente para afrontar un determinado reto?. Es decir, la respuesta al problema no está en dar un trato diferenciador a las personas que tienen limitaciones físicas o psíquicas sino simplemente saber si pueden afrontar o no los problemas cotidianos (y no tan cotidianos) o si pueden desenvolverse libremente en la sociedad como cualquier otra persona siendo unos buenos padres, unos trabajadores eficientes o, simplemente, unas personas responsables. Esto es lo que verdaderamente importa y no que se pretenda regular la integración en la sociedad de personas “a-normales” con términos como discapacitados que lo único que hacen es precisamente desintegrarlos de esa sociedad.
    Nuria Rodero

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  12. ¿Qué sociedad defendemos, a cuál debemos remitirnos, cuando hablamos de integración social? ¿Podemos traducir integración por normalización?

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  13. Integrarse para unos puede significar vencer tus "anormalidades" o incluso esconderlas para ser aceptado por una sociedad que mira con lupa a sus integrantes. Una sociedad que no admite una verdadera diversidad sino que clasifica en función de "capaces" o menos "capaces", "aptos" o no "aptos" respecto a un ideal inventado de normal o perfección.
    El verdadero significado de integración debe ser fomentar aquellas habilidades que la persona tiene de por si y que la interconectan con otras. Fomentar y potenciar su autonomia, su autoconcepto de si misma, etc. No por lo contrario intentar cambiar a la persona por otra cosa ya que la sociedad la ve como un ser "patológico".

    Farah

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  14. ¿Pero cómo hacerse con nuevos referentes en una sociedad donde las capacidades son pensadas desde universales que impregnan instituciones, escuelas y, sobre todo, pensamientos? ¿De dónde partir para generar grietas en nuestro capital cultural? ¿Se podría hablar de "relaciones auténticas" donde lo significativo es el resultado únicamente de lo que va cobrando sentido en relaciones horizonales? ¿Es posible hablar de relaciones auténticas y con sentido en relaciones asimétricas como las que caracterizan los binomios asistente/asistido, médico/paciente, etc.?
    ¿Toda técnica es, al menos parcialmente, un modo de deshumanización?

    ResponderEliminar
  15. Lo bonito de la diversidad, es que no niega la diferencia. Lo "diferente", lo "normal", lo "especial", lo "anormal" como queramos llamarlo y catalogarlo, según cada época y cada momento, también tiene cabida dentro de este termino, por esos es tan ambicioso. Todo tiene su lugar dentro del todo, forma parte de el, no está al margen por su diferencia, de hecho es imprescindible lo diferente para que sea realmente diverso.

    Sagrario

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  16. Respondiendo al comentario de Enric:
    Actualmente los referentes que impregnan nuestro patrimonio cultural a lo que la diversidad funcional se refiere es la medicina y la psicología principalmente catalogando a dichos individuos como enfermos susceptibles a ser tratados, internados…
    Pero en cambio no se promueven desde otras disciplinas, como podrían ser la sociología o la antropología, la visión del ser humano como un individuo dotado de multitud de capacidades (emocionales, físicas, psíquicas…) las cuales no tienen un orden jerárquico, no hay unas más importantes que otras, todas forman nuestro ser, lo que somos y nos permiten realizar lo que pretendemos, es decir, nuestra autorealización (ya sea por nosotros mismos o con ayuda de otro).
    Para generar grietas en dicho patrimonio cultural deberíamos partir de crear una conciencia social colectiva. Históricamente toda reforma ha partido de la base de contar con una fuerza de cohesión que la sustentara. Sería útil contar con una revolución teórica que impulsara la causa y promoviera otro tipo de reformas (políticas, institucionales, culturales…).
    Por otra parte, en respuesta a la pregunta ¿Se podría hablar de "relaciones auténticas" donde lo significativo es el resultado únicamente de lo que va cobrando sentido en relaciones horizonales?
    A primeras, me cuestiono si realmente existen relaciones horizontales. En sociedad, adquirimos un rol que nos hace diferentes al resto y nos dota de cierto poder, nos situamos en un peldaño a veces superior a los demás. También a nivel relacional, por ejemplo, conocemos gente con carácter más extrovertido y otras con carácter más introvertido donde entra en juego dominado/dominante, activo/pasivo etc. Pero no por ello la relación deja de ser auténtica si hay una aceptación del rol y hay ausencia de conflicto.
    “¿Toda técnica es, al menos parcialmente, un modo de deshumanización?”
    Toda aplicación de la ciencia requiere en cierta manera un grado de deshumanización, es decir, un cierto distanciamiento del objeto de estudio que a priori no es negativo pero en exceso se tiende a convertir al hombre en “cosa” y por consiguiente se pierde como referente el conjunto de valores éticos inherentes en él.
    Farah

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  17. No estoy seguro sobre si la sociología o la antropología ofrecen verdaderas alternativas al ser del ser humano. Quizá deberíamos hablar de corrientes de pensamiento, porque todas las disciplinas, por mucho que intenten defender su independencia, estan atravesadas por la mentalidad de una época. En este sentido, el positivismo, el funcionalismo, estructural-funcionalismo, conductismo. etc. serían visiones que, independientemente de la disciplina, podríamos considerar que acompañarían los procesos de homogeneización, asimetría, normalización, de los que desamos huír. En cambio el estructuralismo y el post-estructuralismo sí han aportado otras miradas sobre lo social que han sacudido fuertemente toda suerte de "ciencia" social.
    Por otro lado yo distinguiría la horizontalidad que se ve alterada por vicisitudes concretas del carácter, a la asimetría inherente a las formas de dominación. Y es en este sentido que me preguntaba, en alusión a tu concepción de la integración (penúltimo comentario tuyo), si es posible dialogar sin situarse del lado del saber, esto es, abandonar la idea que unos deben ser ayudados por los que saben, como si estos últimos fueran los garantes de una sociedad integrada.
    Y, para acabar, en relación con el último párrafo -último comentario-, mi pregunta es: ¿es posible construir un saber basado en la ignorancia (ignorancia docta), tal que evite toda cosificación al tiempo que se haga sensible a la singularidad de cada uno/a?

    Bueno, tengo hambre, me voy a comer, antes que el blog me coma a mí.

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